Residentes del Valle de Mensulí en Floridablanca y la comunidad del sector oriente de Piedecuesta, que comprende veredas como: Sevilla, Planadas, El Canelo, Las Amarillas y Cristales, ante la decisión del Gobierno Nacional de construir la vía que conectará a Bucaramanga con Pamplona, unen fuerzas mediante una acción popular para solicitar sea considerado el cambio en el trazado vial de longitud de 13,5 kilómetros que tendrá su punto de partida al lado de la Universidad Pontificia Bolivariana, atravesará los cerros orientales y terminará en el kilómetro ocho de la vía a Cúcuta.
Esta conectante estaba inicialmente planteada para partir desde la carretera Molino vía kilómetro 40, hacia la zona rural de Sevilla. De esta manera, se evitaba el tránsito de los vehículos de carga en toda el área metropolitana de Bucaramanga, pero la cambiaron y con el nuevo diseño se descarga el tráfico pesado entre los dos municipios del sur del área (Floridablanca y Piedecuesta).
Carmen Villareal Mejía, residente del Valle de Mensulí, afirma que “el gobierno no le está dando solución a la problemática, van a sacar los camiones de Bucaramanga para pasarlos por Piedecuesta y además van a generar daños ambientales que afectan la reserva natural La Judía, elevando a su vez los niveles de contaminación de la zona urbana del Valle de Mensulí”.
Si bien la construcción de carreteras es común por medio de zonas silvestres con consecuencias adversas para su alta biodiversidad nativa, en Colombia la quinta parte del país son espacios en los que se busca la conservación de la naturaleza. El reporte del Sistema Nacional de Áreas Protegidas, Sinap, muestra que, a noviembre del año pasado, se alcanzaron a proteger 28,5 millones de hectáreas.

Una de las mayores preocupaciones que tiene la población es que el trazado atraviesa el cerro La Judía, localizado en el costado occidental de la cordillera oriental, nororiente de la subcuenca río de Oro, y territorialmente es compartido por los municipios de Floridablanca y Piedecuesta. Según informe de la Corporación Autónoma para la Defensa de la Meseta de Bucaramanga, Cdmb, “en el área se identificaron 554 especies, distribuidas en 253 géneros y 111 familias”.
Frente al desarrollo de infraestructura de transporte a través de sitios ricos en especies, Yenny Vargas Sandoval, ingeniera ambiental, señala que es una receta para el desastre ambiental y reafirma que “la perturbación física, la contaminación química,
el ruido y la degradación ambiental, tanto durante como después de la construcción de esa carretera que pretende prácticamente partir la reserva natural La Judía, es reflejo de una ingeniería vial ambientalmente insensible”.
La voz campesina
Informes del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural señalan que los alimentos de plaza que consumen los colombianos representan un 83,5 por ciento. En la vereda Sevilla, ubicada en el kilómetro 19 de la carretera Molino vía kilómetro 40 y en las veredas aledañas, la mora es el pilar de economía local, cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística, Dane, a 2016 reflejan que en Colombia se produce 59.690 toneladas de esta fruta, de estas, 24.668 se cosechan en Santander.
Mixun Hernández es uno de los agricultores que cuenta con 2.500 plantas de esa fruta. “Aquí es tierra fértil, algunos de los cultivos que tengo son mora, café, caléndula, cilantro. Lo triste es que la alcaldía de Piedecuesta no hace algo por el campo, nos prometieron la vía, pero como que no van a cumplir, aquí sería de mucha ventaja”, afirmó el campesino de 47 años.

