Por: Sergio Gamboa Mendivelso/sgambo874@unab.edu.co
Siempre habrá un espacio para hablar de paz en un país tan marcado por la guerra. La esperanza de dejar atrás una historia ensangrentada se sintió a las dos de la tarde del miércoles 5 de octubre. El lugar fue el Auditorio Alfonso Gómez Gómez de la Universidad Autónoma de Bucaramanga. Allí se hizo el lanzamiento de la Agenda Ciudadana de La Paz Querida en Santander. Esta Agenda es el fruto de conversaciones entre firmantes del acuerdo de paz, sindicalistas, líderes sociales, empresarios, académicos y líderes juveniles que hicieron compromisos para contribuir a la construcción de paz en la región.
El evento contó con varios invitados y un público de mayorías juveniles. Al entrar al auditorio, los temas de conversación se centraron al unísono en la paz. El lanzamiento, cuyo título fue: “Retos de la paz en una ciudadanía que no quiere la repetición de la guerra”, tuvo como ponentes a Luna Mantilla, líder juvenil; Paula López, trabajadora social y miembro del Instituto Universitario de la Paz; y a Johanna Cárdenas, directora de Bucaramanga Metropolitana Cómo vamos. Además, contó con la presencia virtual de Jairo Cala, firmante del acuerdo de paz y representante santandereano a la Cámara por el partido Comunes.
Luna subió primero al escenario. Con una seguridad en su voz, que le daba veracidad a lo que decía, explicó, punto por punto, el propósito de La Paz Querida y la importancia que tiene esta Agenda Ciudadana para la construcción de una sociedad armoniosa después de la firma de los acuerdos de La Habana. La Paz Querida es un grupo de ciudadanos que busca consolidar los acuerdos en el país a través de diálogos entre varios sectores sociales y en diferentes regiones. Para Luna, la importancia de estas conversaciones no solo es la construcción de la paz, sino la divulgación de los acuerdos en sectores juveniles, la implementación de los compromisos y el control ciudadano que debe hacerse. Con la misma seguridad con la que presentó los propósitos de este programa, enfatizó en que: “Los jóvenes debemos conocer nuestra historia, porque si no conocemos esto, no podemos hacer realmente un cambio”. Procedió, entonces, a enumerar los resultados de las conversaciones y destacó temas como la actualización constante de los compromisos, la necesidad de no volver al clientelismo, la corrupción y la falta de oportunidades que caracteriza a Santander. Además, también tocó temas como la violencia y la necesidad de hacer una agenda social que escuche a los ciudadanos para construir una paz real y total.
Al bajar del escenario, su rostro dibujó una gran sonrisa, la satisfacción del deber cumplido. La relevó en tarima Paula López Arciniegas, quien desde hace varios años trabaja en la construcción de la paz desde el escenario cultural en Barrancabermeja, un territorio marcado por las marcas del conflicto. Como profesora del Instituto Universitario de la Paz, López busca crear una red para cambiar las narrativas en una ciudad que no tiene una agenda cultural nutrida. Ella es, además, directora de la Casa del Libro Total, productora del grupo A VER Teatro y miembro del programa de plan lector de la universidad. “El solo hecho de existir esta universidad por más de treinta años en una región marcada por la violencia es importante para hablar de la paz”, precisó. Mientras pasaban imágenes de la Ciudad del Sol, sus palabras denotaban paz al hablar de cómo la cultura debe jugar un papel transformador en el tejido social. Desde la UNIPAZ, en conjunto con la Casa del Libro Total y el plan lector, explica, se genera una oportunidad para que los estudiantes, en su mayoría de origen rural, vean en la cultura una forma de mostrar la historia de sus propias vivencias. Para finalizar, mencionó que Barrancabermeja es una ciudad que espera cambiar su legado y dejar atrás, con base en la cultura, su historia violenta.

Siguiendo con el itinerario, Jairo Cala, en conversación con Johanna Cárdenas, ratificó su apoyo a los diálogos de paz y la urgencia de implementar debidamente los acuerdos firmados en 2016. Además, habló de la responsabilidad del Estado en la tardanza de la implementación y pidió la garantía de que se le respetara la seguridad y se cumplieran los acuerdos con los más de 3 mil firmantes. Durante su intervención, también destacó la importancia de la verdad en un proceso restaurativo como el que vive Colombia después de la guerra contra las FARC: “si aportamos con la verdad, contribuimos a la construcción de una generación que pueda decir ‘estamos viviendo en un país que nos garantiza los derechos fundamentales’”. Sin embargo, lamentó las trabas impuestas por el gobierno anterior a los acuerdos y mencionó la voluntad del gobierno actual por buscar la paz.
“La paz es un proceso más amplio que el fin de la guerra”, mencionó Johanna como un llamado a la población para que se entienda el proceso en largos periodos, pero también para tener la certeza de que al final la paz no será una utopía. Luego de algunas preguntas del público, el lanzamiento de la Agenda y sus puntos más importantes volvieron a poner a la paz en boca de todos. Allí, se remarcó que es importante entender los procesos de aprendizaje y pedagogía como un asunto que nos interesa de forma plural, pues es desde nosotros mismos de donde surgen y surgirán los cimientos de una sociedad en completa armonía y convivencia.
Johanna, Jairo, Paula y Luna fueron ayer las caras de la voluntad de Santander por la paz. Ellas ratificaron que desde la juventud, la cultura rural y la institucionalidad es posible construir narrativas de convivencia y diálogo sin dejar atrás el dolor de las generaciones anteriores que, aún hoy, sufren con las heridas del pasado colombiano en armas. Al final, la gran reflexión que quedó de este encuentro es que todos debemos contribuir a la creación de compromisos en aprendizaje, divulgación e implementación de estrategias encaminadas a la no repetición del conflicto. En manos nuestras está el destino de una paz que no es perfecta, pero que con la ayuda de todos puede llegar a ser: La Paz Querida que tanto anhelamos.