Por Jhon Jairo Ballesteros C.
jballesteros343@unab.edu.co
Aunque la Corporación Autónoma Regional de Santander, CAS, no ha emitido un reporte oficial del estado actual en el que se encuentra el río Fonce, las empresas de turismo y la ciudadanía denuncian el mal estado en el que estarían las aguas, lo que además, podría afectar el canotaje en San Gil, uno de los principales ejes articuladores de la economía y el turismo local y regional.
Entre las causas primarias del problema se encontrarían los vertimientos de materiales contaminantes, sólidos y líquidos, de tipo doméstico, comercial e industrial; la falta de plantas de tratamiento de aguas residuales en municipios como Charalá y Mogotes, y la deforestación en las zonas aledañas al afluente.
Ante esta situación y debido a la disminución en el caudal del río Fonce, se han encendido las alarmas en la región, lo que ha llevado a que los gerentes de los negocios promotores de turismo, guías, veedores ambientales, concejales y el Instituto de Cultura y Turismo de San Gil busquen soluciones para mejorar la calidad del agua y evitar que esta atracción turística desaparezca.
Inicios del canotaje en San Gil
En 1986, empresarios de la región, en búsqueda de alternativas de crecimiento económico, viajaron a Costa Rica y regresaron con la propuesta de un deporte de aventura que en aquél país se conocía como rafting. Junto a ellos llegaron a San Gil guías que realizaron los estudios y determinaron que el río Fonce era apto para el desarrollo de la actividad. Diez años después, tras la adecuación de las canoas y la instrucción del personal, se funda, en junio de 1996, Ríos y Canoas S.A., la empresa de canotaje pionera en el municipio.
De esta forma, se creó para San Gil una fuente de ingresos que con el paso de los años aumentó, pues los turistas que visitan el municipio además de practicar rafting acceden a otras actividades como el torrentismo, parapente y visita a cuevas o espeleología. De igual manera, la industria hotelera aceleró su crecimiento y el sector transportador, junto al gastronómico, se beneficiaron con el incremento de turistas.
“Es claro que la economía de San Gil gira alrededor del turismo y precisamente es el canotaje el que ha contribuido al progreso de diversas partes del comercio. Pero hay algo más profundo, el aporte que ha hecho este deporte ha trascendido a municipios de la región y es por esto que el compromiso de proteger el río debe ser un trabajo en conjunto”, afirma Jaime Boada Ordóñez, gerente de Ríos y Canoas.
En la actualidad existen 19 empresas de canotaje en las que trabajan 400 personas de forma directa. En temporada alta reciben la visita de aproximadamente 20.000 turistas. “En caso de que prohíban las actividades en el río, no solo los promotores de turismo saldríamos afectados sino toda la región, porque la razón principal por la que los turistas vienen es por el canotaje y si se divulga que el río no está en buenas condiciones, sencillamente no viajan”, expresó Glomer Gutiérrez Ramírez, gerente de la empresa de deportes de aventura Planeta Azul.
Por su parte, turistas como Leidy Katherine Sánchez Mantilla, dicen que “San Gil es uno de los destinos preferidos para vacaciones, pero es alarmante que desde la llegada al malecón se perciban olores fétidos y durante los recorridos por el río se observen cañerías que caen directamente al agua. Eso no está bien visualmente para nadie y tampoco da garantías de seguridad”.
Urgen soluciones ambientales
Los representantes de las empresas de turismo expresan que han denunciado ante la CAS los malos olores y la llegada de todo tipo de residuos a las orillas del río, pero no han recibido respuestas y solicitan a la entidad que ejecute acciones contundentes, pues según ellos, se necesita una intervención inmediata.
En consecuencia, la CAS y el Instituto de Cultura y Turismo de San Gil, realizaron el pasado martes 2 de febrero una convocatoria a operadores de turismo, veedores ambientales, funcionarios de la Secretaría de Planeación, de la Empresa de Acueducto, Alcantarillado y Aseo de San Gil, (Acuasan) y a la comunidad en general, con el fin de presentar el Estudio de Gestión Integral del Río Fonce y escuchar las propuestas de los diferentes sectores para encontrar una solución. No obstante, al encuentro no asistieron delegados de la Secretaría de Planeación Municipal (actualmente en cabeza de Roldán Humberto García Santos), ni de Acuasan (el actual gerente es Héctor Alberto Ardila Sandoval) y tampoco del sector hotelero.
“Lo que nosotros queremos es que todos nos comprometamos. Hacemos un llamado a que los hoteles sean parte de la solución ya que también se benefician del río”, manifestó la directora del Instituto de Cultura y Turismo de San Gil, Celmira Pereira Franco.
