¿Qué hay detrás de un gran libro? Obviamente un gran escritor pero, también intrigas, misterios, duelos, y mucha sangre. Esto parece recordarnos la magnífica pluma del escritor español Santiago Posteguillo, un referente de la narrativa histórica, quien revela en “La sangre de los libros”, la historia secreta de grandes obras de la literatura universal.
¿Sabían ustedes que el poeta Virgilio, a punto de morir, suplicó a Lucio Varo que quemara su obra porque estaba inconclusa? Y de no ser por el emperador Augusto, “La Eneida” no se habría salvado de las llamas. ¿O que, “La Comedia de Dante”, rebautizada por Bocaccio como “Divina Comedia”, estuvo oculta durante años?, hasta que los hijos del poeta recuperaron los versos perdidos, es decir los últimos trece cantos. De historias, anécdotas y curiosidades literarias está hecho este libro que invita a la lectura de los grandes clásicos.
En la literatura como en la vida, en ocasiones es difícil saber dónde termina la realidad y dónde empieza la ficción pero, de la mano de Posteguillo avanzamos con la precisión de quien valora las fuentes documentales y encuentra en los paréntesis la oportunidad de recrear la leyenda.
La carátula del libro, por ejemplo, muestra a dos hombres que se enfrentan en un duelo, en medio de la nieve. Se trata nada menos que de Alexander Pushkin, autor de “Boris Godunov”, y el oficial francés Georges D’Anthes. Posteguillo nos remite así a una de sus narraciones, titulada: Un duelo sangriento sobre la nieve blanca, en la que vemos sucumbir a Pushkin, preso de los celos, porque el oficial francés se empeñaba en seducir a Natalia. El escritor no sobrevivió al duelo, murió desangrado, un trágico final para el creador de la gran literatura rusa.
No en vano Posteguillo afirma en otro de sus relatos: “la vida de los escritores está muchas veces sujeta a finales de novela”.
Acierta el autor a la hora de elegir las historias, o mejor, los pasajes más reservados de la historia de la escritura, donde también sobresale Lucio Séneca, condenado tres veces a muerte por tres emperadores distintos: Calígula, Claudio y Nerón. “Séneca sabía más que nadie de poder, traiciones y corrupción. Por eso leerlo hoy día sigue siendo tan importante. Su sabiduría aún puede hacernos libres”, anota.
La lista es grande: Francisco de Quevedo, Gustavo Adolfo Bécquer, Samuel Taylor Coleridge, Percy Shelley, Fernando Pessoa, Emily Dickinson, Victor Hugo, Honoré de Balzac, Charlotte Bronte pero, paro de contar pues, se trata de leerlo.
No cabe duda, la vida y las obras de los grandes escritores se escriben más que con tinta, con sangre, y con mucho talento.
Claudia Patricia Mantilla D.*
cmantilla9@unab.edu.co
*Docente del Programa de Literatura Virtual, UNAB.
Universidad Autónoma de Bucaramanga

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