En la carrera 30 con calle 17 del barrio San Alonso, en Bucaramanga, en una casa de dos pisos con reja y paredes blancas, y baldosa color café, junto a un viejo y pequeño puesto de barbería, estaba como de costumbre un hombre con camisa blanca y pantalón de vestir negro observando pasar los carros y transeúntes mientras atendía su trabajo.
Este hombre es José Expedito Santos Peña, desconocido para muchos y en especial por las nuevas generaciones, (como la mayoría de músicos de antaño), pero empírico en el oficio de la música y la barbería, entre otros.
Don José Santos, como lo conocen en el sector, nació en 1930 en una familia campesina, en el municipio de Los Santos, Santander, donde creció adelantando labores propias del campo.
Con la influencia de su padre José Santos Jerez, quien también era músico de vereda, tuvo fijación por un instrumento en especial, el tiple, con el que pasaba sus tiempos libres practicando.
“La música me gustó desde niño. Mi papá era un músico de vereda, él tenía su tiple con el que tocaba en cualquier fiesta que hacían en el pueblo o el campo. Entonces en los ratos que mi papá se iba a trabajar con mi hermano y los obreros, llevaba el instrumento y me ponía a practicar”.
El tiple es un instrumento autóctono, el cual tiene doce cuerdas, ordenadas en grupos de tres. Tiene mención desde los siglos XVII y XVIII en textos españoles y es utilizado usualmente como acompañamiento en ritmos típicos como el bambuco, pasillo y la trova antioqueña.
Don José recuerda que durante sus años de escuela, cuando tenía 13 años, su profesora notó el gusto que tenía por la música, y lo animó a que fuera el encargado de tocar en las fiestas que organizaban. “Ya en el colegio supo la maestra que yo tocaba, entonces era el consentido de los maestros por los asuntos de las fiesticas en la escuela”. Lo que no sabía era que esto era solo el inicio de varias experiencias musicales a lo largo de su vida.
Fuera de casa
Una de sus primeras experiencias fuera de su hogar fue cuando decidió dejar el pueblo a la edad de 17 años e irse a vivir a Piedecuesta en busca de mejores oportunidades, donde trabajó como músico independiente. Solo hasta los 50 años tuvo un grupo de música llamado “Estudiantina San Carlos”, con el que logró llegar a la televisión gracias a la ayuda del entonces director de Coldeportes, Mike Forero Nougués, en 1980.
“Mike nos preguntó si queríamos ser parte de un show de televisión, entonces nosotros aceptamos con entusiasmo porque vimos que era una buena oportunidad para ganar plata. En ese momento todo fue por cuenta de Coldeportes, nos dieron trajes de paño, corbatas, zapatos, de todo al grupo”, recuerda el tiplista.
Santos también menciona que cuando era pequeño e incluso, en la época de los ochenta era muy complicado conseguir un buen instrumento y ser músico, por lo que en muchos casos los que querían dedicarse a esta labor tenían dos opciones, aprovechar que eran de familia adinerada y por lo tanto podían comprarles los mejores instrumentos, o dedicarse a ahorrar con el poco dinero que tenían.
“En esos momentos fui muy de buenas al conseguirme a ese señor Mike Forero para que nos ayudara con todo, que él pusiera toda la plata que necesitábamos”.
También estuvo cinco años después en la emisora Panamericana de Floridablanca, la cual era dirigida por Gonzalo Riveros, quien lo invitó junto a otros músicos para actuar en un programa llamado “Santander Anocheciendo”, en el que interpretaban pasillos, danzas y bambucos, entre otros. “Fue una experiencia muy bonita en Floridablanca cuando fundaron una emisora que se llamó Panamericana, allá Gonzalo Riveros era el gerente de esa radio y a él le gustaba mucho la música, entonces nos reunió a nosotros, un poco de músicos veteranos que tocaba toda la tarde”, recuerda.
Como músico trabajó con distintos grupos y varios artistas como Tony Aguilar, Darío Gómez, Alfonso Guerrero, los Hermanos Martínez, Jorge Villamil y el trío Los Zafiros, debido al auge de dichos artistas y músicos populares entre los años 50 y 80.
Durante su recorrido, también aprendió mecánica y carpintería, llegando a ser instructor de sastrería y peluquería en la Escuela de Menores de Piedecuesta. En ese lugar era el encargado de raparles el pelo a todos los jóvenes y profesores que había; fue de ahí que se jubiló.
Luego de jubilarse, ingresó al grupo de mariachis “Los Mensajeros”: “Me metí a la mariachada después de que me jubilé porque el mariachi en esa época era cotizado, una serenata valía plata porque no había casi músicos”.
José Santos comentó además que a él lo contactó un señor llamado Gabriel Restrepo, quien fue el encargado de invitarlo a tocar en su grupo y por quien decidió lanzarse con este tipo de música.
Unidos por la música
Durante su larga vida ha tenido varios amigos, dos de ellos son Leonidas Uribe Prada y Valentina Suárez, de quienes además es vecino hace 15 años.
Ambos piensan que es una persona alegre que usualmente está en las reuniones que organizan, cantando y tocando música compuesta por él mismo. “Siempre es el que toca en las fiestas, así nadie le diga que venga él viene a tocar, saca su guitarra y toca, siempre se cuenta con él para eso y se ve que lo disfruta mucho”, afirmaron Prada y Suárez.
Otro de sus amigos y conocidos desde hace once años es Álvaro Restrepo, quien comentó que supo de él cuando lo escuchaba por la radio y también cuando lo veía por televisión. Además, dice que suele ser alguien con quien le gusta pasar los ratos libres. “Voy cada vez que quiero a cortarme el pelo, creo que alcancé a verlo en televisión. Siempre charlamos por las tardes mientras nos tomamos unas cervecitas”, comenta.
Actualmente José Santos vive junto a su esposa Cecilia Soto Bayona, ama de casa, ya que sus hijas han hecho su vida aparte como profesionales.
Se dedica a mantener su pequeña barbería y al mismo tiempo da clases a jóvenes, niños y adultos, con un costo de 10 mil pesos la hora. El tiempo que duren las clases depende de los estudiantes. También cuenta con un grupo de música llamado “Añoranza”, el cual cobra aproximadamente 22 mil pesos por hora de presentación, con el que aún sigue yendo a fiestas o reuniones donde sea que lo llamen.
Santos también piensa que, si bien la música actual ha cambiado a comparación de lo que él estaba acostumbrado, se siguen teniendo oportunidades de trabajo como músico, pero es algo que se debe tomar con pasión y dedicación, ya que también es una profesión que toma su tiempo en dar recompensas.
“Hoy día las cosas se siguen dando, yo todavía sigo teniendo trabajito, pero que es algo que por mi parte se me dio poco a poco, a punta de puros contactos y gente que lo ayuda a uno a surgir”, concluye el también barbero.
Por Kevin Yozic Pedraza H.
kpedraza@unab.edu.co