Dentro de las propuestas se destacan la compra de predios que sirvan de reservas naturales, más trabajo en la educación ambiental desde los colegios y rigurosidad en los controles a las industrias que están cerca al río para determinar si son agentes contaminantes o no. Además, existe un proyecto liderado por algunos empresarios del turismo en el que invitan a las Alcaldías, la Gobernación y a los hoteles a que adquieran un sistema de manejo de residuos que mejore el tratamiento que se le da a los mismos y de esta forma minimizar el impacto ambiental. Se trataría de plantas de procesamiento portátiles.
Frente a los rumores sobre la presunta suspensión del canotaje, la CAS, por medio de Rodolfo Sánchez Ruíz, coordinador de la Línea de Recurso Hídrico, afirmó que “hasta el momento no se ha pretendido prohibir las actividades de contacto directo, sino hacer que el afluente tenga las condiciones ideales para realizarlas. Para esto, se hizo un estudio con un laboratorio certificado del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales de Colombia, Ideam, en el que sabremos el nivel del caudal y la calidad del agua, por ahora estamos a la espera de los resultados”.
Otra de las peticiones que hacen los veedores ambientales y habitantes de las zonas cercanas al río es que exista control en las licencias que la Secretaría de Planeación otorga para la construcción de hoteles y proyectos cerca al río, pues estos establecimientos no tendrían sistemas para el tratamiento de sus residuos.
“Los hoteles han convertido a sus linderos con el río en la parte trasera de sus drenajes y la invitación que hacemos es a que limpien, reforesten y transformen lo que hoy tienen como basureros en la mejor cara de sus empresas”, expresó Aura Judith Vesga, residente de la vereda El Recodo de San Gil.
Como lo muestra el mapa, varios conjuntos residenciales y establecimientos se ubican cerca al afluente, al menos siete hoteles en la vía que conduce a Charalá, así como seis restaurantes. En la vía a Bucaramanga también se pueden apreciar restaurantes, hoteles y el Parque Gallineral.
No es un problema de ahora
Ya en 2004, un estudio realizado por la Universidad Industrial de Santander, UIS, denominado Evaluación del Estado de Contaminación de las Aguas de la Parte Alta del río Fonce, alertaba sobre los niveles altos de contaminación del río y sus efectos sobre el ecoturismo, pues pondría en riesgo de restricción a todos los deportes acuáticos. Según la investigación, “se convierte en una prioridad la continuidad de trabajos sobre la calidad del agua en la Cuenca del Fonce para determinar cómo esta fuente hídrica está siendo alterada, y con base en esto, formular acciones para su uso sostenible”.
De igual forma, el estudio añade que “se hace evidente la necesidad de que a nivel municipal o regional, se construyan plantas de tratamiento de aguas residuales o se adopten sistemas alternos, que permitan minimizar la descarga de sustancias contaminantes que son arrojadas. Estas medidas deben tomarse en forma urgente antes que la contaminación se haga inmanejable y los efectos negativos sobre la salud y economía sean críticos”.
Sobre la posible contaminación, tanto la Alcaldía de San Gil como Acuasan no desconocen lo que ocurre, ya que en una reunión adelantada el 5 de enero, se comprometieron a formular los estudios técnicos necesarios para la construcción de los colectores de aguas residuales que estarían ubicados aguas arriba del Parque Gallineral. Igualmente, revisarán la forma como se debe hacer la unión de los vertimientos de aguas al alcantarillado matriz y la propuesta de construcción de una planta de tratamiento de aguas residuales.
La informalidad, otro reto para el turismo
No solo la contaminación del río Fonce amenaza con detener a este deporte de aventura, existen otros factores como la informalidad, el desorden en la venta y la incapacidad de las autoridades para ejercer control. “Es preocupante como se ha degradado el servicio y toda la parte comercial del canotaje por la desorganización, realmente estamos en un punto de quiebre. Nos encontramos en un punto donde la operación del rafting puede desaparecer”, agregó Boada Ordóñez, de la empresa Ríos y Canoas.
De acuerdo a lo expresado por varios administradores de las empresas de turismo, algunas personas ofrecerían el servicio de canotaje a precios más económicos con el agravante de que no incluirían el seguro con el que debería funcionar la actividad. Las ventas se realizarían en las afueras del Parque Gallineral y en el sector conocido como El Malecón. Los empresarios hacen un llamado a las autoridades competentes para que incrementen procedimientos de control y eviten que situaciones como estas perjudiquen el desarrollo del deporte.