Con el fin de contribuir a que Bucaramanga se consolide como una ciudad lectora, el Instituto Municipal de Cultura y Turismo, Imct, impulsa desde marzo de 2017 el programa de Lectura, Escritura y Oralidad, LEO. Esto es clave teniendo en cuenta que de acuerdo con la VIII Encuesta de Percepción Ciudadana 2017 del programa Bucaramanga Metropolitana ‘Cómo Vamos’, solo el 23% de los bumangueses leen libros y apenas el 8% visitan bibliotecas.
La iniciativa pretende fortalecer la lectura, la escritura y la oralidad como competencias básicas de todos los ciudadanos mediante talleres de lectoescritura creativa, clubes de lectura, conversatorios y grupos de teatro realizados en las diferentes bibliotecas satélites del Imct. Además, permitir que el acceso a la información sea libre y en igualdad de oportunidades es el fin principal de este proyecto por lo que también se están desarrollando actividades que promueven la lectura en personas con discapacidad auditiva.

Aprender la Lengua de Señas Colombiana (LSC) está ahora al alcance de los bumangueses y habitantes del área metropolitana, ya sea que tengan discapacidad o no. Este taller gratuito se realiza los días lunes, martes, jueves y viernes desde las 8 a. m. hasta las 12 del mediodía, en la sala de audiovisuales de la Biblioteca Gabriel Turbay. De acuerdo con el Imct el propósito es interesar a la comunidad en la cultura de los sordos e incrementar el uso básico y la apropiación de la lengua de signos.
Del mismo modo, se imparten actividades especializadas que buscan promover en los niños, jóvenes y adultos sordos, el hábito de la lectura. Esto, según D’yan Loraine Pico, la modelo lingüístico sorda que lidera dichos talleres, se logra mediante la exposición de textos sencillos como cuentos cortos, que ella traduce a LSC y de los que se resaltan elementos específicos como las ilustraciones y los colores. Es un proceso didáctico teniendo en cuenta que hoy en día muchas personas sordas adultas no saben leer y tampoco comprenden la lengua de signos.
Sin embargo, en la actualidad solo tres mujeres adultas y un menor de siete años asisten a las actividades que también se desarrollan en la sala de audiovisuales de la Biblioteca Gabriel Turbay, los días lunes, martes, jueves y viernes de 2 p. m a 5 p. m.
Esta cifra es insignificante teniendo en cuenta que el número de personas sordas de Bucaramanga inscritas en el Registro para la Localización y Caracterización de las Personas con Discapacidad, Rlcpd, rondaba en los 1.870 a febrero de 2015. Aún así, Pico expresa a través de señas que la participación de los oyentes interesados en aprender LSC es más notoria ya que hoy en día cerca de 80 personas asisten a este curso.
Educación para la comunidad sorda
Hoy Bucaramanga cuenta con dos colegios oficiales en los que se brinda formación preescolar, básica primaria y secundaria a personas con discapacidad auditiva. Está el Instituto Educativo Camacho Carreño, situado en la calle 41 #8-15, así como la Escuela Normal Superior localizada en la calle 30 #26-45. Lo anterior se logra gracias a que estas instituciones cuentan con modelos lingüísticos (personas sordas capacitadas en LSC) e intérpretes que facilitan la formación de niños sordos.
De hecho, según Freddy Andrés Ramírez, gestor territorial del Instituto Nacional para Sordos, Insor, en la Escuela Normal Superior se resalta el hecho de que favorece la inclusión en la formación de estudiantes sordos a través de la primera infancia, la educación superior, en lo administrativo, en proyectos para adultos y en proyectos pilotos. Lo anterior, según Ramírez, ubica bien a la institución educativa pues resalta el hecho de que esta sobresale dentro del programa Primero Colombia, que pretende formar personas sordas desde la primera infancia y en educación superior, y que está focalizado en más de 10 ciudades de Colombia.
Además, este año seis estudiantes sordos de la Normal Superior presentarán las pruebas Pre Saber 11 que contarán con un ajuste específico, producto de una alianza entre el Insor y el Instituto Colombiano para la Evaluación de la Educación, Icfes. Este ajuste se le hará a la manera en la que presentarán dichas pruebas ya que lo harán por medio de su primera lengua, la LSC. “Ellos tienen una modalidad virtual en donde pueden ver las preguntas y las secciones de preguntas en lengua de señas, y las pueden ver en castellano, lo que le facilita al estudiante sordo presentar el examen, porque fue con la lengua de señas que aprendió, y es lo más lógico que se evalúe”, expresó Ramírez.

Proceso de comprensión
La lectura en las personas sordas, al igual que en las personas oyentes, es una puerta hacia el conocimiento que les permite entender el mundo que los rodea. No obstante, es importante que primero se desarrolle un manejo de la LSC en la edad temprana ya que a través de ella, los niños desarrollan competencias lingüísticas que sirven de base para nuevos aprendizajes, entre ellos el de la lectura.
Respecto a esto, Luisa Fernanda Hernández Valdivieso, psicóloga e intérprete de LSC, manifiesta que “lo más importante, es que la persona responsable de la enseñanza sepa muy bien el uso de la Lengua de Señas Colombiana y la estructura gramatical para acercarlos más a un buen proceso de lectura”.
También destaca que aunque generalmente las personas sordas utilizan los mismos recursos que las oyentes a la hora de aprender a leer (libros sencillos y cortos), la priorización en el uso de imágenes, colores y texturas favorece la asociación de conceptos lo que facilita la comprensión de las ideas. “Para la comunidad sorda la información es percibida por el sentido de la vista y luego por los demás como el tacto, el olfato y el gusto, por lo tanto es importante considerar dentro del proceso de lectura las imágenes, el tipo de letra que se utiliza y el tiempo que se debe invertir para la comprensión de la información”, declaró la psicóloga.
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