El proceso para ganar un cupo en los Olímpicos nunca es fácil. Los deportistas se enfrentan a entrenamientos de doble jornada, horas intensas en el gimnasio e incluso a distanciarse de sus seres queridos.
Este fue el caso de Martha Bayona Pineda, quien hace año y medio dejó Bucaramanga para integrarse al equipo de ciclismo de Medellín y poder competir en lo Juegos Olímpicos de Río 2016.
Después de las justas internacionales y de enfrentarse al sinsabor de no haber subido al podio olímpico debido a una caída en la pista del velódromo Arena Carioca, el 14 de agosto, regresó a Colombia el 18 de ese mes para competir nuevamente.
Esta vez lo hizo en el LIX Campeonato Nacional de Pista en Medellín, donde participó en las pruebas de velocidad por equipos, individual, keirin y los 500 metros detenidos.
La santandereana logró subir a los más alto del podio nacional de las cuatro competencias y colgarse la medalla de oro. «Cosa que no hacía desde hace tres años que fui cuatro veces campeona nacional, pero en juvenil», recordó.

Así empieza el periodo de preparación para los juegos en los que aspira competir dentro de cuatro años que tendrán lugar en Tokio en 2020, pues no haber obtenido un galardón en Río no interfiere con su meta olímpica. «Faltan cuatro años para una nueva olimpiada, para un nuevo desquite pero desde ya uno quiere volver a ir a los Olímpicos. La preparación y mentalidad las continúo trabajando», relata la velocista.
Sin embargo, no todo en Río de Janeiro fue negativo. Allí también alcanzó buenos resultados, pues rompió los esquemas frente a las mejores velocistas del mundo al alcanzar el décimo lugar en la competencia de keirin femenino, modalidad de ciclismo de pista. A sus 21 años, la más joven de la delegación olímpica, se convirtió en la primera pedalista colombiana en lograr ese puesto en las justas.
La caída
«La rusa (Anastasiia Voinova) iba delante de mí sobre la banda azul, donde uno no puede ir y menos en una curva, porque la pista obligatoriamente manda al ciclista hacia arriba. Junto a ella, estaba la china (Tianshi Zhong). Faltaba una vuelta y tenía el espacio para pasar, era el momento de abrirme por la parte alta, pero la pista la estaba sacando -a la rusa-, empezó a tocarse con la china, se elevó en la mitad del peralte cuando yo iba a pasarla. La rueda de la rusa rozó mi delantera, me desequilibré, y fui yo la que se cayó, pero bueno, es así. Uno cae pero hay que levantarse, son competidoras con mucha experiencia y estar al nivel de ellas me hace feliz».
Así relató Martha Bayona su caída durante la semifinal de keirin femenino de los Juegos Olímpicos Río 2016.
El hecho le imposibilitó llegar a la final, pero la experiencia de vivir por primera vez las olimpiadas fortaleció su confianza en si misma. «Yo sentía que podía estar en la final, sin embargo, estoy contenta es un campeonato de alto nivel y la experiencia es tan intensa y mucho más positiva que lo imaginado. La verdad no esperaba quedar entre las diez. Uno aprende a confiar en uno mismo, a creer que todo es posible», remarcó la competidora Bachiller del colegio Inem Custodio García Rovira.
Lejos de su tierra encontró su pase a los Olímpicos
Sobre su partida al equipo antioqueño, Bayona cuenta que la decisión la tomó porque el entrenamiento no era tan bueno como el que se hace e las concentraciones paisas, pero fue muy duro «porque tuve que sacrificar el irme para otra ciudad y dejar a mi familia», especificó.
Siempre estuvo en la cabeza de la velocista que tenía que dar todo para ganar el cupo, sus retos personales sirvieron para que mejoraran sus tiempos y finalmente, lo logró. Alrededor de 10 mil atletas se dieron cita el 5 de agosto en Río de Janeiro para competir por las soñadas medallas en el evento deportivo más grande del mundo.
De 147 deportistas colombianos tres mujeres representaron a la región: la golfista María José Uribe Durán, y las ciclistas Ana Cristina Sanabria Sánchez y Martha Bayona Pineda.

«Al saber que iba a ir no veía la hora de estar allá. Al llegar se siente el profesionalismo y es mucha la carga encima porque uno quiere hacer bien las cosas, pero los nervios le ganan. En los primeros entrenamientos en la pista estaba tensionada; la clave fue tomarlo como si no fuera un Olímpico sino una carrera normal. Eso me funcionó», expuso Bayona.
«Poder competir y sobre todo ver a tantos campeones juntos reunidos en las pistas olímpicas era un sueño», comenta la deportista, pero la verdadera satisfacción durante su estadía en Río fue «lo que corrí, sentí que corrí como nunca lo había hecho».
Luego de que la ciclista ganara el repechaje y se metiera en la segunda ronda del keirin olímpico, entrenadores de la Liga Santandereana de Ciclismo como Federico Muñoz tenían la esperanza de la medalla dorada.
Pese a no haber llegado al podio la experiencia representa una «alegría inmensa» no solo por el hecho de superarse sino por el orgullo que le permite sentir a sus familiares, sobretodo a su papá quien la orientó por el ciclismo desde sus cinco años cuando le dio su primera bicicleta.
Hoy, la pedalista continúa con la disciplina no solo en los trabajos de ruta y pista de su entrenamiento sino también en su alimentación, pues no piensa bajar el ritmo porque considera que «haber quedado en décimo lugar en unas olimpiadas me da para hacerlo mucho mejor en un mundial».
«Estoy agradecida con Dios y mi familia. He comenzado el aprendizaje al más alto nivel para mi futuro en esta carrera» concluyó Martha Bayona Pineda.

Roxana Silva Quevedo
ksilva415@unab.edu.co
@roxanaquevedo88