“Mi otra pesadilla es la del espejo”: Jorge Luis Borges
Hace muchos años, a finales de 18…, un hombre tuvo una horrible pesadilla. Su respiración estaba muy agitada, sus manos temblaban y sus gritos se podían oír con tal facilidad que su mujer imaginó que despertarlo era una situación de vida o muerte. Entonces, con la decisión de quien desea salvar una vida, se acercó y con un movimiento brusco le dijo: ¡Robert, despierta! Cuenta la leyenda literaria que aquel hombre despertó de un salto y, con un rostro que mostraba el pavor de habitar los ambientes oníricos, pero también con el gozo de una visión asombrosa, expresó excitado: mujer, ¿por qué me despiertas? ¡Estaba teniendo una hermosa pesadilla!
Quienes conocen este relato, contado de mil maneras, saben que esta “hermosa pesadilla” fue el detonante para una de las historias más admiradas de la literatura universal: “El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde”. La historia ha llamado la atención de célebres escritores y lectores de distintas las épocas. Uno de los más conocidos y afamados es el escritor argentino Jorge Luis Borges, quien consideraba a esta breve novela una obra extraordinaria y, sobretodo, única, pues era capaz de mantener el suspenso y crear un ambiente de terror muy cotidiano.
Borges siempre afirmó que lo más admirable de Stevenson era que en sus relatos se evidenciaba la teoría narrativa que él mismo había construido, aceptado y utilizado. Tenía claro que Stevenson lograba consolidar una relación trascendental entre la ficción y la psicología humana, en sus escritos el hombre se descubre tal y como es: desenmascara sus virtudes y sus defectos.
“El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde” es una obra que fascina por la caracterización y las acciones de un personaje con doble personalidad: Henry Jekyll. Por un lado, el Dr. Jekyll asume la personalidad de un hombre acostumbrado a hacer “lo que llaman el bien”, tiene una contextura física alta y gallarda, y en su actitud mantiene unas costumbres que demuestran un nivel cultural e intelectual hondo y admirable. Estas características lo muestran socialmente como un caballero capaz de albergar pensamientos nobles e ideales altruistas.
Por otro lado, cuando Jekyll se convierte en Mr. Hyde su ser sufre una transformación casi “inhumana”. Es un ser cuya deformidad física produce temor y repugnancia; su comportamiento malévolo, impasible y desalmado representa las acciones típicas de un “auténtico Satán”. Es capaz de pisotear o matar una persona sin el más mínimo remordimiento. Hyde es un energúmeno a quien nadie desea encontrarse en las calles de Londres.
Aunque al comienzo Henry Jekyll parece capaz de controlar sus dos caras, lo cierto es que Hyde, poco a poco, se apodera de él. La malvada naturaleza del Dr. Jekyll es más fuerte que su comportamiento piadoso y casi angelical. Hyde es la evidencia de los instintos y vicios de su espíritu, los cuales, difícilmente puede liberar. Él mismo, en la carta que entrega a su amigo y abogado Utterson, sabe que lo mejor es ocultar sus más oscuros placeres ante la sociedad. Por esto, para el Dr. Jekyll, asumir la dualidad en Mr. Hyde es también una hermosa pesadilla.
Es importante aclarar que la idea de la dualidad ha sido muy recurrente en la literatura. Obras como “El hombre duplicado”, de Saramago; “Los elixires del diablo”, de Hoffman; “Borges y yo”, de Jorge Luis Borges; “La sombra”, de Christian Andersen, o “El doble”, de Fedor Dostoievski demuestran que construir historias con personajes de dos (o más) personalidades parece muy atractivo para los escritores y muy interesante para sus lectores.
Por ejemplo, en su novela, Dostoievski narra la historia de Yákov Goliadkin: un funcionario responsable y aplicado que desea liberar sus pretensiones y apetitos más sombríos. Sin embargo, los valores sociales establecidos son un impedimento para que esto ocurra. Un día, por casualidad, “encuentra” a un hombre idéntico a él. El funcionario logra convencer a su doble de que lo reemplace, mientras cumple todos sus deseos. No obstante, mientras esto sucede su vida empieza a tener el peor de los escenarios posibles.
En la mayoría de los personajes literarios que asumen algún tipo de dualidad, cuando esto sucede, su destino se transforma en una inevitable tragedia. Personajes como Tertuliano Máximo, “el otro Borges”, Medardo, “el sabio” o Yakov Goliadkin comparten una de las principales características del Dr. Jekyll; todos demuestran que en la conciencia humana yace la maldad como una innegable cualidad.
En uno de sus ensayos, Robert Louis Stevenson afirmó que «la ficción no puede competir con la vida salvo por su inmensa diferencia con la vida: la vida es monstruosa, infinita, ilógica, abrupta e intensa”. Es cierto, la vida es eso y mucho más. Cada ser humano lleva dentro de sí poco o mucho de Mr. Hyde. Sin poder evitarlo existen fuerzas poderosas que incitan al mal y parece que quien lo niegue se está negando a sí mismo frente al espejo.
Por Julián Mauricio Pérez G.*
jperez135@unab.edu.co
* Docente de Expresión y Literatura. Departamento de Estudios Sociohumanísticos y Programa de Literatura Virtual, de la Unab.