Por Yenifer Katherine López J. / ylopez222@unab.edu.co

La Central de Abastos de Bucaramanga lleva operando 30 años. Desde entonces los santandereanos y ciudadanos de otras regiones llegan a este lugar para abastecerse de alimentos, pero desde que inició el aislamiento preventivo obligatorio en el país, el lugar cambió.

Según Alfonso Peñaloza Bueno, coordinador de operaciones de Centroabastos, en un día normal de mercado, ingresaban alrededor de 4.200 a 4.500 vehículos, entre 11.000 a 12.000 personas y alrededor de 2.500 a 2.700 toneladas de productos como frutas, víveres y abarrotes.

Antes de iniciar la cuarentena, los días de mercado importantes en la central eran martes, jueves y sábados, pero con la implementación del ‘pico y cédula’, y el toque de queda los fines de semana, el sábado dejó de ser un día crucial, pues las ventas, el flujo de clientes y de vehículos se redujeron en un 50 %.

Según Peñaloza, “las restricciones de movilidad ciudadana de sábados y domingos ha provocado que la actividad se reduzca al pasar de 4.500 carros un sábado a alrededor de 2.700, y los volúmenes de carga pasaron de 3.100 toneladas a 1.700”, situación que
ha generado pérdidas en algunos comerciantes.

El hambre y la necesidad comienzan a tocar la puerta de Hernán Darío Flórez, un trabajador de la central quien ha entregado más de 16 años a este oficio. Su pasión por su trabajo es
incalculable, pues gracias a su negocio ha podido sacar adelante a su familia. Pero dado que las frutas que ofrece, guanábana, piña y guayaba, no son de primera necesidad, sus ventas han bajado de forma drástica, poniendo en duda su sustento diario.

“Los alimentos prioritarios son los que más se venden y esos sí estuvieron costosos, pero hay
cosas que son básicas que la gente piensa: ‘Si lo hay bien, si no hay, también’, como es el caso de mis productos. A esto le sumo el hecho de que los fines de semana han bajado demasiado las ventas, todo lo que usted pueda vender entre semana, porque el fin de
semana todo se va abajo, casi no hay ingresos, los precios se bajan, hay mucha fruta que no sale y hay que regalarla”.

Pero a diferencia de Flórez, Sebastián Correa, un joven de 23 años y quien lleva trabajando dos años en la central, asegura que al principio del aislamiento obligatorio los precios y los ingresos se elevaron, y que en la actualidad la venta sigue estable. Según él, esto
se debe a que vende artículos de primera necesidad como cebolla en rama, pimentón, habichuela y pepino.

“Al principio de la pandemia subieron los precios de algunos cosas y se vendían mucho, había
mucha demanda. Hoy en día ya se normalizó todo. Hay muchas frutas y verduras que ya bajaron de costo. Pero hay días cuando los precios suben y bajan, eso depende de la oferta y demanda. Los primeros días las ventas fueron buenas, luego bajaron un poco y ahorita está normal”.

Cambio en la plaza

Los fines de semana dejaron de ser concurridos por las restricciones que tomó el Gobierno nacional, según Peñaloza Bueno, el martes se ha vuelto el día más agitado de la semana, es cuando más ingresan personas, carros y alimentos, “es el día más importante, pues
llegan hasta 15.000 clientes, de 5.200 a 5.400 vehículos, y alrededor de 3.200 toneladas de
productos”.

A raíz de la emergencia sanitaria, la plaza mayorista ha implementado diferentes medidas
de bioseguridad como la desinfección de vehículos y personal que entran al lugar, limpieza de
todas las áreas, instalación de lavamanos en las bodegas más concurridas, el uso permanente
del tapabocas, guantes y gafas. También respalda las medidas impuestas por las autoridades, por lo que no permite el ingreso de mayores de 70 años, ni menores de edad.

Muestra del proceso de desinfección que se implementa en diferentes áreas de la Central de Abastos de Bucaramanga. /FOTO SUMINISTRADA

A pesar de las innumerables prevenciones que se han tomado, entre el 18 y el 25 de mayo
ingresaron a la central dos transportadores con coronavirus, procedentes de Cartagena. Por
esa razón el martes 26 de mayo las secretarías de Salud departamental y municipal, realizaron la ruta epidemiológica para verificar dónde estuvieron los conductores
y elaborar diferentes pruebas.

Carlos Quiroga, gerente de Centroabastos (ubicada en la vía Palenque – Café Madrid No.
44-96), mediante un comunicado aclaró que hasta el momento no se ha presentado ningún caso positivo en la plaza, ni se ha tomado la determinación de aislar personas, como está circulando en los medios de comunicación y las redes sociales; según él, esto obedece a un
malentendido, pues las pruebas fueron efectuadas en prevención.

“Con los controles que realizamos no se ha encontrado a nadie que tenga la temperatura alta, ni mucho menos que presenten síntomas relacionados con el covid-19, lo que pasa es
que los medios de comunicación se están encargando de desinformar”, aseguró Quiroga.

Al cierre de esta edición (viernes 5 de junio) Colombia tenía 36.635 casos, de los cuales 131
están en Santander. Bucaramanga tiene 31 y Girón 20.

Elda Yohana Arango Sánchez, comerciante y quien lleva trabajando alrededor de siete años en
la central, asegura que las medidas implementadas son buenas y oportunas. “Estas decisiones han sido muy eficientes, cada día son un poco más exigentes en cuanto a la prevención del virus”.

Los trabajadores y visitantes de Centroabastos deben acatar medias de seguridad en el
desarrollo de sus actividades. /FOTO SUMINISTRADA

El aislamiento obligatorio que inició el pasado 24 de marzo cambió la vida de los colombianos,
como es el caso de Yahir José Ángel Cañas, un joven de 25 años,entrenador físico y estudiante de psicología, quien por la situación actual tuvo que ingeniárselas para poder sobrevivir, creando un negocio improvisado de venta de verduras. Dice que en la actualidad la comida es lo que más se vende, por dicha razón decidió ir a Centroabastos a comprar alimentos de primera necesidad y venderlos por el barrio Monterredondo.

“Nunca pensé vender frutas y verduras, pero con la cuarentena y el hecho de quedarme sin trabajo, me tocó reinventarme, ahora trabajo en mi casa y por el barrio, vendiendo alimentos de primera necesidad, frutas y verduras”, afirmó.

Según Elda Yohana Arango Sánchez, lo más difícil de la pandemia ha sido adaptarse al cambio
de vida. El hecho de no poder acercarse a la gente, de no poder salir y tener que trabajar utilizando tapabocas, guantes y gafas, “es muy incómodo y difícil”, dice.

Universidad Autónoma de Bucaramanga