El patrimonio natural de la capital santandereana son las elevaciones y bosques de protección ambiental que posee el oriente de la ciudad, entre la cuenca del río Tona y el límite sur con el municipio de Floridablanca, conocidos como los Cerros Orientales.
Las veredas como Retiro Grande Parte Baja, Pedregal, La Malaña, Gualilo Alto, San José, 10 de mayo y Santa Bárbara, de Bucaramanga, así como Vericute, Helechales, Alsacia, Casiano, Guayanas y Alto de Mantilla, de Floridablanca, tienen influencia en el lugar.
Animales silvestres como ardillas, zorros, osos hormigueros, armadillos e iguanas, así como una variedad de aves, entre las que se encuentra el cardenal, el cucú ardilla, el copetón y el turpial amarillo conviven entre árboles nativos y foráneos como caracolíes, gallineros, mangos, ceibas, guayacanes, cacao, bambú, palmas reales, helechos jurásicos, ficus y el medicinal matarratón, utilizado para bajar la fiebre.
En esta zona de 3.942 hectáreas la comunidad juega un papel esencial en el equilibrio del ecosistema, que se resalta en medio de los edificios modernos (sector de Cabecera) y poblaciones de escasos recursos (Comuna 14 o Morrorico), que fortalecen las estructuras ecológicas de la ciudad.
Se caracteriza por un clima tropical, entre seco, húmedo y frío, que según afirma el estudio Ambiental para el Ordenamiento y Manejo de los Cerros Orientales de Bucaramanga y Área Metropolitana, realizado entre 2009 y 2010, adelantado por la Corporación Autónoma Regional para la Defensa de la Meseta de Bucaramanga, (Cdmb), este ecosistema es vital, permite descontaminar el aire y producir sombra.
Pero no está exento de la amenaza del hombre ni del desarrollo urbanístico. Es un sector que presenta amenazas de remoción de tierras e inundaciones en época de lluvia, en los sectores bajos de los ríos Suratá y Frío.
No menos importante es la mano del hombre, que como lo ha denunciado el asesor de despacho y jefe de Gobernanza de la Alcaldía de Bucaramanga, Manuel Francisco Azuero Figueroa, puede traer grandes afectaciones. “Bucaramanga se ha construido dándole la espalda al lugar. Se han intervenido irregularmente. La idea es que, siguiendo el ejemplo de algunas ciudades del mundo, integremos la ciudad a los Cerros, buscando una protección activa”, asegura Azuero Figueroa.

Intervención a través de un proyecto
De las 3.942 hectáreas que abarca este ecosistema, 1.300 se destinarán para la construcción del parque Bosque de los Caminantes, el cual busca marcar senderos y conectar los sectores comprendidos entre el barrio Pan de Azúcar y la vía a Cúcuta.
María Carolina Galeano Rodríguez, asesora de despacho para proyectos estratégicos de la Alcaldía de Bucaramanga, comenta que el objetivo es abrir los espacios de protección ambiental “para el conocimiento de la gente y a través de un sendero, con la mínima intervención, permitir que la comunidad camine y conozca este espacio con la calidad ambiental que ofrecen los Cerros Orientales con propósitos también turísticos”.
No obstante, como asegura el informe de la Cdmb, la riqueza específica del lugar es en materia biológica y botánica, por lo cual, si la ejecución no se acompaña desde el ámbito académico y de educación ambiental, puede causar estragos y representaría una pérdida significativa del sector ambiental.
La intención del gran Bosque de los Cerros Orientales o Bosque de los Caminantes es detener la presión urbana que ejercen las principales constructoras de la ciudad. Es una estrategia de integración social entre las comunas 9, 12, 13 y 14 que busca aumentar el índice de espacio público para los ciudadanos del área metropolitana de Bucaramanga.
Además, es una alternativa con que se busca habilitar un espacio de recreación pasiva y contemplación de las especies endémicas, así como disminuir las brechas sociales, conectando el Parque del Agua con el parque de Morrorico, y a éste las comunas 13 y 14 con los bosques de los Cerros Orientales. La Alcaldía de Bucaramanga firmó un convenio con la Empresa de Desarrollo Urbano de Medellín, EDU, la cual realiza los estudios y el diagnóstico preliminar de este y otros proyectos como Los Jardines del Río Suratá y El Camino de La Juventud, cuyo valor asciende a los 2.200 millones de pesos.
“Estamos en una fase preliminar que tiene que ver con el reconocimiento del lugar, venimos trabajando con un equipo social dentro de la Alcaldía. Este trabajo lo estamos haciendo en conjunto con todas las comunidades aferentes al área del proyecto”, aseguró Julián Esteban Gómez, líder de diseño de la empresa EDU.
