Por Lucía Galvis Gómez / mgalvis529@unab.edu.co

Debido al problema de salud que atraviesa el mundo las entidades prestadoras de servicios salud se han visto obligadas a buscar e implementar alternativas de atención al paciente como la telemedicina. A pesar de esto, no todas las consultas y menos los procedimientos médicos se pueden realizar de esta manera, y tanto médicos como pacientes se ven obligados a encontrarse en una clínica u hospital exponiéndose a contraer este nuevo virus, Covid-19.

“Debemos ser más cuidadosos”, afirma Jorge Armando Mendoza Prada, médico especialista en ortopedia. Añade que, si bien los profesionales de la salud siguen parámetros estrictos de cuidado e higiene tanto para una consulta como para una cirugía, las circunstancias los han hecho prepararse de manera más meticulosa no solo a nivel físico con más implementos y elementos de protección sino en lo psicológico y social. 

Las reglas de higiene que siguen los galenos, enfermeras y profesionales en esta área en general están normativizadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), y fueron planteadas para adaptarse a las diferentes situaciones, recursos y espacios. 

Todos los profesionales aprenden rutinas de aseo básicas que deben llevar a cabo entre un paciente y otro, y desinfección posterior a cada consulta. Diana Prada, enfermera jefe de sala de partos de la clínica Foscal de Floridablanca, afirma que entre esos cuidados básicos está “el lavado de manos con sus cinco momentos como nos dice la OMS (antes de tocar al paciente, antes de realizar una tarea aséptica, después de estar en riesgo de exposición a líquidos corporales, después de tocar al paciente y después del contacto con el entorno del paciente), el uso de alcohol y el uso adecuado de los elementos de protección personal”.

Siempre han existido protocolos al momento de tratar pacientes con infecciones y estas medidas se toman dependiendo al medio de propagación de las mismas, puede ser por aire, agua, fluidos corporales, heridas (sangre) o vectores.

Si bien el personal médico conoce las normas establecidas por la Organización Mundial de la Salud para la atención de pacientes con covid-19, el golpe emocional ha sido fuerte, como aseguran algunos de los entrevistados por 15.
FOTO TOMADA DE INTERNET.

La protección ha aumentado 

Se han intensificado, en especial los métodos de higiene. “Es un hábito para nosotros lavarnos las manos constantemente, en especial entre la asistencia a un paciente y otro, además del buen uso de elementos de protección”, afirma el médico Luis Orlando López Quijano, y añade que además de lo anterior, es clave identificar las necesidades del paciente. “Sobretodo saber identificar en qué casos el paciente requiere valoración física y quienes no, ya que anteriormente se les realizaba a todos de manera rutinaria y es un factor importante para disminuir el riesgo”, agrega. 

También ha cambiado el acceso a cafeterías y al momento de consumir alimento, deben hacerlo idealmente por turnos solos o con distancia no menor a dos metros. En las centrales de enfermería se debe mantener aproximadamente la misma distancia durante las rondas médicas, de enfermería y terapia. 

“El solo hecho de venir vestidos de casa de una forma, llegar al trabajo y cambiarnos de traje. Tener las precauciones de limpiar los objetos incluyendo el celular. Lavar las manos frecuentemente. Usar un tapabocas, unas gafas de protección que no deja ver los rostros o las expresiones del ser humano, en eso es donde realmente vemos la diferencia”, explica Marcela Rivero Gómez, médico y coordinadora hospitalaria de la clínica Comuneros.

Aún faltan ajustes

Aunque algunos médicos y enfermeras estén de acuerdo y sientan que las medidas son las correctas, otras afirman que Colombia y su sistema de salud no está preparado para ciertos parámetros. 

María Cecilia Schneider, enfermera del servicio de urgencias de la clínica Foscal, asegura que en las clínicas “no tenemos un lóquer personal, duchas o baños con equipos suficientes para implementar esta rutina y salir seguros de que no hay riesgo de contagio, porque estamos improvisando”.  

Aclara que las medidas al llegar a la casa, poner la ropa en un platón y así poder entrar, asearse y posteriormente, lavar el uniforme, son apropiadas -como el aislamiento-; entonces, se deben proporcionar duchas de teléfono para limpieza constante y el préstamo de trajes de mayo o trajes quirúrgicos a las personas con contacto directo con pacientes con el virus.

En el área quirúrgica se están realizando únicamente cirugías que sean estrictamente necesarias y los cirujanos utilizan sus implementos y trajes habituales, pero adicional a esto y dependiendo del paciente usan tapabocas N95 adicional al tapabocas quirurgico y gafas. 

La parte humana

“La situación emocional ha cambiado ante el riesgo que tiene el profesional de la salud al llegar a su sitio de trabajo. Es notable la angustia y la ansiedad, el estrés que todo esto genera. Hemos visto llorar a compañeros o compañeras de trabajo suplicando que la rotación no sea por los pisos de aislamiento de la pandemia. No solo piensan en sus familias o hijos sino también en ellos. Todos nos hemos vuelto más susceptibles ante todo esto”, manifiesta Rivero Gómez. Los médicos, enfermeras, psicólogos y todo el personal de salud en general podría estar preparado en ciertos aspectos adhiriéndose a las normas establecidas por la OMS y el Ministerio de Salud, pero no estaban preparados para los golpes emocionales que ha traído esta pandemia. 

Sienten inseguridad e incertidumbre, “en la clínica el temor es a veces menos porque tenemos elementos que nos protegen quizá más que en la calle o en la tienda”, afirma Schneider y asimismo añade que “ahora somos conscientes del peligro al que nos exponemos, no solo ahora con la situación, sino en el día a día con muchas otras enfermedades, y esto nos obliga a cuidarnos más”. 

Pero no temen solo por su salud sino por sus familias. Jorge Armando Mendoza Prada dice que “sentimos un miedo latente al salir de casa y más al volver, disminuye un poco al usar las medidas de protección adecuadas”, y asegura que también sienten esa angustia por la economía del país y las repercusiones que puede tener tanto para el sector salud como para cualquier otro sector laboral.

Universidad Autónoma de Bucaramanga