“¡Papá!, ¡mamá! ¡De grande quiero ser bombero!”. Esto es lo que suelen decir muchos niños cuando están en la etapa en la que inconscientemente buscan un adulto modelo a seguir en sus vidas.

Salomón Jerez Mariño, un mestizo fornido y de estatura promedio (1.70 metros), lo que realmente quiso ser desde chico fue profesor, pero que por las circunstancias en las que vivía era más factible ingresar al puesto de bomberos de Bucaramanga. “Siempre que me preguntan digo con sinceridad que llegué aquí accidentalmente, a mí me nombró un político, siempre quise ser profesor, pero la situación no se dio”.

El mencionado político fue Feisal Mustafá Barbosa, exsenador conservador y santandereano (asesinado el 11 de septiembre de 1993 durante una manifestación política en el corregimiento de Sabana, Sucre, por el grupo Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar), quien lo nombró como miembro del Cuerpo de Bomberos de Bucaramanga, a los 23 años.

Jerez ya había trabajado con anterioridad en la campaña política de Mustafá. Era uno de los 5 empleados que se encargaba de conseguirle al dirigente entre 200 y 300 votos en el sector de Campohermoso, lugar al que su familia se fue a vivir hace 55 años, cuando su padre decidió buscar mejores oportunidades en Bucaramanga.

Salomón Jerez Mariño es un hombre al que se le notan las canas, pero no solo por sus 52 años de edad, sino por la experiencia que ha obtenido siendo bombero de línea de fuego por 29 años, un cargo que se caracteriza porque son ellos quienes deben estar preparados ante cualquier emergencia, sin importar el rango en el que estén.

Su trabajo le ha permitido formar su conocimiento en aspectos que a diario salvan vidas y permiten que con su salario (1 millón 900 mil pesos), su esposa junto a sus 3 hijos se sostengan. “Uno siempre está agradecido con este trabajo porque con eso he podido darle comida y buena educación a mis hijos”.

Tiene que cumplir turnos de 24 horas. De 7 a 11 de la mañana se alistan y capacitan, de 11 de la mañana a 2 de la tarde, descansan, hasta las 4 realizan práctica de vehículos, y a las 6 de la tarde es cuando juegan voleibol, deporte ícono de los bomberos de Bucaramanga. De 6 a 9 de la noche es la comida y el baño, a las 9 se monta la guardia nocturna, o ‘La Recogida’ como lo llaman ellos, de ahí en adelante les permiten dormir, pero si llegara a sonar la alarma, es su deber atender lo que sea que les espere. Finalmente, a las 7 de la mañana del otro día, llega el relevo.

Jerez Mariño es un empírico, de pequeño solo alcanzó a cursar secundaria y cuando entró a trabajar de bombero no tenía ningún otro título académico. Pero su labor no solo consiste en atender emergencias como apagar incendios o rescatar personas en accidentes de todo tipo, sino que también es carpintero.

‘Viejo’, lógicamente por su edad y experiencia, es el título otorgado a Salomón y que es más utilizado por los integrantes jóvenes.

Al interior de esta institución también se ha desempeñado como presidente del Sindicato de Bomberos, labor que se extendió durante cinco años. Junto a sus compañeros Fabio Larrota, Fernando Forero y Julio César Moreno ha tenido que luchar por inconvenientes con el Gobierno municipal como la mejora en el salario.

Jerez Mariño comenta que existen situaciones difíciles de controlar como el incendio de la alcaldía de Bucaramanga, el primero de junio del 2002 a medianoche, (dejando pérdidas de más de 5 mil millones de pesos), tragedia que hasta el momento no ha sido aclarada.

Por ahora Salomón Jerez Mariño, veterano de 29 años del cuerpo de bomberos de Bucaramanga, solo espera jubilarse pronto, dice además que sueña con tener una casa más grande y junto a ella un pequeño taller en el que pueda continuar con su actividad como carpintero. “Siento que ya cumplí, que me he ganado mi sueldo y solo espero no quedarme quieto y sí haciendo cositas de carpintería”.

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/FOTO SUMINISTRADA

Por Kevin Yozic Pedraza H.
kpedraza@unab.edu.co

Universidad Autónoma de Bucaramanga

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