Jefferson Castañeda, Kiara Bendeck y Jonathan Reyes durante su participación en el XVI Festival de la Canción Inédita realizado en El Socorro, Santander. /FOTO JULIÁN SARMIENTO

Por Cindy Melisa Rodríguez G / crodríguez184@unab.edu.co

A pesar del desinterés de algunos jóvenes por escuchar la música andina colombiana, otros trabajan en su conservación, aprendiendo de artistas emblemáticos José A, Morales López, porque están convencidos de que esto es el verdadero sentido de pertenencia con la identidad colombiana. A partir de bambucos y guabinas, hasta torbellinos, carrangas y pasillos aprendieron el significado de estos ritmos musicales, según ellos, por el buen oído de sus parientes, quienes desde pequeños les despertaron el interés por la música.

Jonathan Reyes Rodríguez tiene 24 años, es organista y ganador del premio a mejor solista Mono Núñez, en el año 2017. Recuerda que comenzó la carrera gracias a su abuela Carmen Díaz, quien le ponía la canción ‘Ayer me echaron del pueblo’, de José A. Morales (1913- 1978), cuando Jonathan tenía seis años: “A mí me gustó mucho porque luego quise ser un intérprete del género”. La sonrisa lo delata cuando habla de lo impresionante que es estar en una tarima y ver el apoyo de los espectadores. “Lo nuestro es importante tenerlo y vivirlo; por eso, me emociono cada vez que toco un tema y más con la aceptación de la gente. Cuando veo al público juvenil siento que la lucha no es en vano”, comentó Reyes Rodríguez.

El maestro antioqueño Jaime Llano González también fue su inspiración, y por lo tanto, agregó que se perdería el valor de la música andina colombiana si las nuevas generaciones no se apropian de ella. “Se mueren los que les gusta este tipo de música y si nosotros los jóvenes no sembramos el gusto, es difícil que esta siga teniendo un valor importante”, añadió Reyes.

El festival

Dice la canción ‘Me volví viejo’ del socorrano José A. Morales: “Si se pudiera borrar con las manos, tantos recuerdos de la juventud, nunca tendríamos que llorar ya viejos, las consecuencias de la ingratitud”. Esta evoca además otros temas del compositor como ‘Pueblito viejo’, ‘El corazón de la caña’, ‘Socorrito’, y ‘Campesina santandereana’, que además, son punto de encuentro para los seguidores de su legado y quienes cada año acuden a la celebración del Festival de la Canción Inédita en el que se rinde homenaje.

Asimismo, en él participan artistas de todas las edades, como la cantante Kiara Bendeck Barajas, de 26 años. La joven expresó que a través de los concursos se mantienen vivas las tradiciones, pues “el arte está hecho para que trascienda y por eso, hay que rescatarlo, no se puede dejar morir el legado porque es gran parte de nuestro folclor”. Como ella el violinista Jefferson Castañeda Flórez, de 27 años, quien afirmó que Morales dejó ciertas virtudes a los que quieran incursionar en la música: “la pasión, la persistencia, la disciplina, son valores que resalto del maestro quien tiene melodías maravillosas y es un orgullo para nosotros interpretar sus obras”.

Festivales como el ‘José A. Morales’ realizan concursos que le abren espacio a músicos en formación, así como a destacados compositores santandereanos y nacionales. FOTO JULIÁN SARMIENTO

El tiple

Es un instrumento de 12 cuerdas característico de las melodías típicas colombianas. Carlos Augusto Vásquez Soto, estudiante de música y de tercer semestre, de la Universidad Autónoma de Bucaramanga (Unab), fue ganador del Gran Mono Núñez en su XLV versión, el premio más codiciado en el gremio de la música andina colombiana y además, tiene consigo tres premios ‘Pacho Benavides’ que es otorgado a los mejores tiplistas del país. Su amor por el instrumento nació por el legado del maestro José Luis Martínez Vesga, quien tiene obras como ‘Alma Llanera’, ‘Ternura’ y ‘El Café Centenario’. Actualmente dirige el Grupo Andino del Colegio Ardila Duarte, donde siente que su labor es formar el gusto por este elemento a las nuevas generaciones para fomentar la cultura. “Me considero una persona privilegiada, porque soy intérprete de nuestro único instrumento autóctono por excelencia que es el tiple. Tengo la misión de aportarle al crecimiento de este instrumento que es atractivo por su sonoridad, y mi motivación es llevarlo siempre con compromiso y respeto”, manifestó Vásquez. Además tiene un disco titulado ‘Otro granito de arena’ en compañía de su profesor charaleño, Diego Alejandro Otero Villalba, y de su amigo, Juan Nicolás Márquez Pinzón.

La enseñanza

La música andina tradicional colombiana sigue teniendo lugar en la sociedad y eso también lo hace ver Ángel David Alba Becerra, de 24 años, estudiante de música de octavo semestre en la Unab y profesor en Colegio Carl Rogers y la Academia Alma Musical. Alba tiene claro la importancia de hacer que las tradiciones se mantengan vigentes: “nosotros consumimos todo lo que viene de afuera y no lo nuestro, entonces la misión es hacer que esta música sea atractiva al público, por eso trabajo con grupos, sobre todo con niños para que aprendan y empiecen a replicar nuestra cultura”, expresa.

Las letras del maestro José A. Morales que dicen “yo también tuve 20 años y un corazón vagabundo, yo también tuve alegrías y profundos desengaños, yo también tuve 20 años que en mi vida florecieron, 20 años que a mí llegaron, se fueron y no volvieron”, aún suena en la emisora cultural del Socorro, en algunas casas en los pueblos, y en festivales de los municipios que buscan honrar la memoria de este y de quienes hicieron música que ahora es adaptada por estos jóvenes como una forma de rescatar la cultura y las costumbres permedas por nuevos géneros no solo de la geografía nacional sino internacionales.

Universidad Autónoma de Bucaramanga