«Estando ahí, bajo el sol de Cúcuta, en la trocha de una zona rural y siendo picado por mosquitos, es cuando uno siente en carne propia la incomodidad y la angustia. Es allí donde uno dice: ¡mierda! estamos jugando a interpretar lo que viven todos los días miles de inmigrantes venezolanos”, asegura Raúl Gutiérrez, director de la miniserie «Imigrantes, vidas cruzadas”.

Con el objetivo de sensibilizar a la población colombiana sobre la situación que viven los venezolanos al cruzar la frontera a pie, Raúl Gutiérrez y el productor Javier Ramírez, iniciaron desde septiembre de 2018 un proyecto audiovisual que se estrenará el 19 de marzo en el canal Televisión Regional del Oriente (TRO), se trata de la serie de ocho capítulos, cada uno de media hora, llamada “Inmigrantes, vidas cruzadas”.

Esta producción cuenta la historia de un grupo de personas que tienen que huir del vecino país y cruzar la frontera. En ese trayecto deben superar obstáculos y conflictos, con contrabandistas, traficantes, guerrillas y, asimismo, a la guardia bolivariana.

Luces, cámara, ¡acción!
La historia ya estaba escrita, existían unos guiones cuando Raúl Gutiérrez llega a asumir la dirección; no obstante, junto al productor inician un proceso de lectura y reescritura de los capítulos. “Continuamos con la fase de casting que se tenía adelantada, empezamos a enfrentarnos con temas como el acento, con la selección de quiénes son venezolanos y quiénes colombianos. Algunos actores tenían más experiencia que otros, pero todos estaban dispuestos a colaborar”, afirma el realizador audiovisual.

Acomodar las fichas que estaban disponibles para el juego, de eso se trataba, saber aprovechar y administrar los pocos recursos con los que contaba este proyecto regional, por eso, en esta serie hay actores profesionales, algunos naturales y, asimismo, en algunas escenas los espectadores podrán observar a inmigrantes reales. La preproducción de “Inmigrantes, vidas cruzadas” fue en octubre, y al mes siguiente se realizó el rodaje, fase que se desarrolló durante 27 días en Cúcuta y sus alrededores, ya que gran parte de las escenas son en zona rural y algunas en el páramo de Berlín.

Para el bumangués aún están lejos de retratar una realidad tan cruda como la que viven miles de inmigrantes, por eso, al ser consciente de que hay un público potencial -los venezolanos residentes en Colombia- que puede ver la serie, aclara que es solo una interpretación producida, precisamente, por personas que no han vivido esa situación pero que buscan llegar al corazón delos colombianos, sensibilizarlos, y que sean muchos más los ciudadanos que decidan brindar una mano amiga a las más de 1’174.743 personas venezolanas que según el último comunicado de Migración Colombia residen en el país, quienes quizá, han llegado cruzando cientos de kilómetros a pie.

De izquierda a derecha, Weimar Delgado, Raúl Guitiérrez, Elkin Díaz. / FOTO SUMINISTRADA

Más que un trabajo
Uno de los personajes principales es Aurora Fuentes, papel que interpreta la actriz venezolana Sheila Monterola. La vida de esta mujer exempleada doméstica da un giro cuando su hijo se ve involucrado en un problema del que no es culpable, razón por la que son secuestrados por su expatrón, el coronel Monsalve, interpretado por el actor Elkin Díaz. No obstante, logran escapar y es allí cuando inicia la travesía de los personajes.

Con la voz entrecortada y a punto, quizá, de llorar, Sheila Monterola admite que “fue muy gratificante ser parte de esta historia, conocer gente tan talentosa. Como persona y venezolana crecí mucho, fue extremadamente duro y difícil para mí haberme cruzado con inmigrantes de verdad, hermanos que dejaron su país, su casa, su familia y se lanzaron a un camino incierto, cruzando una frontera con sus bebés a cuestas, gente enferma, inválida, huyendo aterrada del país que los vio crecer”.

Pero no solo para ella fue importante y difícil estar en medio de las largas caminatas que emprenden estas personas que van en busca de una mejor calidad de vida. Para el bumangués Raúl Gutiérrez, director de la serie, el hecho de conocer más la situación de los inmigrantes, empaparse del tema y ponerse en los zapatos del otro, aunque solo fuesen por unas horas, fue aportar un granito de arena. Razón por la que invita a los colombianos a despertar y darse cuenta de que es la hora de empezar a hacer algo diferente, ayudar a buscar soluciones como ciudadanos.

“Uno como director se concentra en cómo contar la historia, pero yendo más allá y estando parado en medio del set, en una jornada de grabación de 12 horas, bajo el sol y en lugar poco conocido, uno verdaderamente se da cuenta de lo que viven estas personas. Aunque en nuestro caso eso era solo un momento, porque a las horas ya nos íbamos para el hotel, mientras los venezolanos tenían que seguir caminando”, añadió Raúl Gutiérrez.

Por Danyth Fandiño L.
dfanino664@unab.edu.co

Universidad Autónoma de Bucaramanga