El costo aproximado de la obra es de mil 600 millones de pesos administrados por la Empresa de Servicios Públicos de Santander (Esant). /FOTO DIDIER NIÑO CARVAJAL

Como regalo en sus 50 años de fundación, en noviembre de 2016, el municipio de Villanueva esperaba recibir una planta de tratamiento para brindar agua potable a sus más de siete mil habitantes, pero por contratiempos en el proyecto, esto no fue posible.

¿Por qué? Factores claves como la antigüedad de la estructura y la falta de planos de la misma, así como el hallazgo de tuberías subterráneas desconocidas, no se tuvieron en cuenta para adelantar el plan de obras.

La necesidad de intervenir el sistema se debió a que la planta de tratamiento recibía más agua de la que permitía su capacidad.

Como resultado de esta saturación, el tratamiento que se le daba al líquido no era el correcto, así que, por parte de la Gobernación de Santander, se decidió adecuar la estructura de la planta para asegurar agua de calidad.

Los recursos para ejecutar la obra provenían directamente de la administración departamental, gestionados por la Empresa de Servicios Públicos de Santander (Esant). Con un costo total de aproximadamente 1.600 millones de pesos, fue planeada, licitada y contratada en las administraciones anteriores, tanto de la Esant, en cabeza en ese entonces del gerente Edwin Ballesteros Archila; del alcalde Antonio Fuentes Viviescas (2011-2015), y del exgobernador, Richard Alfonso Aguilar Villa.

A la licitación del proyecto se presentaron en noviembre de 2015 tres empresas entre las que se seleccionó a Lego Construcciones S.A.S, ahora conocida como C&P Construction and Projects S.A.S, para que ejecutara el proyecto.

Vale precisar que esta empresa también fue seleccionada por la Alcaldía de Bucaramanga en julio de este año para adelantar las obras de reparcheo en distintos puntos de la ciudad.

Debido al cercano cambio de administración municipal en Villanueva, se decidió comenzar con las obras al año siguiente cuando los gobiernos estuviesen posesionados.

Caminar a tropiezos

El acta de inició se firmó el 15 de febrero de 2016 y en abril se dio comienzo a las intervenciones. Según Luis Daniel Gómez Díaz, concejal del municipio por el partido Opción Ciudadana, “la empresa dejó un buen sabor, se le vio un compromiso”. Aunque más tarde su percepción de la situación cambió, a causa de los múltiples inconvenientes que se presentaron durante el trabajo.

Los seis meses que se habían destinado para la optimización de la planta se convirtieron en 19 y el tiempo sigue corriendo, ya que los arreglos contemplados en el proyecto no se han terminado en su totalidad.

¿Por qué la demora? “Cuando comienzan a ejecutar obras de ampliación, se empiezan a encontrar con tubos y elementos que  no se tenía previstos inicialmente, eso hace que se tengan que hacer unas modificaciones en los diseños y reformas en el presupuesto”, afirmó Juan Carlos Carvajal, director de proyectos de la Esant.

Debido a la antigüedad de la planta, la oficina de Planeación de la alcaldía no poseía los planos de la estructura, lo que obligó a que las obras se realizaran a tientas. El hallazgo de tuberías subterráneas de las que no se tenía conocimiento fue uno de los mayores problemas que se presentó y que obligó a hacer nuevamente el levantamiento topográfico de todo el proyecto.

Este levantamiento se realizó luego del acta de inicio “con el objetivo de empezar a verificar los diseños y la necesidad del proyecto, tres meses en los que no se realizaron trabajos, sino simplemente fue revisión, verificación y comprobación de los diseños”, dijo Luis Felipe Neira Osorio, supervisor de los trabajos.

Según el ingeniero, “el municipio no es autónomo en las decisiones con relación a la planta” debido a que bajo el terreno donde esta se sitúa no se extienden únicamente tuberías del mismo acueducto, sino a redes de la empresa distribuidora del servicio de gas, Norgas y redes de la Electrificadora de
Santander, Essa.

El paro camionero también afectó el proyecto. Se extendió del 6 de junio al 22 de julio e impidió el paso de materiales necesarios para avanzarlo.

Para el concejal Gómez Díaz y Karen Vanesa Campos Pérez, técnica de la unidad de servicios públicos del municipio, las complicaciones en el desarrollo de las obras se debieron a una mala planeación. “Cuando se empezaron a ver las fallas se pidió un cronograma de actividades para saber cómo se iba a realizar el proyecto, ese cronograma nuca llegó. Eso quiere decir que no tenían nada planeado”, aseguró Gómez Díaz.

Los efectos de las suspensiones

En noviembre del año pasado –fecha en la que debía estar terminado el proyecto- se reconstruyó uno de los filtros, pero nunca se hizo la entrega, lo que obligó a la planta a trabajar por tres meses con uno dañado.

Su entrega se realizó solo hasta el 14 de agosto y con retrasos, luego de que, en una reunión con la gerente de la Esant, Mónica Paola Monsalve, se firmara un acta de compromisos que estipulaba el 11 de ese mes como fecha definitiva.

