En Colombia, antes de 2021, según el Estudio Nacional de Salud, Bienestar y Envejecimiento (Sabe), habrá una persona mayor de 60 años por cada dos adolescentes. No obstante, preocupa otra estadística: la encuesta de empleo informal del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) asegura que por cada 100 trabajadores que se registran en la ciudad, 56 están bajo la condición de informalidad y son mayores de edad.

David Rojas tiene 60 años, vende plantas medicinales hace 45 años en el centro de Bucaramanga, desde las 7:30 de la mañana hasta las 8 de la noche, para seguir sacando adelante a sus cuatro hijos. Habita en el barrio Brisas del paraíso y nunca ha recibido ningún subsidio por parte de la Alcaldía.

Diego Luis Escobar tiene 65 años de edad, vende camisetas y correas desde las 8 de la mañana hasta las 6 de la tarde, también en la zona centro. Es informal desde hace 25 años y reside en un hotel del sector, en una habitación que debe pagar a diario.

Tiene dos “carritos” en el que todos los días surte su mercancía y así obtener un sustento. Escobar cuenta que no es mucho lo que gana, pero con la edad “tengo dónde me van a dar trabajo, quién me va ayudar, ni el Gobierno porque lo que le da a uno es una limosna, $90.000 cada dos meses”. Esto equivale a $1.500 diarios, que le tienen que alcanzar para su desayuno, almuerzo, comida, para dormir y para sus gastos personales.

Otra es la historia de Alberto Vargas, de 80 años, también es vendedor ambulante hace 15 en Bucaramanga. Su hogar es un inquilinato del centro, donde “le fían” la estadía cuando no tiene el dinero para pagarla.

Todos afrontan otra realidad y es que al ser informales deben trasladarse de un lado a lado, debido al nuevo Código de Policía, ya que cualquier persona que ocupe el espacio público es sancionado. No todos tienen un buen estado de salud, y están expuestos a caídas o golpes, en el momento en que deben huir de las autoridades.

Colombia Mayor

Diego Luis Escobar, vendedor de camisas, correas y medias en la K17 con 32. /FOTO LIZETH DANIELA URIBE RUEDA

En la Alcaldía de Bucaramanga existe el programa “Colombia Mayor” para la protección de los adultos mayores que se encuentran desamparados, que no cuentan con una pensión o viven en la calle en estado de indigencia o en la extrema pobreza; por medio de la entrega de un subsidio económico que varía de un municipio a otro y va desde los $80000 hasta los $150000 cada dos meses (marzo, mayo, julio, septiembre, noviembre y diciembre).

Cuando inició el Programa el Gobierno le otorgó recursos determinados a cada municipio y le dio la posibilidad de elegir: Un mayor número de beneficiarios con un subsidio más bajo o un menor número de beneficiarios con un subsidio más alto.

Cada municipio hizo su elección y ahí radica la diferencia en el valor que se paga en cada ciudad.

Para poder acceder al programa debe cumplir con unos requisitos, los cuales todos no lo cumplen: Ser colombiano, haber vivido durante los últimos 10 años en Colombia, tener mínimo tres años menos de la edad que se requiere para pensionarse por vejez (54 años para mujeres y 59 años para hombres), pertenecer a los niveles 1 o 2 del Sisben, no tener ingresos suficientes para subsistir.

Oportunidades Laborales

Si bien en Colombia las oportunidades de trabajo para las personas mayores de 40 años, según un estudio realizado por ManpowerGroup en 2014 con encuestas a empleados de más de 300 empresas, se encontró que quienes aplicaron entre una y cinco ofertas de empleo, el 57,1% no recibió respuesta.

Principalmente se descubrió que habían tres razones por las cuales rechazaban las aplicaciones de las personas mayores de 40: edad (40%), estar sobrecalificado (20%) y falta de experiencia (16%). Por estos motivos, el 38,3% de los encuestados manifestó sentirse discriminado por las políticas de edad de las empresas.

Es notable que cuando una persona es mayor de 40 años de edad, es más difícil una oportunidad de empleo, debido a esto las personas de la tercera edad buscan alternativas para subsistir.

Temor a “dejar de ser útiles”

Según Angélica María Amador, psicóloga egresada de la Universidad de Investigación y Desarrollo (UDI), la adultez mayor es una etapa en la que las personas reflexionan sobre su vida, disminuyen la intensidad de las tareas que realizan y se preparan para el fin de sus días.

El funcionamiento de su organismo cambia con el paso del tiempo y se hace cada día más vulnerable por los hábitos de vida, las enfermedades adquiridas y las diferentes condiciones heredadas.

Esto no necesariamente sugiere que dejen de ser “útiles” para la sociedad; sin embargo, su situación demanda una serie de garantías y beneficios”, comenta Amador,  lo que los puede llevar a vivir situaciones como las que afrontan los protagonistas de esta historia.

Desde la perspectiva del Estado, el adulto mayor debe contar con subsidios o programas mediante los cuales se garantice su bienestar; no obstante, “en muchos casos existe desinformación y las personas los evitan por miedos con respecto a las garantías que puede ofrecer la clase política”, explica la sicóloga.

La informalidad laboral está dada mayormente desde la insatisfacción que las personas pueden sentir frente a las condiciones laborales que ofrecen las empresas de la zona, pues según el programa “Bucaramanga Metropolitana cómo vamos”, el 9% de los mayores de 55 años de edad, en Bucaramanga, vivieron situaciones de hambre por falta de trabajo y el 36% de dicha población se siente pobre. Esto se suma a la posible desinformación, desinterés o falta de recursos para poder acceder a los beneficios de un régimen pensional que les garantice a los adultos mayores que trabajaron en su juventud, una mejor calidad de vida durante la “tercera edad”.

Por Lizeth Daniela Uribe Rueda

luribe590@unab.edu.co

Universidad Autónoma de Bucaramanga