Cifras del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural muestran que desde 2010 al año pasado, se pasó de sembrar 25 mil hectáreas anuales a 260 mil a nivel nacional. A su vez se señala que el sector agropecuario en 2017 creció un 4,9 por ciento. Otro hecho a resaltar es que, durante esos mismos siete años, el Producto Interno Bruto agrícola creció un 25 por ciento, dando un salto de 47,1 billones de pesos a $58,9 billones.
Sin embargo, para las cerca de 120 familias campesinas de la zona rural de Sevilla, el paso de la producción primaria a la comercialización se torna complicado porque carecen de una vía pavimentada y en época de invierno transitar es un caos. “Nos toca rogar que manden maquinaria cuando se viene el derrumbe”, dicen los habitantes.
Gabriel Vargas Bautista, agricultor desde que era niño, a sus 58 años de edad afirma que aproximadamente se logran recoger cada ocho días entre 50 y 70 canastillas de mora, cada canastilla tiene 12 arrobas y el valor comercial por arroba es de 25 a 28 mil pesos. Él asegura que sueña con la carretera, “hay que dar la lucha por el proyecto que está aprobado por el otro lado para que lo aprueben por esta, yo conozco esas tierras y por allá la condición del suelo no da para abrir camino, es un absurdo hacerlo por allá, ¿se justifica dañar un parque natural cuando por aquí ya existe la vía?”.
Uno de los líderes de Sevilla es Primitivo Rivera, fue presidente de la junta de acción de comunal en el período de 2012 a 2016, el hombre de 46 años, se ha encargado de reunir a la comunidad para reiterarle al gobierno, por medio de cartas, su interés en adquirir el arreglo y desarrollo de la conectante Bucaramanga – Pamplona. “Llevo 20 años cultivando en estas tierras y mantengo la ilusión de ver la vía arreglada, traería facilidades para transportar los productos que no solo se distribuyen en Santander sino en Medellín, Barranquilla, Bogotá, Chinchiná (Caldas)”, sostuvo.

La posición del gobierno
Definir la mejor opción para el diseño de la carretera que unirá la vía Floridablanca – Bucaramanga con la vía Bucaramanga – Pamplona, era objetivo primordial para la Agencia Nacional de Infraestructura, ANI, de este modo, revisaron aspectos de ecosistemas, cobertura vegetal y riesgos geológicos. Según la ANI, se presentaron a la Agencia Nacional de Licencias Ambientales, Anla, tres alternativas: mejoramiento a 30 kilómetros por hora (km/h) del tramo 1 Bucaramanga – Cuestaboba (Santander); mejoramiento a 40 km/h del tramo 1 Bucaramanga – Cuestaboba y mejoramiento a 60 km/h del tramo 1 Bucaramanga – Cuestaboba.
Con la finalidad de generar trazados óptimos, dos opciones estaban sobre la mesa, una partiendo de Piedecuesta y otra desde Floridablanca, la cual se tomó de un estudio que había desarrollado anteriormente el Invías denominado ‘Interconexión de la vía San Gil – Bucaramanga con la vía Bucaramanga – Cuestaboba’.
La ANI comunicó que, mediante un convenio firmado con el Fondo Adaptación, “se adelantó el proceso licitatorio para la contratación de la estructuración de la vía Bucaramanga – Pamplona. Como resultado de dicho proceso se suscribió el contrato No. 185 de 2013 con el Consorcio Estructuración Vial, con el fin de que adelantaran los estudios técnicos, legales y financieros para poder definir el modelo de concesión propuesto para desarrollar el proyecto”.
Como resultado de este estudio, la Agencia Nacional de Licencias Ambientales emitió su pronunciamiento el 9 de marzo de 2015 en el que se manifiesta que la alternativa que parte de Floridablanca es la más favorable para el desarrollo del proyecto y, por lo tanto, es la que se tomó como base para el desarrollo de los estudios y diseños.

De acuerdo a la evaluación del riesgo geológico realizada por la ANI y el Consorcio de Estructuración Vial, Cev, se encontró que el tramo escogido para el desarrollo de este plan presenta un riesgo geológico bajo correspondiente a un 77,2 por ciento, el 20,9 por ciento está en riesgo medio y el 1,9 por ciento de área presenta riesgo alto en caso de ocurrir algún evento que afecte la estructura del corredor proyectado en Conectante C1 – C2.
Para el año 2021 deben ser entregadas las obras totalmente construidas del proyecto que busca eliminar de Bucaramanga el tránsito de vehículos de carga pesada y facilitar el comercio entre el centro del país y la zona de frontera con Venezuela, que además requiere de una inversión de 1,4 billones de pesos. Un indicador del aumento de la congestión vehicular como condición ineludible en las áreas metropolitanas, se ve reflejado en los datos del Cev, en un conteo del peaje Picacho, que señaló que entre semana pasan 2.300 vehículos día de los cuales el 41 % es de carga pesada y en fin de semana hay más volumen de tráfico, llegando en promedio a un total de 2.500 vehículos día.
Por Ximena Herrera Monge
sherrera380@unab.edu.co