Por: María Catalina Gómez Carreño / mgomez781@unab.edu.co
Alrededor de la década de los 70, la mujer era vista como sumisa y no debería renegar sobre lo que se le dijera. Ese es el contexto. Ahí llega una joven a un colegio masculino. Además, revoluciona todo porque no se comporta como mandan las reglas aburridas.
Básicamente es lo que se puede ver en “La primera vez”, que para algunos podrá ser una chimba y para otros algo insólito o quizás hasta de mal ejemplo. Esta es una serie colombiana de Dago García y Mateo Stivelberg, fue producida por Caracol Televisión y transmitida por Netflix. Inspirada en la década de los 70 con producción fotográfica fuera de lo que normalmente podemos ver en la televisión. De hecho, aquí entrando en confianza, me llamó mucho la atención cómo fue grabada, pues sus colores, estilos, planos y demás componentes que le dan vida, son completamente diferentes y de verdad hacen que uno se meta ese viaje a la época.
Libros, películas y música: la serie que lo tiene todo
Entrando en materia, de una vez les advierto, puede que les haga algunos spoilers que estoy segura harán que quieran ir a verla, pero tranquilos, no les contaré el final. Esta serie tiene 13 capítulos que cuentan con la peculiaridad de hablar cada uno de un libro diferente. Algunos son: La dama de las camelias, La letra escarlata, Así habló Zaratustra, María, Las penas del joven Werther, Hamlet- Romeo y Julieta, Las enseñanzas de don Juan, Cien años de soledad, Una habitación propia, entre muchos más.
Pero no crea que solo se habló de libros, porque está completamente equivocado, allí también se nombran películas, referentes musicales y cultura general, de todo el mundo. Así que si no sabe qué leer, estoy convencida de que al ver “La primera vez” saldrá con algunos gustitos que se querrá dar en cuanto literatura se refiere.
En sus innumerables intervenciones sobre “La primera vez”, Dago García ha dicho que esta siempre le pareció una historia que debía ser contada y que persistentemente estuvo pensando en qué forma se podía contar con las audiencias que se necesitaban. Por esa razón, dice que cuando empieza Caracol a trabajar con Netflix se dio cuenta de que era el momento ideal para que este sueño se hiciera realidad; con la idea de la gran posibilidad que da la televisión por streaming para mostrar lo que difícilmente se ve en la televisión abierta.
Esta serie ha ocupado el primer lugar en Netflix – Colombia, generando una infinidad de comentarios; pues, aunque sus géneros son romance, suspenso y drama, va más allá, tratando temas de sexualidad, feminismo, homosexualidad, machismo, religión, el consumo de la dosis personal de marihuana, amistad, clasismo, protestas y educación. En fin, todos los temas que día a día vemos en los medios de televisión colombianos y que nos asombra, porque desde los setenta se vienen pensando.
La trama gira alrededor de Camilo Granados y su grupo de parceros que estudian en el colegio José María Root; el cual, en 1976 pasa de ser colegio masculino a mixto. Llega la primera mujer a la institución, Eva Samper. Con la llegada de esta alumna, las relaciones entre este grupo de amigos cambian, pero no solo fue en el estudio, también las del mundo exterior, pues esta atractiva chica ocasiona que sus conductas den un giro sobre temas sociales en los que nunca habían pensado: drogas, protestas sociales, besos, sexo y más.
Eva Samper
En la Bogotá de 1976 del José María, en medio de 600 estudiantes hombres, aparece Eva Samper. Una mujer físicamente atractiva para todos, aunque al principio la miraban como un bicho raro, pues nunca habían tratado con una. Después, su inteligencia, educación, simpatía y picardía hacen que Granados, Pabón, Salcedo, Arbeláez y Castro, la vean como objetivo romántico.
Pronto se dieron cuenta de que ella escondía algo raro, pues no era normal que a la salida del colegio, cuando se iba con Camilo por la misma ruta y llegaban a la casa de él, no dejaba que la acompañara hasta la parada en donde “supuestamente” cogía el bus. Eva marca un rasgo claro de su feminismo, ni por equivocación dejaba que la llamaran por su apellido, porque inmediatamente estaba ahí para decirles: “no me llamo señorita Samper, me llamo Eva”, para ella no eran militares para que se nombraran por el apellido.
Sus dotes de conquista hacían que cada uno cayera en sus brazos y, así, finalmente conseguir lo que quería, aunque siendo muy sincera, no es que fuera tan bien vista, pues hasta el mismo Salcedo empezó a categorizarla como una fufurufa, que es un estereotipo que aún se mantiene frente a las libertades amorosas femeninas. En plena época de la rebeldía social, que una mujer se enredara con más de cinco hombres, simplemente era eso, una buscona, aunque claramente es algo que todavía en plena búsqueda de la libertad de expresión sigue pasando y eso que el poliamor está cada vez más a la moda. Eran tan grandes sus inquietudes por si era o no era, que convencieron al mismo Granados de que averiguara este dato, bebiendo así de su propia medicina, ahí sí como dicen, le buscaron cuatro patas al gato y las encontraron y no precisamente con Eva vendiendo su cuerpo por dinero.
La lucha por la verdad
Por su puesto que no podría dejar por fuera el grandioso papel periodístico que hicieron Eva y Camilo con la profesora Estela. Simplemente porque era mujer y trabajaba en el colegio, era juzgada y culpable al 100% de las supuestas mentiras que estaba diciendo. Porque que un hombre estuviera enredado con otras mujeres (en especial con la docente de su hijo) al mismo tiempo de estar casado y tener una familia, era “completamente falso” y que no podría pasar. Claro es que él era hombre y tenía que saciar sus necesidades naturales y llevarse por delante la dignidad de la profe.
Las influencias de Eva Samper, gracias a su misterioso secreto, hicieron que ella y su grupo de secuaces, que siempre le seguían la cuerda, sacaran un periódico clandestino. Entre ella y Camilo eran cómplices de un artículo que iban a publicar y que por ninguna razón se podría enterar Pabón, porque, aunque fue el remedio para la enfermedad, también fue la sangre y lágrimas para otros. Si quieren saber cómo termina este enredo, vean la serie.
Después de esos problemas se dieron cuenta de que esa objetividad que les había hecho falta era como la constancia que vence lo que la dicha no alcanza, pues llegaron hasta la última demanda, pudieron demostrar la verdad y que la profesora Estela saliera de ese lío en que la metieron. Evidentemente, el señor Pabón y ella sí habían tenido su cuento y el supuesto intento de asesinato no era como decía ese “indefenso” hombre, sino por el contrario era para defenderse de un maltratador.
La imagen del señor Pabón, una joyita bañada en oro, hizo que lastimosamente o para su salvación, esta pedagoga huyera a un lugar desconocido. Considero que es una acción verdaderamente de admirar, pues para ser unos jóvenes de colegio a los cuales no se les cree nada y solo se piensa que están en una “etapa formativa” o que se les subieron los humos, de verdad hicieron un gran trabajo periodístico e investigativo, más de lo que aparentemente habían hecho los policías.
Definitivamente, “La primera vez” nos muestra una vez más que los colombianos somos melos y que perfectamente nos podemos adaptar a lo que sea, nada nos queda grande. Yo solo espero que más rápido de lo que canta un gallo saquen la segunda temporada, porque con ese final no nos pueden dejar iniciados, exijo mi segunda vez.