Por Cinthya Barreto
cbarreto806@unab.edu.co
Si bien en Colombia no se escucha la palabra “moda” como un tema imponente, diferentes empresas y eventos intentan que los ciudadanos vuelvan a sentirse identificados con la industria, alcen la mirada hacia las nuevas ideas que plantea y comiencen a verla como una forma de apoyar a los artesanos e impulsar la creatividad artística.
Julián Díaz Zambrano es el creador de las marcas Morelife (ropa deportiva) y Lolos (vestidos de baño) y formó parte del evento “Seven Santander fashion industry” en su primera edición que comenzó en junio y finalizará el 31 de agosto. Se ha caracterizado por hacer parte de iniciativas que buscan impulsar el trabajo de las marcas y, en ocasiones, por realizar eventos colaborando con causas a nivel local con el propósito de cambiar la percepción de la ciudad sobre esta industria.
“La gente tiene que comprar porque la marca le transmite, mi intención es mostrar que una marca puede ser social. Mucha gente lo toma como moda, pero para mí es fundamental comunicar cosas para que las personas quieran consumir tus productos”, expresa.
El “Seven Santander fashion industry” es una plataforma que ofrece una mirada hacia las nuevas colecciones de marcas posicionadas, así como entrevistas y venta de productos en línea. Dedicó un espacio a las artesanías de la región con la participación de 29 trabajadores, quienes realizaron una muestra del esfuerzo y la importancia de su labor para la industria y las empresas de telas, joyas y calzado.

El diseño está hecho de voces
María Patrocinio Pimiento trabaja con la fibra del fique en Curití, Santander, y recibió un homenaje en el evento por sus 30 años en el oficio. “Al principio no me lo creí, uno es consciente de que detrás de mí hay mucha gente que se hubiera merecido eso. Hay artesanos en veredas que se matan mucho trabajando y lo que les pagan no es lo justo, lo que yo quiero es que los tengan en cuenta y que el día de mañana salgan adelante como salí yo”.
Según la Cámara de Comercio de Bucaramanga en la ciudad se ha comenzado a priorizar el sector de la moda con el fin de ayudar a empresarios emergentes y a la internacionalización de emprendimientos locales mediante eventos o capacitaciones. Sin embargo, la mayoría de las áreas han tenido que buscar alternativas para poder seguir en el mercado mientras se da una solución efectiva a la pandemia de la Covid-19.
Estela Remolina es artesana en San Gil, Santander, y se dedica al arte del crochet, técnica de tejido con la que crea bolsos, sombreros, correas, entre otras cosas. Manifiesta que también junto con la entidad Artesanías de Colombia, vinculada con el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, ha podido obtener visibilidad fuera de su municipio participando en ferias y mediante asesorías semanales que actualmente son virtuales.
No obstante, a raíz de la pandemia, Remolina considera que el nivel de producción ha disminuido, aunque no a niveles extremos, “Nosotros no hemos dejado de crear, y sí, han bajado las ventas, pero no hemos dejado de vender, es complicado no tener esa interacción y cercanía con los clientes, así que uno tiene que comenzar a reinventarse”.
Trabajo en modalidad virtual
Así mismo, es un hecho que las ventas en tiendas virtuales y redes sociales han sido el único medio en el que las marcas han resistido los últimos meses, no solo en el departamento sino a nivel global. La ropa se ha convertido en una adquisición menos necesaria, las empresas deben comenzar a llamar la atención de sus clientes con prendas que adopten medidas de seguridad a la hora de salir a la calle.

Julián Zambrano considera que la situación llegó con el propósito de que muchas empresas pararan y vieran lo que pasa más allá de la industria textil. “Al volvernos conscientes sobre lo que pasaba al rededor, la moda también se dio cuenta de que estaba cogiendo un rumbo que no era. Acá en Santander estamos construyendo en la industria y hemos tenido muy buenos ‘disparos’, pero esto nos permite parar, ver qué está bien, qué tenemos que mejorar y qué nos queda de eso”.
Para muchos trabajadores lo más difícil que han tenido que pasar durante la pandemia es el proceso de adaptación mediante las nuevas técnicas de venta virtual. La artesana María Fernanda Becerra comenta: “Como compradores todavía necesitamos estar tocando y viendo el producto de frente. Es difícil transmitir a través de una foto y ha sido algo de bastante dedicación, pero la situación finalmente nos está ayudando a cambiar nuestro pensamiento y a evolucionar”.
Becerra vive en San Gil como tejedora llevando la tradición de sus abuelos a evolucionar con su generación, y como profesional en diseño de modas, quiso dedicarse a crear bolsos en fique, fibra considerada en Colombia como la segunda más importante después del algodón.

Actualmente se ve como prioridad la moda sostenible, que según Zambrano, no debe visibilizarse únicamente como algo que se reutiliza, “sostenibilidad también tiene que ver con la calidad que le garantices a tus trabajadores para que puedan ejercer en buenas condiciones, reciban un sueldo justo y estén tranquilos y felices en su entorno. No es solo pensar en verde, es pensar en todo, en no contaminar la esencia”.
Para Santander la materia prima y quienes la utilizan como fuente de trabajo para sostenerse en medio de la crisis económica comienza a captar las miradas de los locales, así como las marcas que buscan apoyar los esfuerzos de quienes hacen posible que se mantenga su negocio y la industria en general.