Nelson Reyes bailando con su pareja. En los años 80 se hizo popular en Bucaramanga la cumbia. Cantantes como Rodolfo Aicardi, Miguel Sánchez y Pastor López la fomentaron, pese a que no los intérpretes y los grupos musicales no tenían nacionalidad colombiana, el ritmo se expandió, posicionándose en los primeros lugares de las listas musicales del país. / FOTO ANDREA GRANADOS

Nelson Reyes Castillo, un estilista de estatura media, de cabello ondulado, largo y negro, piel canela y ojos color café. Tiene un negocio de pinturas y a sus 47 años viste pantalón corto, tenis clásicos marca Adidas, un buzo color vino tinto, una cadena gruesa y en sus orejas dos perforaciones con aretes dorados. Esto último marca la diferencia en su atuendo, ese que luce desde la década de los 80 cuando comenzó a bailar cumbias.

Aprendió y se convirtió en un experto bailarín solo con observar a los demás. Detallaba el movimiento de cada personaje, lo practicaba y trataba de inventar pasos originales que lo destacaran en la pista. Siempre quiso llamar la atención, dentro y fuera de las tradicionales minitecas.

Un día, Reyes decidió irse de su casa para aventurar como mochilero y llegar hasta Santa Marta, donde sin pensarlo realizó su primera presentación de break dance en público. Desde ese día, ha seguido practicando el baile cumbiero que actualmente lo ha llevado a diferentes escenarios del departamento. Como asegura, representa a la vieja guardia y en cada paso que da rescata los principios de la cumbia.

Pareja de baile

A medida que fue puliendo y exigiéndose a sí mismo en sus movimientos, también exigía calidad y espontaneidad en su pareja de baile. Su esposa, con quien lleva 32 años de casado y la única mujer que a su percepción de hombre le daba “la talla”, fue su compañera en escena durante mucho tiempo, pero un accidente hizo que esto cambiara.

Con un gesto de frustración y tristeza, él omite el nombre de la presentación en la que se encontraban aquella noche y la identificación de su esposa y con palabras entrecortadas aseguró que era un show muy esperado para ellos. Bailaban como siempre lo hacían, cada uno brillando a su manera, él con pasos de su autoría y elegantes; ella, se movía con delicadeza y en coordinación a los movimientos de su esposo, pero en un abrir y cerrar de ojos y sin saber cómo y por qué, las manos que con amor se entrelazaban, se soltaron causando la caída de su señora esposa.

Los médicos le diagnosticaron una fractura de cadera. Lo que causó que hoy en día la esposa de este reconocido bailarín de cumbias, con esfuerzo camine, pero ya no pueda acompañarlo en sus presentaciones.

Actualmente Reyes Castillo cuenta con otra pareja de baile, una mujer que al igual que él, también es cumbiera, ya que desde muy niña escuchaba este género musical. Ahora con 34 años y con dos hijos, sigue disfrutando de las fiestas de cumbias que se realizan en diferentes partes de la ciudad, por ejemplo en Copacabana o Ruitoque Bajo.

La vieja guardia: ¡presente!

“Recuerdos, momentos de la infancia, situaciones difíciles, alegrías”, con estas palabras Nelson Reyes define el termino de vieja guardia, haciendo alusión a la cumbia clásica y antigua de grupos musicales como, el grupo Celeste, los del Perú y Chacarón, entre otros artistas clásicos.

Tiene un sentimiento puro hacia la cumbia, no baila otro género musical y tampoco lo escucha, la música para él lo es todo. Afirma que no tiene nada en contra de la nueva ‘tecnocumbia’, porque al fin de cuentas sigue siendo cumbia, pero no está de acuerdo con el baile de las nuevas generaciones, porque no se conserva lo tradicional. Los que están inmersos en la cultura cumbiera en Bucaramanga han sido descalificados y señalados de vagos, ladrones y consumidores de droga que no le aportan nada bueno a la ciudad. Sin embargo, esto no es acertado en su totalidad, por más que haya cumbieros que se dejen influenciar por algunos mensajes de canciones que inciten a este tipo de comportamientos, este bailarín asegura que también están quienes buscan salir adelante, estudiando o trabajando en lo que puedan.

Por Andrea Granados Acuña
agranados265@unab.edu.co

Universidad Autónoma de Bucaramanga

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