Por María Paula Barreto Durán
mbarreto129@unab.edu.co

Bajo la mirada del consumo consciente, en Bucaramanga han surgido emprendimientos virtuales que contribuyen al medio ambiente dándole una segunda oportunidad a ropa que ya ha sido usada. A través de la optimización de la vida útil de las prendas, como acto de consciencia ambiental, se contribuye a la trasformación del imaginario colectivo alrededor de la ropa de segunda mano y se genera una fuente de ingreso para los emprendedores.

Según Jennifer Le Zotte, historiadora de género, capitalismo y vestimenta, el origen de este mercado se remonta a mediados del siglo XX y se consolidó de la mano con movimientos sociales como el hippy. En su libro De la buena voluntad al grunge: una historia de estilos de segunda mano y economías alternativas (2017) expone la relación de la compraventa de artículos usados con el arte, la música y los movimientos revolucionarios de las décadas de los 60 y 70. Desde entonces, se formó una nueva conducta de consumo liderada por ideas ecologistas y anticapitalistas que aún persisten y permean la sociedad actual.

Estilo y comercio virtual

En Bucaramanga el tema de la ropa usada no es algo nuevo. En el centro y norte de la ciudad es común encontrar locales de artículos de segunda mano en los que ofrecen aparatos electrónicos, zapatos, ropa, entre otros. Sin embargo, ahora este mercado emigró a internet, lo que atrajo a nuevos adeptos con distintas motivaciones, entre ellas: vestir con estilo sin gastar mucho dinero.

Este es el caso de Juleidy Larrahondo Moreno, estudiante de Química de 19 años, quien compra ropa de segunda desde hace cinco años. Desde que era pequeña le ha apasionado experimentar con su imagen; a pesar de ello, invertir constantemente en prendas nuevas puede tornarse costoso. Esta fue una de las razones por las que Juleidy se unió a la tendencia de la ropa usada, pues en ella encontró la posibilidad de probar diferentes estilos de manera más económica y amigable con el medio ambiente.

“Algunas piezas que me gustaban no estaban al alcance de mi bolsillo, así que pensé en darle segunda vida a una prenda colgada en algún ropero de la ciudad. Lo intenté y me enamoré. Desde el día uno no he parado de caminar las ciudades en busca de lugares que me devuelvan en el tiempo cada vez que me pongo una prenda usada”, comenta.

Ante la problemática ambiental provocada por el sector textil, la reventa de ropa ha tomado fuerza. Esta es una de las maneras más directas de reducir los desechos que produce la confección; por esta razón, luego de un par de años siendo partícipe de esta modalidad de consumo, en el 2019 Juleidy creó Lunar, un “pulguero virtual”, motivada por un estilo de vida más consciente.

“Mi principal motivación para crear la página fue el medio ambiente; en ese momento de mi vida estaba construyendo consciencia ambiental: era vegetariana, implementé el estilo de vida Zero Waste (residuo cero); entonces sentía que debía ser consecuente con lo que pensaba sin dejar a un lado lo que me gusta, que es la moda”, expone la creadora de Lunar.

Si durante un año las personas compraran una prenda usada en vez de una nueva, se ahorrarían las emisiones de carbono equivalentes a medio millón de carros circulando durante un año, la energía suficiente para iluminar la Torre Eiffel durante 141 años, de acuerdo con el reporte de reventas de 2019 realizado por ThredUP. / FOTO SUMINISTRADA JULEIDY LARRAHONDO.

Instagram: vitrina y venta

Según la Cámara Colombiana de Comercio Electrónico, el 46 % de los compradores en línea adquieren productos relacionados con moda y belleza. Esto gracias a que internet ha permitido que las personas puedan intercambiar o vender artículos entre sí sin necesidad de un tercero, lo que se denomina: C2C o consumidor a consumidor.

Actualmente una de las plataformas más utilizadas para la venta de ropa es Instagram, una red social cuya dinámica se basa en subir fotografías y videos. Dicha aplicación facilita el proceso de compra, ya que permite tener contacto directo con los clientes; así lo considera Daniela Argüello, estudiante de Ingeniería Industrial, quien junto con Cristiana Vargas y Anny Báez, decidió crear Ropa de segunda Bga hace año y medio. “También elegimos Instagram como plataforma para nuestra tienda virtual debido a que es gratuito, práctico y de fácil acceso; además, la mayoría de tiendas de segunda colombianas se encuentran allí”.

