Por: Juli Niño Torres/lnino716@unab.edu.co y Geily Coronel Rodríguez/gcoronel@unab.edu.co
Existen días en los que el tiempo es medido por charlas y presencias, más no por minutos o fechas. El 21 de marzo, festividad de San José, Sarith Guevara Cano se levantó y no sabía que era festivo. En su desorientación, últimamente habitual, se dirigió al Parque de Las Palmas y desde allí, con su atención, ‘cuerpa’ y palabras nos explicó qué es el no binarismo: “El no binarismo no solo es la negación de que simplemente hay una connotación hombre y mujer, sino que existe algo mucho más allá de eso”.
Sarith Guevara, 22 años, estudiante de psicología, siempre cuestionó los roles de género validando su exploración del ser y la de otros. Al momento de compartir sus aprendizajes dibuja las ideas con movimientos de manos y sonrisas espontáneas.
Cuando se le pregunta respecto a su familia y el conocimiento que tienen ellos sobre el no binarismo, Sarith aclara que es un proceso del que aún no quiere hablarles, a pesar de eso, perciben los cambios progresivos de su expresión de identidad. Por consiguiente, hace mucho abandonó la idea de que su estilo va relacionado a un género, dado que usar ropa ajustada y holgada no es una referencia que se puede tomar para encasillar a las personas.
Pero, cómo comprender que hay algo más allá de los roles hombre y mujer, o mejor, que existen otras identidades de género aparte del cis-hombre y cis-mujere. Empecemos por lo básico, la sociedad se rige desde un pensamiento normado, que inicia en el nacimiento al tener una asignación de género según lo que hay entre las piernas. Así, sin refutar o explorar, el ser humano según una F o M escrita en la cédula, sigue las dinámicas de hombre -ser fuerte, proteger, no mostrar sentimientos- y las de mujer -ser débil, delicada, sentimental y atender al hombre-. Bienvenidos y bienvenidas al binarismo.
Disidentes de género
Puede ser común no estar familiarizados con lo que se vive fuera de los roles binarios. Claro, en las normas sociales no cabe la incomodidad de quienes difuminan esa realidad. Mucho gusto, aquí les presento el no binarismo.
Sarith se identifica como trans-no binarie, debido a que el no binarismo es incluido en el campo trans, al ser personas que rechazan el género asignado al nacer. En palabras sencillas, de acuerdo con el escritor Gerardo Baltodano Matamoros, “ni ser varón ni mujer; ni masculino ni femenino. Algunas personas no se identifican con ningún género, y hay otras cuyo género cambia conforme el tiempo”.
Ante esto, Sarith aclara que “es romper con esas ideas, es generar un cuestionamiento, una vivencia también fuera de eso entendido como el deber ser del hombre y el deber ser de la mujer. Sí, es una ruptura. Entonces básicamente eso es para mí”.
TRANSformación
Al estar bajo la presión de las miradas que invalidan a quien cuestiona los estereotipos de género, Sarith, una adolescente en el 2016, venía con la indecisión de si seguir los consejos de su familia de no cortarse el cabello “como un chico” o de tener la libertad de expresarse como se le antojara. Acto controversial porque para los demás era vista como “una chica”. Hay que señalar que ser no binarie no tiene una expresión de corporalidad fija, pensarlo así sería caer de nuevo en estereotipos y roles impuestos. Para el tradicionalismo binario se hace compleja la comprensión del no binarismo.
Al desconocer tecnicismos y referentes, Sarith tuvo siempre ideas divagantes sin concretar qué le acercaban un pasito más, al mundo Queer. A través de un encuentro casual entre desconocidos, que duró 24 horas y seguirá por un año más, conoció a quien le acompañaría en su transformación no binaria, Nathalia Galvis, o como le conocen mejor, “Nathranja”, persona con la que se relaciona afectivamente y se reconoce dentro de lo desconocido.
Si la relación entre Sarith y Nathranja se pudiera plasmar en uno de los atardeceres que amaban apreciar juntes, serían las nubes combinadas, al igual que sus experiencias entrelazadas en todos los procesos que implica salir de lo binario, cómo Nathalia lo expresa: “Nos permitimos cuestionar esas ideas de manera normativa como también las ideas propias y las vivencias, también hemos construido un espacio en donde nos permitimos vivir esa experimentación, que a veces es importante para el momento de ir comprendiendo el género”.
El género NO define a quién se ama

La identidad de género va separada de la orientación sexual, por eso preguntarles a personas no binaries si son homosexuales o lesbianas, algo que no es de incumbencia de nadie, es volver a los mismos pensamientos heteronormados (creencia que hay una única sexualidad predeterminada por hombres y mujeres). Mientras que la orientación sexual va ligada a las preferencias relacionales hacia otras personas, por ejemplo: la pansexualidad, la asexualidad u omnisexualidad, el no binarismo radica en la persona, en el ‘yo soy’, el cómo me identifico y lo expreso.
