Periódico 15 habló con el comunicador social y periodista bumangués, egresado de la Universidad de La Sabana, Andrés Bedoya, quien actualmente trabaja en la elaboración de contenidos digitales y de televisión para proyectos en Univisión, como Fusión Media Group (FMG), una plataforma múltiple e informativa, con un enfoque particular en productos para millennials en Estados Unidos, y que además tiene una extensión en  México.

En el país azteca también labora con la cadena Televisa donde se encarga de las comunicaciones internas y externas de producciones de televisión, radio, revistas y videocine, en las que su relación con influeciadores como blogueros y youtubers, le han representado una serie de retos que comparte en esta entrevista.

En el mundo de la era digital los influenciadores (influencers) se han convertido en personajes casi que necesarios para anunciar cualquier producto o servicio, y a la vez le han dado un giro a lo que es la opinión. ¿Qué piensa sobre estos nuevos roles?

Para mi terminan siendo un público o audiencia adicional, que sin duda, hay que llegarles. Con la llegada de estas reglas digitales los medios han cambiado trascendentalmente. No solo los medios sino las empresas, se deben ajustar a estas transformaciones, porque de lo contrario van a desaparecer. Los influenciadores son importantes en la medida en que contribuyen en replicar el mensaje, siempre y cuando estén en línea con los objetivos de la marca. Sirven para insertar otros materiales que, por ejemplo, en el caso de un medio de comunicación, pueden maximizar y multiplicar la información y las audiencias, o en el caso de las empresas, mejor la oferta de servicios o productos, pues se tiene un público consolidado que se identifica con lo que haces.

Si un empresario o un medio de comunicación quieren trabajar de la mano con un influenciador, ¿qué debe hacer?

Desde lo organizacional nos hemos dado cuenta que con la extensión de las marcas es indispensable entender el mercado local. Lo que se comunica en Colombia y Estados Unidos no se puede comunicar igual en México, por citar un ejemplo. Una muestra exitosa es Vice Media un portal informativo que en cada país ha logrado localizar los contenidos de tal forma que los lectores se sienten más identificado. Hay curación de contenido, pero le dan importancia a la parte local. Una experiencia exitosa para mi caso es lo que hemos hecho en Televisa. En México encontramos una conexión local importante que se llama Conabio (Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad), especializada en biodiversidad, y una de las de mayor trayectoria en Latinoamérica en la protección de especies en vía de extinción. Así que hemos puesto a los influenciadores a hablar de estos temas que tienen bastante aceptación en los millennials.  Otro segmento que es importante en los medios y la televisión es la comida. Es completamente universal y a todo el mundo le gusta. A raíz de entender cómo funciona el mercado en México, hemos identificado y hecho alianzas para curar contenido, para replicar la información nuestra y con los influenciadores. Netflix es otro ejemplo de cómo una marca puede incluir estos segmentos en reality shows, documentales y concursos, entre otros.

Otra de sus pasiones es el cine. Desde su óptica, ¿amenazan las nuevas tecnologías al séptimo arte?

Debemos entender que existen múltiples factores de por qué la gente no va a cine. La piratería, el precio, la llegada de otras plataformas que dan acceso al contenido sin salir de casa, sin duda, han representado una amenaza más en la última década que en otro momento de su historia. Incluso, ha cambiado en términos de comprar cámaras y hacer producción, pues el boom de los efectos especiales ha mejorado la conexión con los espectadores. Si bien la ventana de exhibición no ha tenido mayores cambios, sí ha modificado tendencias de consumo. Los nuevos modelos de suscripción y el acceso a boletos en plataformas digitales sí están dando cambios. Un ejemplo de esto es la compañía Movie Pass, la cual sustenta su modelo de negocio en un servicio de suscripción que permite ir a cine ilimitadamente, pagando 10 dólares al mes. Se puede ver una película diaria. Este sistema ha logrado impactar a los millennials, precisamente, el 75 % de los usuarios oscilan entre los 18 y los 34 años; logró un millón de suscripciones en solo cuatro  meses, lo que le costó a Netflix conseguir en cuatro años. La forma de consumir cine no ha tenido una disrupción grande, porque ha sido difícil cambiar la experiencia que es única. A diferencia de otros medios como la televisión, la prensa y la radio.

Antes de su viaje a Estados Unidos para cursar estudios de maestría, Andrés Bedoya trabajó en el Canal RCN en la emisión de noticias en inglés. Su estudio de posgrado lo adelantó en Media Management en The New School, en Nueva York. Este año el cortometraje que escribió y produjo, llamado “Ben Me Over”, fue elegido por la muestra audiovisual “Ruff Cuts” en esa misma escuela. /FOTO SUMINISTRADA

Dar un salto a lo digital no es solo un tema económico, pues las tendencias digitales parecieran estar consumiendo a los medios tradicionales y algunos no logran saltar, por ejemplo, del papel a la web. ¿Cuál es la fórmula para sobrevivir?

Los medios y la industria del entretenimiento se ha transformado en un mundo que ofrece contenido global y de fácil acceso; entonces, se vuelve cada vez competitivo y retador para un periodista y un medio de comunicación lograr sacar información no solo veraz y en medio de la inmediatez. Algo que también ha jugado un papel importante es la propiedad intelectual. A esto se suma que antes lo digital solía ser un área aislada, incluso, muchos de los que arrancaron en medios aún piensan de esa forma, pero es indispensable trabajar con lo digital para volver a traer a las audiencias. Esto no es opcional. Con la llegad de jugadores como Facebook, Youtube y otros el mapa de poder cambió para todos los medios. En los medios de comunicación uno no puede predecir el futuro, pero sí lo puede crear.

Por Xiomara K. Montañez

xmontanez@unab.edu.co

Universidad Autónoma de Bucaramanga