La Casa de Bolívar de Bucaramanga donde también funciona el Museo Casa de Bolívar, ubicada en la calle 37 N° 12-15, declarada Patrimonio Cultural en 1940, está siendo sometida a un proceso de reparación por las condiciones de deterioro en las que se encuentra. Dicha restauración, que tendría un costo de 2 mil millones de pesos según lo asegura el arquitecto de la Academia de Historia de Santander, Guillermo Vargas Caballero, ya se inició con la construcción de una sobrecubierta en tejas de zinc y bases de madera que le costó al Instituto Municipal de Cultura y Turismo, Imcut, 350 millones de pesos.

La visita del libertador a la Villa de Bucaramanga
La Casa de Bolívar, que lleva este nombre por haber sido el hogar de Simón Bolívar durante 70 días en 1828 en su visita a la Villa de Bucaramanga (nombre de la ciudad en esa época), es una edificación construida en tapia pisada y tejas de barro cuya única intervención recibida fue en la década de los 60 y es considerada como un Bien de Interés Cultural, BIC.
Esta casa, que perteneció a Facundo Mutis, fue prestada al libertador por su arquitectura y tamaño. El padre Eloy Valenzuela, quien era el sacerdote de la primera capilla que hubo en Bucaramanga, la Capilla de los Dolores, se encargó de atender a Bolívar durante su estadía en la ciudad.
El museo, en el que se conservan no solo algunas de las pertenencias de Bolívar como su silla, su secador de tinta, una copa de plata y un colador; sino también objetos representativos de la cultura Guane, armas de la Guerra de los mil días y que es la sede la Academia de Historia de Santander, abre sus puertas a los visitantes de lunes a sábado en horario de oficina.
La entrada, que tiene un valor de 2 mil pesos, es el único ingreso económico con el que cuenta el museo y se utiliza para el pago de los servicios públicos y el cuidado del jardín. Pero “no se recoge mucho y las visitas son muy esporádicas”, afirma la directora administrativa de la casa, Claudia Mantilla Vargas.
A lo largo de la historia las personas han donado objetos valiosos para el Museo, como momias de la cultura Guane que fueron extraídas de la Mesa de los Santos, mantas, ollas, urnas, flautas que usaban los caciques, cabellos de los Guane, flechas y hachas.
En el patio del Museo Casa de Bolívar se dejan abandonados los escombros de la construcción de la sobrecubierta./ FOTO VALESCA ALVARADO RÍOS
En el patio del Museo Casa de Bolívar se dejan abandonados los escombros de la construcción de la sobrecubierta./ FOTO VALESCA ALVARADO RÍOS
Los recursos y el proceso
Según Claudia Mantilla Vargas, “el proyecto de restauración se planteó hace más de cuatro años y cada vez que se presentaba pedían que le cambiaran una cosa u otra”. Agrega que “se empezó en el gobierno de Horacio Serpa Uribe, para cuestiones de pintura y el arreglo del interior, pero con el transcurso del tiempo se fueron alargando las cosas y se cambió de gobierno”.
Durante el mandato de Richard Alfonso Aguilar Villa (2012 – 2015) se destinaron los recursos de la restauración de la Casa de Bolívar y según Antonio José Díaz Ardila, asesor del diagnóstico que se realizó para determinar en qué condiciones se encuentra la casa y qué intervenciones se le deben hacer, “este estudio se inició en agosto de 2015 y se entregó a finales de diciembre. Fue un proceso hecho por un grupo numeroso de expertos”.
Uno de los profesionales que participó en este proceso fue el arquitecto de la Academia de Historia de Santander, Guillermo Vargas Caballero, quien aseguró que “el costo de este estudio fue de 350 millones de pesos”, recursos que fueron destinados por el Imcut, provenientes del IVA de la telefonía celular de la ciudad.
Entre los análisis realizados están el fitosanitario, con el que se busca determinar en qué condiciones está la madera de la casa y qué animal la está atacando; el hidráulico, encargado de las aguas lluvias que caen en los patios y las aguas de la casa porque no hay tubería plástica; el eléctrico, ya que la casa no cuenta con un sistema de iluminación moderno; y el estructural, dentro del cual se encuentra el sísmico.
Según Díaz Ardila, en la intervención que se le hizo a la casa en 1960, se demolió el solar y en la propuesta nueva de la restauración se encuentra incluido “demarcar de manera visual, sobre el pavimento, los límites donde iría el solar y ambientar el separador de la calle 36 con caballos de bronce para simbolizar que ahí iban las caballerizas”.
Aunque aún se espera que el Imcut apruebe el estudio, ya se finalizó una etapa de sobrecubierta en el techo que, como lo explica Vargas Caballero, se hace para “protegerla de las goteras porque la humedad empeora el estado de la casa y se viene una temporada fuerte de lluvias”.
Las tejas de zinc de la sobrecubierta, según el arquitecto de la Academia de Historia de Santander, “tuvieron un costo de 150 millones de pesos”. Considerando que la Casa de Bolívar mide 600 metros cuadrados, cada metro de teja de zinc tuvo un costo aproximado de 250 mil pesos.
El docente de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Santo Tomás, Alejandro Ordóñez Ortiz, asegura que “en un proceso de restauración no se usan cubiertas extras a las existentes, a no ser que sea absolutamente necesario por un cambio de formato y que si existe un problema de goteras, es más coherente remplazar las tejas de barro por otras”.
