A los 15 años Diana Aguirre ya se había ido de la casa y empezó a trabajar en San José del Guaviare en la panadería, restaurante y asadero “El Compa”. Cabe resaltar que antes de irse de la casa, Diana ya había sufrido de violencia intrafamiliar ocasionada por su padrastro.

Volvió a la finca debido a las malas calificaciones que empezó a tener en el colegio, Mary Luz que era su madre, le comentó que la guerrilla llevaba a los jóvenes a estudiar, a Aguirre le quedó sonando la idea y un día mientras intentaba vender en las zonas veredales de San José del Guaviare un kilo de coca, se encontró con un guerrillero y le comentó que se iría para la guerrilla y así fue.

Un 12 de junio al tener 17 años entró a la milicia, pero al llevar dos semanas en el campamento un comandante la convenció de quedarse como guerrillera, de donde nunca más pudo salir hasta el 20 de julio de 2011. “Desde que uno ingresa hay momentos duros”, manifiesta Aguirre.

Del séptimo frente fue trasladada a otras unidades. Meses donde se marchaba desde la selva del Guaviare hasta el Río Caguán en Caquetá, y de Putumayo a límites con Ecuador. “Los pies se me ampollaban, muchas veces se me caían todas las uñas de los pies, la espalda se me pelaba y me comenzaban a doler los hombros”.

Camino del Caguán al Putumayo, la compañía de Aguirre enterró el equipamiento como método de camuflaje, pero lo que no esperaban era que el río se desbordaría y mojaría las pertenencias que habían dejado bajo tierra, perjudicándolos puesto que el peso a cargar era mayor y debido a esto se quedaron atrás.

En ese lapso el ejército encontró el camino por donde pasaban las compañías y debido a esto fueron emboscados; cada escuadrón lo conforman 50 personas y el peso que  cargaban cada una de ellas era entre 30 y 40 libras en comida, más municiones, fusil, cuatro proveedores que equivale a 30 cartuchos cada uno, un mortero 120 (144,7 kg) que era cargado por siete personas, y bombas de 25 libras cada una. “En la emboscada mataron a dos compañeros, a las primeras escuadras les tocó dejar sus pertenencias y más de 20 personas quedaron sin nada”.

En el 2001 cuando fue la zona de despeje, entre las Farc y el presidente Andrés Pastrana del partido conservador, Aguirre anhelaba con volver a su vida, “Sentía la libertad cerca”, sin embargo eso se derrumbó puesto que el gobierno les negó la oportunidad.

Los últimos tres años que estuvo en la guerrilla hizo parte de la emisora La Resistencia en el Páramo de Sumapaz, situado a 3 mil metros de altura, donde despertaban al campesino y mencionaban a la mujer como revolucionaria. “Nos tocaba llevar gasolina a la emisora, eso equivalía a tres horas subiendo montaña arriba como subiendo escaleras”.

Su primer intento de escape fue en el 2009, duró siete días perdida, y le tocó devolverse para el campamento, donde la amarraron por dos semanas, y la pusieron a cargar leña como parte del castigo.

Ultimo día de arduo trabajo

El 20 de julio de 2011 se escapó junto con su compañero ‘Nené’ que hacía parte del cabildo indígena, situado en Ondas del Cafre en Mesetas, en la cordillera de los Andes.

“A mi compañero lo trasladaban ese día y él me dijo me voy, le dije pues que más se puede hacer, algún día me saldré, o pues vámonos hoy, se lo dije en recocha y él lo tomó en serio”. Expresó Aguirre.

Esa misma tarde organizaron la huida para la noche, el escape empezó a las ocho, sin armas, con la sola ropa puesta y linternas, a las 2 de la mañana pasaron por el cabildo y ‘Nené’ entró sigilosamente a una casa y llamó a una amiga para que les prestara un celular y les diera ropa civil, para continuar la huida. Diana ya tenía en mente llamar a su hermano, pero él contestó hasta las cinco de la madrugada, “Había conseguido su número hace poco y la relación que tenía con mi familia era muy lejana, ‘Nano’ me contestó y le dije que viniera a recogerme, ya que él me había dicho que cuando me escapara vendría por mí.

Aguardaron en una cacaotera cerca de la carretera, mientras el hermano pensaba quién los podía recoger, ese mismo día en la noche ‘Nano’ les comentó que iría con dos primos hasta Mesetas y allí los esperarían, “Salimos de la cacaotera a las cinco de la tarde y nos dirigimos donde me esperaba ‘Nano’ y los primos, llegamos como a las nueve de la noche”.

Aguirre al ver a su hermano no sintió lo que ella esperaba, “Yo deseaba estar con mi familia, con mi mamá, pero los vi y todo fue muy diferente, el vínculo que hay entre madre e hija se pierde, mi familia será la que construya de acá en adelante”.

La nueva etapa de Diana Aguirre

A mitad del año 2011 ‘Nano’ llevó a Diana Aguirre para Armenia y de allí partió para  Caicedonia Valle del Cauca donde validó décimo y once grado, después se fue para Villanueva en los Llanos Orientales donde trabajó hasta agosto de 2012,  ese mismo año se desmovilizó y estuvo en el Ministerio de Defensa puesto que era el encargado de darle el certificado donde se mencionaba la participación en grupos armados.

La llevaron a un hogar de paz en Cali y duró cuatro meses esperando la certificación, empezó a estudiar e hizo un técnico y una tecnología en contabilidad y finanzas en el Sena, después homologó materias y ahora va en cuarto semestre de contaduría en la Uniminuto de Bucaramanga, actualmente trabaja en la Agencia Colombiana para la Reintegración, representa a todas las mujeres y hombres que han hecho parte de los grupos armados como AUC, Farc y Eln.

“Me siento en libertad porque tengo mis derechos y si mi jefe me llega a tratar mal, tengo el derecho a renunciar y buscar otro trabajo sin inconvenientes”. Manifiesta Aguirre.

Diana Aguirre hace parte de la estrategia de prevención y reclutamiento, y utilización de niños y adolescentes “Mambrú no va a la guerra-este es otro cuento”. Donde se previene el reclutamiento por parte de grupos armados organizados al margen de la ley y grupos delictivos.

Se basan en la prevención temprana, actuando en los factores de riesgo, vulneración y amenaza, que está llevando a los niños, adolescentes y jóvenes a vincularse a los grupos y participar en actividades ilegales. Su objetivo es contribuir con el fortalecimiento de la capacidad protectora de las instituciones locales, comunidades, las familias en los municipios y localidades priorizadas.

A diciembre de 2016, en Colombia 15.043 personas desmovilizadas de los grupos armados ilegales se encontraban en el proceso de la reintegración que lidera la Agencia Colombiana para la reintegración (ACR), de los cuales 7.084 pertenecieron a las Auto defensas Unidas de Colombia (AUC), y 6,591 a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), cabe resaltar que el 42% de las personas manifestaron haber ingresado a un grupo armado siendo menores de edad.

Brayan Felipe Delgado Cala                     bdelgado112@unab.edu.co

Universidad Autónoma de Bucaramanga

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