Para captar la atención de los clientes virtuales en plataformas como Instagram, es importante utilizar fondos homogéneos sin dejar a un lado la creatividad. Para ello, se puede adornar el espacio con plantas y accesorios. /  FOTO SUMINISTRADA DANIELA ARGÜELLO

“El proceso de compra es sencillo. Se debe seguir a la página y tener las notificaciones encendidas para estar pendiente de las actualizaciones. De esta manera, cuando se desea adquirir una prenda, se comenta en la foto o se envía un mensaje privado refiriéndose a la misma, esto depende de la metodología que aplique cada emprendimiento”, indica Alejandra Parra, estudiante de Diseño Industrial de 21 años, quien compra en este tipo de tiendas desde hace más de un año.

“Luego la persona encargada de la página te dice los métodos de pago, entre los cuales se encuentran Nequi o Daviplata, que son los más comunes y rápidos para realizarlo. Si la tienda no es de tu ciudad, te piden tu nombre completo, cédula, celular y dirección, para enviarte los artículos a través de alguna empresa de mensajería nacional”, cuenta Alejandra.

Moda social y ambiental

Lucir prendas en tendencia y con estilo no debe perjudicar el medio ambiente ni poner en riesgo la integridad de quienes las fabrican. Es por ello que el concepto de sostenibilidad ha sido aplicado a la industria de la moda, creando el término moda sostenible (corriente de diseño, producción y uso de prendas que busca minimizar el impacto medioambiental para preservar el planeta). Sin embargo, aunque en Colombia se ha promovido dicha industria, solo un 6 % de los consumidores de moda pertenecen a este grupo de usuarios conscientes, según Inexmoda.

Para Linda Susana Perdomo, estudiante de Derecho y consumidora de este mercado, la creciente conciencia ambiental y social es una de las causas del auge de las tiendas de segunda mano, pues ahora muchos consumidores evitan comprar ropa que tenga demasiado impacto en el medio ambiente o que sea fabricada por empresas que no cumplan con valores éticos de producción. Por tanto, considera que uno de los aspectos positivos de este modelo de negocio es la implementación de una economía circular (sistema de aprovechamiento de recursos donde prima la reducción, la reutilización y el reciclaje de los elementos).

“Cuando se compra ropa de segunda se corta la cadena del fast fashion (término que se refiere a los diseños que salen rápidamente de las pasarelas para capturar tendencias de moda actuales y venderse masivamente) y se construye un estilo propio a través de prendas de calidad a excelentes precios, y se ayuda disminuir la huella ambiental de las grandes empresas de ropa”, argumenta Linda.

Además, al apoyar a este tipo iniciativas se apoya la economía local. Aura Camila Rosales, tecnóloga en Diseño de modas de 23 años, encontró en su emprendimiento Elektrika una fuente de ingreso que le permite sostenerse económicamente. Su empresa comenzó siendo una tienda de ropa virtual para sus prácticas del Sena. Sin embargo, luego de estar dos años inactiva, decidió volver, pero esta vez vendiendo ropa usada. “Durante la cuarentena decidí reactivar la tienda porque me independicé. A pesar de la pandemia, me ha ido muy bien, no puedo quejarme, ya que durante estos últimos meses ha sido el sustento para mí y mis cuatro gatos”.

“Durante la pandemia, la ropa la he conseguido con personas que me conocen y me quieren ayudar, entonces me donan la ropa que ya no usan y yo la arreglo”, cuenta Aura Camila Rosales, creadora de Elektrika. / FOTO SUMINISTRADA AURA CAMILA ROSALES

A pesar de que la pandemia de covid19 ha sido un reto para todos los sectores de la economía, el mercado virtual de ropa de segunda sigue manteniéndose fuerte en la ciudad. Frente a una realidad en la que cada segundo, en todo el mundo, se desperdicia una cantidad de ropa equivalente a un camión de carga -según la fundación Ellen MacArthur, referente mundial en la promoción de la economía circular-, la tendencia de la ropa usada es un grano de arena para la construcción de un futuro más consciente y sostenible.

Universidad Autónoma de Bucaramanga