La ley 1618 del 2013 ordena a las entidades nacionales, departamentales, distritales y municipales la inclusión real y efectiva de las personas con discapacidad, asegurando que todas las políticas, planes y programas, garanticen el ejercicio total y efectivo de sus derechos de manera inclusiva. Además, el artículo 67 de la Constitución Política de Colombia reconoce la educación como un derecho; por lo tanto, es obligación del Estado avalar un año de preescolar y nueve de básica de manera gratuita en sus instituciones.
En concordancia, la ley 1421 de 2017 indica que se debe respaldar el ingreso al sistema educativo de personas con discapacidad, en condiciones de accesibilidad, adaptabilidad, flexibilidad y equidad con los demás estudiantes y sin discriminación alguna.
Según Alberto Rafael Polo, director de la Asociación Santandereana de Sordos (Asorsan), en el departamento existen tres instituciones oficiales que brindan servicios formativos a esta población.
La Escuela Normal Superior de Bucaramanga es una de las instituciones oficiales que ofrecen educación para personas con discapacidad auditiva. En primaria cuenta con el aula multigrado, cuyo objetivo es generar entornos lingüísticos para la apropiación de la Lengua de Señas Colombiana (LSC) desde temprana edad.
También lo hace el Instituto Educativo Camacho Carreño, y en el área metropolitana, el Colegio José Elías Puyana (Floridablanca) ofrece bachillerato semestralizado los sábados.
En Floridablanca, el colegio José Elías Puyana ofrece bachillerato semestralizado los sábados.
“La capital santandereana cuenta con la única aula para sordos de básica primaria y preescolar, el salón multigrado”, afirma Polo. Pero, añade que, en Santander desde enero del 2018 hasta hoy, no se han realizado estos contratos. Manifiesta que “la Gobernación de Santander no ha cumplido con la ley de garantizar la inclusión educativa de los sordos en los diferentes municipios del departamento”. Asimismo, argumenta que hacen falta campañas que les permitan a los padres conocer las instituciones que prestan estos servicios.
En la escuela

Myriam Lolita Santos Espinoza es la maestra titular del aula multigrado de preescolar y básica primaria de la Escuela Normal Superior. “En este grupo tenemos seis niños de preescolar, tres en primero, seis en segundo y nueve en tercero”. Cuenta que el proceso en el aula termina en cuarto grado, de quinto en adelante los estudiantes comparten salón con oyentes y son asistidos con servicio de interpretación. El salón se encuentra dividido en tres sectores, al costado izquierdo preescolar, al fondo primero y adelante segundo y tercero.
“Creo que el 99 % de los niños son hijos de oyentes”, manifiesta Santos. Po esto, es necesario crear entornos lingüísticos, en especial para preescolar, que les permita adquirir la Lengua de Señas Colombiana de forma natural, pues llegan sin saber cómo comunicarse. Para los más estudiantes, estos procesos están apoyados por diferentes recursos didácticos, entre ellos la narración de cuentos.
Sin embargo, cada nivel recibe formación según el plan de estudios que envía el Ministerio de Educación, ya que deben desarrollar las mismas competencias que los niños oyentes de acuerdo al grado que cursen. “Lo que se hace es flexibilizar, hay que desmenuzarles, hay muchos conceptos que no manejan porque en la casa no les hablan y no conocen ciertas cosas, algunas elementales”, cuenta la maestra.
Todos ven el mismo tema, pero en cada nivel la complejidad aumenta, “por ejemplo, el tiempo y las medidas. En preescolar trabajan el calendario dentro de la rutina diaria para conocer los meses del año y los días de la semana, así se ubican en el tiempo ¿Qué hice ayer? ¿Qué haré mañana? En segundo y tercero manejan medidas de tiempo, longitud y capacidad, entonces inician conociendo el reloj ¿Cuántas horas tiene el día? ¿Cuántas horas hay en una semana?”, relata Santos Espinoza.
El aula multigrado tiene una ubicación especial para los estudiantes en cada sector. Se sitúan en ‘u’ pues la lengua de señas es visogestual. Esta distribución facilita la apropiación de las señas, la comunicación entre ellos y la participación en clase.
Aprender de los más grandes
“Si el niño no aprende su primera lengua no puede desarrollar pensamiento. Tiene que adquirirla y fortalecerla en el intercambio cultural con los modelos lingüísticos”, manifiesta la profesora Santos Espinoza. Por ello, los establecimientos educativos estatales que ofrezcan servicio de educación básica primaria para sordos deben cumplir con los requisitos que se estipulan en la Resolución 1515 del 2000 artículo 1 como el apoyo de modelos lingüísticos en el aula. Estos, son adultos sordos hablantes naturales de la lengua certificados por el Instituto Nacional para Sordos (Insor).
El aula multigrado cuenta con tres modelos lingüísticos, entre estos, Laura Amparo Sánchez, quien lleva 21 años realizando esta labor. Nació con discapacidad auditiva, desde 1977 recibió terapias para aprender a hablar y leer los labios además de cursar la básica primaria en Centrabilitar, el instituto encargado de estos procesos en esa época. Actualmente, el establecimiento es sede del colegio Camacho Carreño, pero, para Alberto Polo, director de Asorsan, la unión de estas entidades significó el cierre de Centrabilitar. “Una tristeza muy grande para la comunidad sorda del área metropolitana, aunque en sus inicios funcionaba como un centro de rehabilitación, servía como un colegio porque ofrecía servicios educativos en todos los niveles, allí se formaron los mejores líderes. Siempre soñamos con un colegio solo para sordos”, cuenta.
Sánchez realizó el bachillerato en el colegio Sagrado Corazón de María, del que se graduó en 1996. En 2009 llegó a la Escuela Normal Superior a trabajar como modelo lingüístico, al tiempo, inició su formación como normalista superior de la que se graduó en 2012. En el aula “multigrado” es la encargada de apoyar los procesos de aprendizaje de niños de segundo y tercero en diferentes áreas.
Por ejemplo, en ciencias utiliza del proyector para trabajar con los niños las funciones del sistema digestivo, respiratorio y excretor. En sociales: el clima, la temperatura y la ubicación espacial. En matemáticas: sumas, restas, multiplicaciones y ubicación de los números.
El Programa de Formación Complementaria (PFC) de la Escuela Normal cuenta con Amparo Sánchez como maestra de LSC para maestros en formación. Dicta cuatro niveles básicos a lo largo del plan de estudios, aunque expresa que es poco tiempo para que logren dominar la lengua sí les permite conocerla, de manera que logran entenderla y comunicarse con ellos.
Por María Paula Rincón M.
mrincon673@unab.edu.co