Las alertas se elevaron cuando se construía el sistema para adelantar el proceso químico de floculación, es decir, donde un líquido conocido como floculante actúa sobre las partículas nocivas del agua para facilitar la filtración de la misma y la sedimentación.

Fue necesario intervenir un cuarto del antiguo, lo que ocasionó que la mezcla química que debía realizarse en el floculdor, no se realizara correctamente. Al pasar por los filtros, estos se tapaban y se impedía el proceso de purificación del líquido necesario para el consumo humano.

Por lo anterior, los operarios de la planta tuvieron que realizar retro-lavados al colador cinco o seis veces al día. Esto generó cortes constantes en el servicio y desperdicio de agua. Todo porque el proceso necesita un tiempo estimado, que fue recortado debido a las obras.

Según cuenta Gómez Díaz, se optó por conducir directamente el agua desde el floculador hasta el tanque de almacenamiento, lo que hacía que el proceso terminara en el tanque o en las albercas de los habitantes del municipio. “Una situación delicada era que eso no se debe consumir, son agentes cancerígenos”, aseveró el concejal. “Se hizo la denuncia pública y privada, se llevó a la Contraloría y la Procuraduría. Se trató de declarar una emergencia sanitaria y no lo permitieron”, afirmó.

En lo corrido de 2017, los informes de laboratorio de QuimiProyectos S.A.S, que calcula el Índice de Riesgo de Calidad del agua para consumo humano (IRCA) del municipio, calificó en tres meses al agua como “no apta para el consumo humano”.

En enero, el resultado fue de 5,29 %; en febrero, 5,29 % y en junio de 19,41 %.

Información suministrada por operarios de la planta de tratamiento del municipio de Villanueva. /INFOGRFÍA LAURA DANIELA MEZA VESGA

Como quien opera a un adulto mayor

La planta de tratamiento del municipio tiene 40 años de funcionamiento. En sus inicios, se abastecía de dos afluentes cercanos, la quebrada La Carrisaleña y Las Burras, conectados aun sistema de bombeo que distribuía el líquido a las aproximadamente diez casas que conformaban el municipio.

En 1977 se construyó la planta de tratamiento en el cerro Sagrado Corazón de Jesús. Esta se abastecía del afluente La Pampa y suministraba el servicio a poco más de 300 familias. La capacidad con la que fue construida era de ocho litros por segundo.

Contaba con la tolva de sulfato, un floculador, un sedimentador, un filtro y un tanque de almacenamiento de 294 metros cúbicos.

Debido a que algunos nacimientos de agua que abastecían al corregimiento de Guane y a los municipios de Barichara, Cabrera y Villanueva fueron contaminados, se buscó otra alternativa para llevar el líquido a la población. El acueducto cooperativo se creó en 1989 con la construcción de la represa El Común, fuente actual que abastece a los cuatro municipios.

En ese año la planta pasó a recibir 16 litros por segundo, lo que ocasionó que desde entonces sobrepasara su capacidad. “Cuando el proyecto inició funcionaba para unas 300 familias, ocho litros por segundo abastecían fácilmente. Actualmente esa capacidad se ha más que cuadruplicado, se está por más de los 1.300 usuarios legalizados”, afirmó el concejal Gómez Díaz.

En la administración de Antonio Fuentes Viviescas se hizo la construcción de un segundo filtro, pero que no fue una solución suficiente. “Duplicaron la capacidad de filtración, pero no la capacidad de sedimentación ni de floculación que era el problema grande”, manifestó el concejal.

La actual administración, a cargo de Lillyam Chaparro Ballesteros, tuvo que afrontar los inconvenientes de este proyecto resultado de las cuatro décadas de funcionamiento sin ninguna intervención, lo que dificultó el proceso de adecuación. “Al tomar esa decisión (de remodelar) tengo que empezar a hacer obras y trabajar, primero reparar a una ancianita. Para un médico no es fácil operar una señora de 80-85 años, en este caso, esta planta de 40 años, para mí es una ancianita”, comparó el director de proyectos de la Esant, Juan Carlos Carvajal.

Lo que se ha logrado y lo que falta

Se hizo una entrega parcial el pasado 14 de agosto de la canaleta parshall, el segundo floculador, el filtro funcional y el nuevo tanque sedimentador. La finalización y entrega de lo restante del proyecto, es decir, el segundo tanque de almacenamiento y el proceso de tratamiento de lodos, se estima terminar en noviembre de este año.

Fuera de lo contemplado, la alcaldía municipal implementará un proceso de modernización en la infraestructura de la planta. También la inclusión del laboratorio químico donde un sistema automático tomará muestras cada hora del agua que llega a la planta, para definir el correcto suministro de los químicos que purifican el líquido.

Para complementar las obras de la planta, Villanueva está a la espera de la aprobación por parte de la gobernación del proyecto de construcción del Plan Maestro de Alcantarillado Sanitario y Pluvial. Los recursos para la ejecución de este proyecto provienen del beneficio en recursos por la enajenación de la Hidroeléctrica Isagén y que, según el artículo 940 de 2017, serán invertidos en obras de impacto regional.

 

Por Laura Daniela Meza Vesga

lmeza682@unab.edu.co

Universidad Autónoma de Bucaramanga

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