Los galenos que venían prestando el servicio de salud en los asilos de la ciudad dejaron de cumplir con su labor hace dos meses. Esto debido a que las Entidades Prestadoras de Salud (EPS) no han hecho la respectiva contratación con el Instituto de Salud de Bucaramanga (Isabú).
“El retraso es un trámite interinstitucional de las EPS con la Alcaldía de Bucaramanga, y esos trámites burocráticos son los que están perjudicando hoy a los adultos mayores”, afirmó René Rodrigo Garzón Martínez, concejal de Bucaramanga (partido Liberal) y autor de la ley 1276 de 2009.
Con la ley 1276 de 2009, los asilos, como anteriormente se conocían en el país, ahora son llamados Centros de Bienestar del Anciano y Centros Vida, instituciones destinadas a brindar atención integral y especializada a la tercera edad y adultos mayores adscritos al Sistema de Selección de Beneficiarios para Programas Sociales (Sisbén) en los niveles I y II.
Dicha ley consiste en una “Estampilla para el bienestar del adulto mayor” por medio de un programa destinado a la protección y prevención de la salud para las personas de la tercera edad. Con esta norma, a los hogares se les asigna el dinero de la estampilla pro adulto mayor proveniente de las contrataciones que realiza el Estado, de la cual, un 70 % corresponde para los Centros Vida y un 30 % para los centros de bienestar del anciano en todo el territorio nacional y la cual es un “recurso de obligatorio recaudo”.

Además el municipio mensualmente consigna 90 mil pesos para cada adulto mayor y 75 mil por parte del departamento a los Centros de Bienestar y Vida, lo que al año es un millón 980 mil pesos por persona. Estos recursos son invertidos en los cuidados generales que requieren los ancianos, como medicamentos, utensilios de aseo personal, suplementos alimenticios, actividades fisioterapéuticas y orientación psicológica.
En lo que va de este año, las personas de la tercera edad pertenecientes a estos hogares no han recibido el servicio médico domiciliario. Muchos de estos ancianos presentan complicaciones de salud que deben ser atendidas en el menor tiempo posible, pero sin la presencia de los especialistas resulta complicado brindar una atención digna a esta población vulnerable.
Ausencia médica
Desde que lo profesionales de la salud han dejado de realizar las visitas habituales, los directores de los asilos se han visto en la obligación de trasladar a los ancianos al Hospital Local del Norte y a otros centros asistenciales, para que sean atendidos de acuerdo a las afecciones de salud que presenten.
La mayoría están en edad avanzada y con enfermedades crónicas, lo que hace que el traslado al centro asistencial sea más tedioso. Así lo hizo saber Ángel María Quiñónez, profesional en enfermería y representante de los asilos de Bucaramanga, con 20 años de experiencia en el cuidado del adulto mayor.
Quiñónez es también el director y uno de los fundadores del Hogar geriátrico ‘Luz de Esperanza’ (Fundeluz), ubicado en el barrio Centro.

En este hogar dedicado al auxilio de la tercera edad asisten 200 ancianos, 120 pertenecen al Centro de Bienestar (internos) y 80 están en modalidad de centro vida, es decir, se les ofrece ayuda psicológica, alimentación, recreación y atención integral de manera gratuita ocho horas diarias y durante los siete días de la semana y en las horas de la tarde regresan a sus casas.
El dinero que ingresa a estos hogares por medio de la estampilla pro adulto mayor se destina en un 80 % para la alimentación, nómina, servicios públicos, enfermería y otros; el 20 % restante se asigna para la sostenibilidad de estos lugares.
Al año cada adulto mayor beneficiario de la ley 1276 recibe un millón 980 mil pesos.
Déficit de ingresos
Una de las quejas de los directores de los asilos ha sido que no cuentan con los recursos suficientes para pagar ambulancias o taxis que trasladen al adulto mayor a su respectivo centro de salud. Tampoco tienen el personal para dichas actividades, ya que estos deben estar en los hogares a cargo del cuidado general de los ancianos.
Otro de los inconvenientes a la hora de desplazar a los adultos al Hospital del Norte es que este no posee el personal suficiente para atender las emergencias de los pacientes, lo que obliga a que los auxiliares de enfermería que trabajan en los centros de bienestar deban quedarse acompañando a los abuelos. Esto, según los directores de los diferentes hogares, lo han llamado “el secuestro de nuestros auxiliares de enfermería”.
Retrasos en la contratación
El pasado 14 de febrero se realizó la primera y única reunión que hasta el momento se ha desarrollado para buscar una solución a la ausencia del personal médico que asistía una vez por semana a los asilos de la capital santandereana.
Hasta diciembre de 2016 había un acuerdo con el Isabú, “ellos enviaban un médico semanal a las instituciones. El acuerdo se fue prolongando en el tiempo por costumbre, entonces ya sabíamos que mensualmente el médico venía una vez a la semana y se le asignaban tres horas por asilo”, dijo Quiñónez. Tiempo en el que el profesional solo alcanza atender a seis pacientes, los de mayor prioridad, el resto, puede pasar años sin valoración médica especializada.
En dicha reunión convocada por la Personería de Bucaramanga y “gracias a que los medios ayudaron para que lo entes encargados se enteraran de la situación”, estuvieron presentes Juan Eduardo Durán, gerente del Isabú; Jorge Figueroa Clausen, secretario de Desarrollo Social; Luis Alejandro Rivero, secretario de Salud; un delegado de la Supersalud y representantes de los Centros de Bienestar y Vida.
Durante el encuentro, el secretario de Salud manifestó que la responsabilidad no es de la administración municipal, ya que todos los ancianos están afiliados a sus EPS, y estas “se están lavando las manos” y no están enviando los médicos domiciliaros a valorar a sus pacientes afiliados.
Algunas de las EPS a las que están adscritos los adultos mayores de estos Centros de Bienestar son Asmet Salud, La Nueva EPS, Comparta Salud, Solsalud y Emdisalud. Además, durante la reunión se dejó en claro que es responsabilidad de cada entidad enviar su personal médico, no solo con visitas generales, sino también con intervención de un grupo interdisciplinario donde estén psiquiatras, psicólogos, nutricionistas y fisioterapeutas.

Se requiere que los organismos de control entren a hacer el respectivo monitoreo, para que se sancione a los responsables. “Hasta el momento no ha habido ningún fallecimiento, pero en el momento que pase, la entidad que no haya prestado el servicio tendrá que pagar la ineficiencia”, le dijo el concejal René Garzón a Periódico 15.
En la reunión se acordó como medida provisional que el Instituto de Salud de Bucaramanga haría un remplazo transitorio de la prestación del servicio mientras se le daba solución al problema y se lograra un acuerdo con los representantes legales de estas entidades.
A la fecha no ha pasado nada y no se han adelantado los trámites.
Periódico 15 habló nuevamente con Ángel María Quiñónez y expresó a esta redacción que “no nos han llamado para decirnos si nos van a enviar o no el médico. Ya vamos a terminar el segundo mes, no sabemos que hacer pues cada día se agudiza más la situación en los hogares”.
Por María Alejandra Villamizar Sarmiento
mvillamizar543@unab.edu.co