
Por Jean Carlos Camacho
jcamacho755@unab.edu.co
La microcefalia es una afección en la que la cabeza del recién nacido es más pequeña de lo esperado. Normalmente durante el embarazo, la cabeza aumenta de tamaño porque el cerebro crece, pero en el caso de la microcefalia, el cerebro del bebé no se desarrolla lo suficiente, por ende, la cabeza es más pequeña. Contraer el virus del Zika antes del nacimiento aumenta el riesgo de que un niño nazca con este problema, aunque en todos los casos no es así.
Este aparece en zonas con climas tropicales gracias a la trasmisión del mosquito Aedes Aegypti, según el Instituto Nacional de Salud (INS), puede causar elevación de la temperatura corporal, ojos rojos sin secreción ni picazón, erupción en la piel con puntos blancos o rojos, dolores esporádicos en las articulaciones musculares, de cabeza y de espalda, y posibles afectaciones neurológicas e inmunológicas o congénitas, en pocos casos.
El INS a través del Sistema de Vigilancia en Salud Pública (Sivigila), durante el periodo epidemiológico III del presente año, notificó 122 casos de personas infectadas con el virus en el país.
Uno de los menores que nació con microcefalia es Jesús Andrés Sánchez Rozo, de tres años de edad. A su mamá Andrea Katherine Rozo Durán, desde que tenía cuatro meses de gestación, se lo diagnosticaron.
La ama de casa cuenta que se le hinchó el cuerpo a causa de la picadura del mosquito, y a raíz de eso, estuvo internada durante una semana en el Hospital Local del Norte, en donde los exámenes sobre el estado de salud del bebé, arrojaron que se le iba a desarrollar microcefalia, pero a esta joven de 25 años, de estrato 1 y residente del barrio Regaderos, nunca le informaron cómo iba a nacer su hijo, ni le brindaron información sobre lo que esto significaba.
Jesús Andrés no habla, pero le dieron esperanza de que al cumplir cinco años lo haga. En sus primeros meses de vida convulsionaba, además, no se logra estabilizar para caminar. Tiene la garganta reducida y por ende, puede ahogarse al comer. Aunque el desarrollo de su cuerpo es anormal, su evolución se analiza. “Por el momento hay que tenerle paciencia y la atención hacia él es doble”, comenta Rozo Durán, que lo quiere inscribir en un jardín infantil en donde pueda desenvolverse y sea él mismo, además, que el trato sea igual para todos y no lo discriminen, ‘‘que no lo miren como un bicho raro’’, añade.
Este menor actualmente recibe atención en el centro de salud (IPC) del barrio La Juventud. Lo examinan pediatras a través de tomografías computarizadas, para cerciorarse de que todo esté en orden.
‘‘Desde mi punto de vista, lo veo bien, porque a pesar de no hablar, entiende todas las indicaciones que le doy, también es un niño muy hiperactivo, pero me hace caso en todo’’, cuenta la mamá.
Traspasando fronteras

Eloisa Reyes Corzo y su hijo Pedro Emiliano Pinto Reyes / FOTO SUMINISTRADA
Otro de los menores que fue afectado en gestación es Pedro Emiliano Pinto Reyes, hijo de Eloisa Reyes Corzo y Pedro Nel Pinto Vargas, fisioterapeuta y docente, respectivamente.
Cuando Reyes Corzo tenía cinco meses y medio de embarazo, le detectaron el virus por medio de una ecografía la cual evidenció que el pequeño tenía calcificaciones a nivel cortical en el cerebro.
El niño nació por cesárea en la semana 38 para evitar complicaciones y lo llevaron a la Unidad de Cuidados Intensivos, UCI; allí estuvo una semana sometido a evaluaciones médicas. Por fortuna todo salió bien y este menor pudo ir a casa.
Al transcurrir mes y medio empezaron las complicaciones, los médicos únicamente dijeron que había que esperar e iniciar con terapias que consistían en neurodesarrollo, es decir, física ocupacional y fonoaudiología.
El crecimiento y desarrollo del pequeño es lento, no hace ninguna etapa del control motor, movilidad, estabilidad, movilidad controlada ni destreza. El pasado viernes 24 de mayo, viajaron a la ciudad de Cuenca, Ecuador, donde accedieron a un tratamiento de células regenerativas que tiene un costo aproximado de 9 millones de pesos cada sesión. En total son cinco y se realizan una cada mes.
La financiación de este tratamiento se logró mediante un video que realizaron y difundieron a través de redes sociales, desde ese entonces, empezaron a organizar eventos para recoger los fondos necesarios.
‘‘Este tratamiento puede ayudar a mi hijo a tener avances en muchas cosas, como el sentarse, el poder comer bien y controlar su cabeza, pero no sabemos si eso suceda, todo es un riesgo’’, comenta Reyes Corzo.
El diagnóstico
El médico Ricardo Meza Agudelo explica cómo es el proceso para diagnosticar a un niño con microcefalia: ‘‘Los síntomas de los pacientes son inespecíficos, la mayoría de los estudios toman a las mujeres que están en la primera mitad del embarazo y si tuvieron fiebre, escalofríos, sarpullidos e infección conjuntival, compatibles para Zika. Luego a ese grupo se les hace las pruebas específicas para establecer el virus, hay pruebas serológicas y pruebas en orina PCR, que se demoran más pero son las más específicas. Si se confirma la infección con este virus, no quiere decir que el menor vaya a nacer con afectaciones, no en todos los casos sucede’’.
La mayoría se detectan por ecografía, entonces, durante el control prenatal, se hace un seguimiento ecográfico y se toman las medidas como la circunferencia encefálica, que es el diámetro del cráneo, si en el bebé es más reducido, se establece que está microcefálico.
Al indagar con las mamás sobre si los han padecido, aseguran que sí, pero añaden que creen que es gripa, se quedan en la casa y no van al médico o no lo comentan en sus controles.

Tienen la opción de interrumpir el embarazo
A estas madres se les debe explicar las condiciones médicas en las que se encuentra el bebé, y se les da la opción de la interrupción voluntaria del embarazo. Es la mamá la que decide si quiere continuar con el proceso de gestación o no; si ella decide interrumpirlo, la Sentencia C-355 de 2006 por la Corte Constitucional colombiana la respalda, ya que en esta se estipula que es un derecho fundamental de las niñas y mujeres en tres circunstancias:
1. Cuando la continuación del embarazo constituya peligro para la vida o la salud de la mujer, certificada por un médico.
2. Cuando exista grave malformación del feto que haga inviable su vida, certificada por un médico.
3. Cuándo el embarazo sea el resultado de una conducta, debida- mente denunciada, constitutiva de acceso carnal o acto sexual sin consentimiento, abusivo o de inseminación artificial o transferencia de óvulo fecundado no consentidas, o de incesto.
Si la madre quiere continuar con el embarazo, se sigue el proceso normal, nace el bebé, pero la mayoría llegan al mundo con limitaciones, gran parte sufren complicaciones antes de los dos años, pues son pacientes que se enferman gravemente, algunos incluso pueden morir en su etapa neonatal, es decir, en los primeros días de vida.
La ruta de atención es sencilla, la mamá tiene que asistir al control prenatal y dentro de este control se les ofrece una asesoría en donde se le explica todo lo que va a suceder con su hijo y se le debe hacer un acompañamiento médico.