La integración de los Cerros Orientales de Bucaramanga está protegida a nivel nacional. El problema radica en que, al ser un terreno tan extenso, resulta ser un área susceptible de invasiones, inseguridad y degradación ambiental.
La proyección del parque apunta a controlar la ocupación informal de predios, fundamentalmente la Comuna 14, área de influencia del corredor vial Bucaramanga-Cúcuta. Los barrios allí asentados han sido construidos en condiciones precarias de hábitat, la mayoría de casos entre la ilegalidad, a partir de la invasión o de la parcelación informal por parte de urbanizaciones ‘piratas’.
«Muchas de sus viviendas no cuentan con servicios públicos y están en condición de riesgo por remoción en masa. La protección es escasa y de baja calidad, así como la de infraestructura social; y en su momento la edificación implicó la destrucción de bosques mientras que la consolidación ahora es fuente de contaminación”, según el documento de lineamientos respecto al proyecto estructurado por la Alcaldía de Bucaramanga.
La Alcaldía de Rodolfo Hernández Suárez buscará negociar con la constructora Urbanas, propietaria de la mayoría de predios de la zona, con el fin de que dichos terrenos pasen a manos del Municipio. Uno de los puntos estratégicos denominado ‘el tanque de Pan de Azúcar’ es propiedad del Acueducto de Bucaramanga, por lo que también se planteará un acuerdo para que este pase a ser propiedad pública.
Un camino natural
Los caminos transitarán los cerros mediante corredores ambientales que conectarán la Universidad Autónoma de Bucaramanga y el barrio Pan de Azúcar. De igual modo, entrará en perímetro del parque La Flora, la Comuna 9 y el Parque Extremo con el Plan Maestro de la Quebrada La Iglesia.
Puntos de acceso:
- Está ubicado en la parte superior del kilómetro cinco, recorre todo el Cerro hasta el sector de Pan de Azúcar, terminando cerca de la Unab.
- Empieza en el sector donde antiguamente se ubicaba el restaurante Corcovado, baja por el sector llamado los Anayas hasta conectar con el barrio El Jardín.
- Comienza en el barrio Albania, transitando por la parte baja de los Cerros Orientales hasta salir al sector de Cantabria.
Fauna silvestre
En total existen en el lugar 761 especies de vertebrados; el 62 % son aves (473), y se destacan las Cucu ardilla (Piaya Caya), Copetón (Zonotrichia capensis), Turpial Amarillo (Icterus nigroguralis), y Colibrí thalassinus entre otros. El 20 % son mamíferos (153 especies en total), donde predominan los murciélagos (72 especies registradas). Le siguen los roedores, con un 30 %, y luego los carnívoros, 17 %. También habita una variedad de reptiles, 92 especies, que corresponden al 12 %. Los anfibios son el grupo de menor número de vertebrados en la región, 43 especies en total cohabitan en la zona. Están representadas casi en su totalidad por ranas y sapos, y existen 41 especies distintas.
La flora, riqueza de los Cerros
Según el inventario adelantado por la Cdmb, el lugar cuenta con 117 especies de fauna silvestre, se encuentran aves, roedores, reptiles y anfibios. Entre sus más representativas están: venado de páramo, cuchumbí, ranas, sapos marino y pequeños lagartos. Asimismo, cuenta con una riqueza en flora que va desde especies como Aro, Cadillo, Col de monte, Curumacho, Guamo, Pino, Sangro y Cañeja, entre otros. Todos están amenazados por la tala indiscriminada para la elaboración de materias primas, sustitución de bosques naturales por árboles aptos para uso industrial, quemas y desmontes para las actividades agropecuarias y el comercio ilegal de productos del bosque.
La desnutrición del lugar ha ocasionado un desequilibrio ecológico con consecuencias para el hombre, de igual forma secuelas como inundaciones, deslizamientos, desgastamiento de vías, desaparición de especies valiosas, de animales, madera, escasez de agua, entre otros. El lugar posee una serie de fragmentos de bosques de mayor importancia denominados caracolíes, pterocarpus (fruto alado), ficus (árbol benjamín), y grancio (níspero), de alturas entre los 9 y 12 metros.
El lugar posee una serie de fragmentos de bosques de mayor importancia denominados caracolíes, pterocarpus (fruto alado), ficus (árbol benjamín), y grancio (níspero), de alturas entre los 9 y 12 metros.
Por Andrés Felipe Guevara Ariza
aguevara654@unab.edu.co
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