Ordóñez agrega que “esas tejas son de las que ponen las personas sin recursos, que viven en invasiones, a sus casas. Ponérselo a una edificación patrimonial deja ver lo mal que se llevan estos procesos en Bucaramanga”. Durante la restauración de la casa, los elementos se van a proteger con estructuras especiales, tipo bóvedas y se va a trabajar por fases. En cada una de las salas se va a reparar el piso, la tubería y el techo y luego se pasa a la siguiente y así sucesivamente hasta terminar, se va a levantar de a una sola hilada de ladrillo y lo que va a primar será la conservación de los objetos del museo.
Una de las propuestas que los arquitectos le hicieron al Imcut fue la combinación de la arquitectura antigua con la moderna; sin embargo, Vargas afirma que “no se puede hacer esta combinación porque existe una ley que les prohíbe construir o derrumbar 100 metros a la redonda de un monumento nacional”.
Sala en la cual Simón Bolívar proclamaba sus discursos en 1828 y cuya estructura necesita una restauración. /FOTO VALESCA ALVARADO RÍOS
Sala en la cual Simón Bolívar proclamaba sus discursos en 1828 y cuya estructura necesita una restauración. /FOTO VALESCA ALVARADO RÍOS
Los planes a futuro
A pesar de que Vargas Caballero dice que la restauración total de la Casa de Bolívar tardará dos años, hace hincapié en que todo depende del “flujo de caja del Instituto Municipal de Cultura y Turismo porque para este proceso (de la sobrecubierta) se pidieron 600 millones de pesos y solo dieron 350 millones de ese dinero”.
Vargas Caballero le explicó a 15 que “la idea es que la Casa de Bolívar tenga tecnología de primera para los visitantes para poder enseñarles la historia y crear un respeto por lo histórico”. También pretenden “pedirle ayuda a entidades privadas para que apoyen la casa”.
Por el momento en la casa se están editando libros para la Procuraduría General de la Nación, para algunas editoriales y para la Universidad Industrial de Santander, UIS. Los miembros de la Academia de Historia esperan reunirse con el alcalde Rodolfo Hernández Suárez y el gobernador, Didier Alberto Tavera Amado, para conseguir recursos y apoyo de las entidades públicas.
Uno de los problemas con los que se enfrenta el Museo Casa de Bolívar, es la falta de estrategias y apoyo de las entidades, tanto públicas como privadas, en proyectos que promuevan la cultura en la ciudad. Es por ello que su directora administrativa afirma que “en Bucaramanga no hay una cultura interesada en la historia y faltan proyectos que gestionen y promuevan esta cultura”.
Con el cambio de imagen de la Casa de Bolívar después de la restauración, los directivos de la entidad pretenden aumentar los costos en la entrada para recolectar los fondos necesarios para el pago de los servicios públicos. Aunque estos servicios deben ser saldados por la Alcaldía, “no lo están haciendo y los miembros de la Academia de Historia son quienes están asumiendo los gastos”, afirma Vargas Caballero.
Dentro de los planes de los arquitectos que realizan este proceso de restauración, se encuentra la remodelación del Patio de Banderas en el cual, y con la ayuda de la Alcaldía, “se desarrollará un café boutique con una biblioteca, en la esquina suroriental”, según el arquitecto de la Academia de Historia. Agrega que “la idea es alquilar un café Juan Valdez para ayudar a tener activa a la ciudad y tener ingresos propios”.
En cuanto a las estrategias de flujo de visitantes a la Casa de Bolívar, Díaz Ardila hace énfasis en la necesidad de “rescatar el perfil de la calle 37 con una cubierta para darle el escenario al parque de la parte oriental que demolieron en los años 60”.
Kim Schiffe y Courth Keaton visitaron la Casa de Bolívar la cual, recibe a turistas de todo el mundo interesados en conocer sobre la historia del libertador. /FOTO VALESCA ALVARADO RÍOS
Kim Schiffe y Courth Keaton visitaron la Casa de Bolívar la cual, recibe a turistas de todo el mundo interesados en conocer sobre la historia del libertador. /FOTO VALESCA ALVARADO RÍOS
De Canadá a la Casa de Bolívar
Los turistas canadienses, Kim Schiffe y Courth Keaton, llegaron a la ciudad hace dos meses, visitaron la Casa de Bolívar y se mostraron sorprendidos por las condiciones en la que esta se encuentra. “Creo que le falta iluminación y limpieza”, afirmó la visitante.
Los extranjeros, quienes estaban haciendo un recorrido por todo el país, consideran que “es importante que Colombia tenga lugares como estos museos porque allí se conserva la cultura y la historia del país”. Y agregan que “es una excelente forma para que las personas conozcan sus raíces”.
Sin embargo, los foráneos manifestaron su asombro ante la poca afluencia que tiene el museo e hicieron la comparación con los museos de Canadá, los cuales están abiertos todos los días del año y reciben a una gran cantidad de visitantes a cualquier hora del día.
Agregaron que “en Canadá es muy común que las personas vayan a los museos porque les gusta conocer sobre la historia y la admiran, notamos que aquí, en Bucaramanga, aunque no es costosa la entrada (dos mil pesos para adultos y mil pesos para niños) las personas casi no vienen”.
La directora administrativa de la Casa de Bolívar, Claudia Mantilla Vargas, afirma que “muchos de los visitantes son extranjeros y que los ciudadanos casi no vienen porque la mayoría se queja de que la casa es muy fea”. Razón por la cual cree importante la pronta restauración de la Casa de Bolívar.
Por Valesca Alvarado Ríos
galvarado163@unab.edu.co

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