Las protestas por el primer aniversario de los cambios viales en el sector de Cabecera van a continuar indefinidamente. Así lo manifestaron los representantes de las Juntas de Acción Comunal (JAC) de los barrios que se declaran afectados por el cambio en el sentido de las vías del sector, entre estos El Jardín, Los Cedros y Altos de Pan de Azúcar bajos.
La Oficina de Planeamiento del Tránsito de Bucaramanga asegura que estas variaciones se habían diseñado en el 2007, que no se hicieron en beneficio de ningún particular, sino por el bien de la movilidad del sector, y que el flujo vehicular además del nivel de accidentalidad bajó sustancialmente. Debido a esto por el momento no se cambiará nada.
¿Qué ocurrió?
Hace un año, Tránsito de Bucaramanga cambió el sentido de las vías en las avenidas 42 con carrera 39, la 42 con calle 46 y la de El Jardín con calle 45, en los alrededores de la Universidad Autónoma de Bucaramanga, Unab.
La decisión fue tomada por el anterior director de la entidad, Miller Salas Rondón, quien luego de atender el llamado de las directivas de la universidad, ante los accidentes, trancones y peligros para los peatones que representaban la alta circulación de vehículos en la zona, recomendó un estudio de tráfico.

Dicho Estudio de Tránsito y Movilidad a cargo del consultor Giovanni Enrique Melo Zapata, ingeniero especialista en Ingeniería de Tránsito y Transporte, finalmente fue pagado por la Unab (tuvo un costo de 5 millones de pesos), pues Salas Rondón expresó en su momento que la institución no contaba con los recursos para realizarlo.
Este arrojó varias conclusiones. Además de los cambios en el sentido de las vías, se conoció que era necesario instalar reductores de velocidad, cambiar e instalar nuevas señales. Como el estudio que Salas Rondón recomendó, la universidad también costeó estas obras.
Al respecto, el rector de la Unab, Alberto Montoya Puyana, explicó que la Universidad decidió financiar la ejecución de dichas obras de la siguiente forma: “La construcción de reductores en concreto, por un valor de $63.955.885; así como la instalación de la tacha bidireccional amarilla 3M, las señales galvanizadas de alta densidad con adicional y arreglos de señales por un valor de $38.445.330”, y añadió que “la Unab nunca ha pagado para que alguna entidad pública tome decisiones que beneficien a la institución en detrimento del interés general”.
De ese momento hasta ahora, Tránsito se ha encargado de la implementación de los cambios y de adelantar campañas de cultura vial, control del tráfico con agentes y operativos para contrarrestar el mal parqueo de vehículos.
Sin embargo, el 9 de abril algunos residentes de los barrios que se declaran afectados salieron a manifestarse en los alrededores de la Universidad Autónoma de Bucaramanga (Unab), para rechazar, una vez más, la modificación en el sentido de las vías.

Quejas
La Oficina de Planeamiento del Tránsito es la encargada de diseñar todos las variaciones viales en la ciudad. Antes de tomar cualquier decisión, se realiza un estudio detallado de las ventajas y desventajas que pueda dejar cualquier modificación; transformar el sentido de una vía, colocar un reductor de velocidad o simplemente una señal.
Javier Villabona, uno de los encargados de diseñar el cambio vial de Cabecera, dice que hace más de 10 años se vienen planeando alteraciones de este tipo en ese sector, solo que en ese entonces el presupuesto era escaso y debían utilizarlo en cosas de mayor necesidad. Agrega que con lo que se hizo mejoró el flujo vehicular y afirma que “la gente cree que lo hicimos solo para solucionar la movilidad de la Unab y no es así, esto los beneficia a todos”.
Desde un principio, la ciudadano manifestó que ese rediseño era innecesario y mostró su malestar, ya que nunca se les informó de lo que harían. Trinidad Flórez Pabón, presidenta de la Junta de Acción Comunal (JAC) de Cabecera del Llano, afirma que “se hicieron estos cambios viales sin previo aviso y sin hablar con la comunidad, como todo lo que hace el gobierno de Rodolfo Hernández Suárez (alcalde de Bucaramanga)”.
Para algunos residentes, esta modificaciones han acabado con la tranquilidad de la zona, pues los trancones y la contaminación auditiva cada vez son mayores.
Flórez Pabón agrega que “crearon un trauma, dañaron las calles, favorecieron solamente la parte de la universidad, mandaron todos trancones para la carrera 40, bloquearon las entradas a Terrazas, Pan de Azúcar, hicieron el pare de la muerta en la carrera 39 (queda en plena subida) y eso fue fatal, por eso son las protestas”.
Luis Daniel Ramírez Vesga, vicepresidente de la JAC de Pan de Azúcar bajos y edil de la Comuna 12, reiteró que tienen la firme intención de protestar para conseguir que les dejen las calles y carreras como estaban.
Al respecto, Trinidad Flórez finaliza diciendo que “nosotros queremos que nos dejen las calles como estaban, la malla vial por tanto trancón se está dañando, no hay tranquilidad, tenemos contaminación auditiva y contaminación del medio ambiente por tanto embotellamiento”.
A pesar del malestar, los representantes aseguran que el nuevo director de Tránsito, Germán Torres Prieto, no les presta atención. Al respecto, Luis Daniel Ramírez comentó a Periódico 15 que “Miller Salas (anterior director de Tránsito) siempre dio la cara, estuvo en contacto con nosotros, fue a varias reuniones que hicimos con la comunidad. En cambio, esta es la hora, y el nuevo director no se ha querido reunir con la comunidad de Cabecera”, asegura el residente.
Para el jefe de la Oficina de Planeamiento, Jorge Alberto Pérez, esta renovación vial era necesaria y no se había hecho por diferentes circunstancias. Afirma que “cambios de este tipo, se han hecho en muchas comunas de la ciudad y en esta parte es la única en la que hay inconformidad por parte de los habitantes, todo se hizo pensando en el futuro”.
Aunque la comunidad de Cabecera pretenda continuar con las manifestaciones, en el Tránsito no van a dar marcha atrás, pues para ellos el nivel de accidentalidad se redujo considerablemente.
Por Omar Sebastián Lozada G.
olozada@unab.edu.co