Las distintas alternativas de movilidad que existen en la capital santandereana y su área metropolitana han modificado el panorama del gremio de los taxistas. El mototaxismo, los carros piratas, los Uber, los buses urbanos y el Metrolínea, son algunas de las opciones que juegan en contra del oficio de manejar taxi en la ciudad, todo esto sumado a una desfavorable imagen de parte de la comunidad e inconformidad con el servicio que actualmente prestan.
Los conductores de los 7.300 vehículos de servicio público que hay en Bucaramanga, han dejado de obtener un promedio de 10 carreras diarias, debido a obstáculos como el tráfico, la inseguridad y la competencia con las distintas formas de movilizarse en la ciudad.
“Hace unos años todo era distinto, ser taxista era un negocio muy bueno, la gente nos esperaba al finalizar sus labores y había mucho trabajo. Ahora con tantas formas de transporte hay que pelearse la carrera, en especial con aquellos que no son legales y que han dañado el negocio”, así lo declaró Gilberto Serrano Ferrer, fiscal de la Unión Nacional de Trabajadores de Transporte (Untt).
Sin embargo, las razones por las que los ciudadanos no usan el taxi como medio de transporte no solo se limitan a la oferta de otros servicios como manifiesta Serrano, sino también a la mala imagen que tienen los taxistas.
Periódico 15 realizó un sondeo vía Facebook en el que se le preguntó a 100 personas las causas por las cuales no usan taxi como medio de transporte. Los principales motivos encontrados fueron la mala atención de los conductores, el estado de los vehículos y el valor del servicio. Fabián Mauricio Sánchez Vargas, una de las personas encuestadas comentó que a los conductores “no les interesa a quién llevan, solo culminar la carrera, entonces se comen huecos, cierran al vehículo particular, le echan el carro al peatón, hacen trancones”.
Las cuentas
En promedio, un conductor del servicio público de Bucaramanga se gana en promedio al día $120 mil en un turno de 12 horas. De este dinero, debe pagarle al dueño del vehículo entre $65 mil y $80 mil (el valor depende de lo que se acuerde con el propietario del taxi).
Además, debe entregar el carro tanqueado, es decir, pagar por turno $30 mil de gasolina y unos $8 mil a $10 por la lavada del carro. De igual forma, hay otros gastos que se deben pagar mensualmente, cada dos meses o al año, como las administraciones en las empresas afiliadoras, las tarjetas de operación y control y los seguros contractuales y extracontractuales, que afectan el bolsillo del conductor. Además, el cupo de taxi está costando 85 millones de pesos.
“No todos somos iguales”
Isidoro Blanco lleva más de 10 años dedicado a la labor de taxista, trabaja 12 horas al día y a pesar de su esfuerzo muchas veces no alcanza a completar la cuota que el dueño del vehículo le exige diariamente. “Mi carro está en excelentes condiciones, soy honrado y aunque el trabajo está pesado, me gusta lo que hago, es cuestión de meterle ganas”, afirmó.
“El problema es que algunos compañeros nos hacen quedar mal y por unos pagan todos, la gente nos está castigando y no es justo”, dijo Rodrigo Rodríguez Peña, taxista en Bucaramanga desde hace 26 años y quien dice hacer bien su trabajo. “Todos los días madrugo y salgo a trabajar, pero la gente está usando otras formas de transporte y el producido ya no es lo mismo de antes. Hace años había menos carros y todo era mejor”, expresó.
Lejos de cualquier estereotipo que la comunidad tenga acerca del gremio hay otros motivos que se han convertido en el problema de los conductores.
Uno de ellos es la falta de garantías en la seguridad social ya que los propietarios de los vehículos se han desentendido de los pagos y han dejado la carga de los aportes a los taxistas, que ascienden a los 200 mil pesos, si se suman la salud, la pensión y los riesgos laborales. Es decir, alrededor del 20 % de su salario mensual (1 millón de pesos).

Sala de espera
Ante la falta de clientes en la calle, los conductores recurren a aglomerarse afuera de centros comerciales, clínicas, universidades y terminales de transporte, a pesar de las largas esperas que esto les significa y del caos vehicular que ocasionan al no usar las zonas asignadas para este fin. El descontento de la comunidad es tal que las denuncias de parte de conductores particulares no se hacen esperar y en las redes sociales se comparten videos y fotografías del desorden que ocasionan.