ELLE-ÉL-ELLA
Para Sarith cada acto es político, lo que quiere decir que “con nuestras acciones regamos una planta que avive la inclusión o exclusión del ser”. El lenguaje se moldea según las necesidades del contexto social y con eso, una persona tiene la opción de usar el pronombre con el que más se sienta comodx. Sin embargo, por medio de comentarios burlones, como, por ejemplo: terminar cada palabra de una frase con la vocal e, se desecha el intento de comprender o respetar el uso del lenguaje neutro, en especial de las instituciones como la RAE.
Según la Real Academia Española (RAE) “el uso de la letra ‘e’ como supuesta marca de género inclusivo es ajeno a la morfología del español, además de innecesario, pues el masculino gramatical (chicos) ya cumple esa función como término no marcado de la oposición de género”. De esta opinión, muchos se justifican para contraponer la utilización del elle, basada en los idearios de lo académico que dogmatiza las expresiones orales y niega la existencia de la expresión de identidades que no están citadas en el diccionario.
Así, Sarith para visibilizar el movimiento del uso del lenguaje neutro, mediante sus redes sociales y al momento de conocer a alguien deja en claro que su pronombre es elle: “Puede ser incomprensible, pero es necesario entender que es simplemente respeto. Lo que quiero decir es que si para mí es importante que mi identidad sea reconocida como persona trans no binaria y quiero que me llamen con pronombres, utilicen adjetivos y sustantivos con E, es para mí lo que significa identificarme”.
Por otra parte, para Leonardo Hernández, hermano de Sarith, dirigirse a elle de forma asertiva, fue un “choque neuronal” que implicaba más atención de la que acostumbraba a entregar en las conversaciones, pero nunca un impedimento para apoyarle. Así lo recuerda: “yo le dije: cariño, para mí es un poco difícil porque soy una persona muy distraída. Al principio y todavía le sigo diciendo en pronombre femenino, a medida que voy utilizando más el pronombre neutro lo voy asimilando más. Yo asocio a Sarith como alguien que no es ni femenino ni masculino, digamos que ella, digo elle, está como en ese limbo”.
La fe en la deconstrucción
La iglesia muchas veces influye en la diversidad y libertad de las personas, antes se hacía con constancia, pero ahora al pasar del tiempo han perdido la influencia sobre las conductas que promulgaban -o promulgan- la manera de ser y actuar de la sociedad.
Actualmente, un representante de la iglesia, Luis Guillermo Trujillo de la parroquia Sagrado Corazón de Jesús, reconoce que para él existe esencialmente un punto de partida hombre-mujer. Sin embargo, no niega ni juzga la expresión de la realidad del otro, porque en la comprensión de la fe, por Jesús, considera que Dios no es indiferente a la condición humana que se va deconstruyendo.
Para el padre Trujillo, no hay juicios de valor en el género y su expresión, ya que no denigra la dignidad del ser humano: “Creo que la Iglesia y creo que el Papa Francisco han mostrado en concreto la inclusión. Pues se está dando una apertura al mundo y el interés está en no imponer nada. Digamos que la fe es una oferta a la libertad humana”.
NBA de no binario
La Registraduría Nacional del Estado Civil ya reconoce a les no binaries y sus derechos. La inclusión de diversidad de expresión e identidad de género se constitucionalizó, así que vayan acostumbrándose y sembrando el respeto por todes. En resumen, lxs colombianxs no solo serán categorizadxs por hombre y mujer, en poco tiempo será cotidiano encontrar en los documentos de identificación la nueva categoría de “género no binario”.
Así, Sarith aprecia las acciones que el Estado toma sin perder percepción crítica ante el tema: “Sí, es súper interesante porque el hecho de que ahora exista esta opción en la cédula va a transformar muchas otras cosas, muchas otras ideas, muchas otras leyes. Y estoy a la expectativa de cómo lo van a manejar porque va más allá de simplemente poner en la cédula NBA o T”.
El respeto no se exige
La información se está divulgando, está en las plataformas digitales y en las calles. Aunque acceder a ella no significa que haya un cambio social, para lograrlo es necesario moldear lo cotidiano, donde se restructure un mundo que valide la diversidad del ser. Ahora, nosotras, nosotros y nosotres podemos hacer parte de la creación de espacios seguros hacia la expresión de identidad de género. Solo el hecho de iniciar una conversación diciendo: “hola, mi nombre (…) y estos son los pronombres con los que me identifico (…)”, es una manera de apoyar el proceso de reconocerse en lo desconocido. Esté atentx porque la identidad de género se respeta.