La página anónima de Facebook ‘Operación Tránsito de Bucaramanga’ se ha convertido en uno de los sitios de internet en los que la comunidad denuncia estos hechos. El vídeo “Cacique sin control”, en el que muestra el trancón que ocasionan más de 20 taxis haciendo fila para conseguir carrera, publicado el 19 de febrero del presente año, ya suma más de 10.000 reproducciones con cientos de comentarios y reacciones en contra de esta práctica.
“Algunos centros comerciales prestan el servicio de taxi, pero la gente no tiene la cultura de usar este servicio, entonces uno pierde el tiempo haciendo largas filas dentro del centro comercial, es mejor hacerse afuera y esperar la carrerita, así uno haga trancón, pues toca”, afirmó el taxista Eduardo Pimiento.
Los alternativos
La llegada de Uber a Bucaramanga, en el 2015, causó un cambio de movilidad en miles de habitantes. El éxito de esta aplicación móvil se ha convertido en el descontento de los taxistas. Su funcionamiento es muy sencillo, ya que a través del teléfono se puede solicitar un automóvil al lugar solicitado por el usuario, conocer las especificaciones del vehículo, información del conductor y realizar el viaje de manera segura y confiable, además de ofrecer una tarifa mínima competitiva en el mercado. Aunque los precios suben o bajan dependiendo de cuántos autos haya disponibles en la ciudad en un momento determinado.
“Yo uso Uber porque así evito usar taxi, los carros están en muy buen estado, el servicio es amigable y hay ciertos beneficios como pago a través de mi tarjeta y carreras gratis si recomiendo a nuevos usuarios”, así lo explicó Ángel Durán Garzón, usuario de Uber.
El mototaxismo se convirtió en una manera ágil y práctica, pero también peligrosa, en la ciudad. Ante los constantes trancones y deficiencias en el servicio de transporte público, la comunidad bumanguesa vio en las motocicletas la oportunidad de llegar a su destino en menos tiempo. “Uno sabe que es peligroso, pero la gente se monta, con estos trancones en la moto uno llega rápido”, así lo expresó Álvaro Jaimes Pinilla, mototaxista.
En las principales calles y barrios de la ciudad los mototaxistas ofrecen su servicio que va desde los dos mil a tres mil pesos en adelante.
El colectivo particular o también llamado ‘carro pirata’, que no tienen reparo en compartir su recorrido con extraños que van al mismo destino, muchas veces en carros en malas condiciones, con conductores que por el recorrido cobran una módica suma de $2.500.
“Yo he llegado a sacarme $120 mil e incluso un día me hice $200 mil, porque es que el Metrolínea es demorado y pagar un taxi hasta Piedecuesta es un lujo que no todos se pueden dar”, dijo Manuel Castillo Mora, conductor de ‘carro pirata’.
Además, en el 2010 se inauguró el Sistema Integrado de Transporte Masivo, Metrolínea, actualmente con un valor de 2.100 pesos por pasaje, y usado por más de 245 mil personas diariamente. Dicho medio, tiene un carril exclusivo en las autopistas de la ciudad, motivo por el cual la congestión del tránsito urbano aumentó. Fuera de esto, el sistema presenta un déficit de 20 mil millones de pesos y enfrenta demandas por cerca de $345 mil millones.
Los usuarios
Aunque la mayoría de los comentarios de los ciudadanos están en contra de los taxistas, hay personas como Angie Juliana Pico que manifiesta que “muchos prefieren mil veces usar Uber porque son carros lujosos, porque tienen aire acondicionado por una y otra cosas, yo uso taxi porque no estoy de acuerdo con apoyar la ilegalidad”.
También hay quienes no acuden a generalizaciones por una mala experiencia con algún conductor de taxi. “No todos los taxistas olvidaron cómo se debe tratar a un cliente, es predisposición, uno generaliza sobre el gremio según malas experiencias con algunos”, aseguró Kevin Pedraza, ciudadano.
La tarea
El presidente de la UNTT, Eduardo Pimiento Moreno manifestó que ante el panorama de la movilidad en Bucaramanga, los taxistas deben convertirse nuevamente en el servicio preferido de la ciudadanía. “Estamos haciendo un programa con la Policía Nacional y las alcaldías del área metropolitana para hacer una formalización de los conductores de servicio público y a la vez erradicar del gremio a aquellas personas que son malhechores camuflados de taxistas, porque esto tiene que cambiar, si queremos competir tenemos que hacerlo con calidad y servicio, con buena educación”, concluyó Pimiento Moreno.

Por Catalina Serrano Ordóñez
dserrano849@unab.edu.co