Suena el teléfono. Timbra una y otra vez. Quien lo escucha se pregunta si será la llamada esperada. En medio de la incertidumbre, decide acercarse al teléfono y responde. Al darse cuenta de quién está al otro lado de la línea, sabe que sí es la gran llamada. Ya sabe de qué se trata. Santiago respira hondamente, mientras el corazón no deja de recordarle que sigue en su pecho. Escucha con atención. Oye a varias personas que van pasando en la línea telefónica a saludarlo y felicitarlo. Él no tiene claro lo que debe decir; es más, siente que en lugar de pronunciar respuestas certeras y coherentes está balbuceando. Los nervios lo invaden, pero la alegría lo sostiene de pie y con el teléfono en la mano. Santiago sabe que es importante, muy importante: es el ganador del X Premio Alfaguara de Novela, 2006.
Santiago Roncagliolo es un prolífico escritor peruano que descubrió en la literatura una manera de oír la música del mundo. Antes de decidirse por la escritura, intentó formar un grupo musical; sin embargo, con el tiempo, las letras serían su mejor código para expresar sus fantasías, sus ideas, sus universos. Por eso, empezó a construir personajes; a imaginar sus propios espacios y sus tiempos; a leer con atención a escritores que admiraba como García Márquez, Dorfman, Fresán y Vargas Llosa.
Desde finales de los años ochenta, Roncagliolo escribió y publicó cuentos y breves obras de teatro que, poco a poco, lo convirtieron en una de las jóvenes promesas literarias. No obstante, fue hasta el 2004 cuando alcanzó notoriedad nacional e internacional, gracias a su novela Pudor. Escrita a la manera de un guion cinematográfico, en ella se narran las intimidades de una familia muy particular. Alfredo, Lucy, Mariana, Sergio, el abuelo y el gato son personajes que, a pesar de vivir en una misma casa, se sienten aislados e inseguros; por eso, sufren en silencio miedos, obsesiones e instintos sexuales. Por momentos, son mostrados por el narrador como perfectos desconocidos, incapaces de comunicarse. En esta obra, el lector siente que mira a través de la cerradura de una puerta; que observa, sin evitarlo, la intimidad de unos extraños. Entonces, el lector juzga, el lector siente, el lector sufre.
Dos años después, el autor limeño demuestra que Pudor no fue un golpe de suerte. En el 2006 construye una de las mejores novelas de comienzos del siglo XXI: Abril Rojo. Esta obra es más que un premio internacional de novela. En sus páginas se lee una fenomenal historia despiadada y cruel; en sus capítulos, titulados con fechas, hay un estilo narrativo que sabe mezclar la intriga con la broma, la incertidumbre con el odio, el patriotismo con el despotismo militar, la religión con la desesperanza y el amor con la muerte. Su escritura es sutilmente sencilla, pero mordazmente avasalladora. Con Abril Rojo, Roncagliolo empieza a vivir el sueño de ser escritor, de vivir de la escritura, de conocer a celebridades literarias cuando es invitado a eventos culturales.
En los próximos años, algunas de sus obras centran la atención en personajes de la historia de su país y de Hispanoamérica. Publica La cuarta espada. La historia de Abimael Guzmán y Sendero Luminoso (2007) y El amante uruguayo. Una historia real (2012). En la primera, el autor indaga y describe a uno de los grupos al margen de la ley más crueles del Perú. Para hacerlo, narra la infancia de Abimael Guzmán, uno de los líderes y fundadores del grupo guerrillero. Luego se centra en la historia de Sendero Luminoso, con sus victorias y derrotas. Hay anécdotas que logran cautivar, emocionar o que, sencillamente, producen pavor. Desde sus primeros capítulos, el relato fluye gracias al acierto de una escritura directa y fluida, acompañada con información proporcionada por los mismos protagonistas.
En la segunda obra, los personajes que interesan son el poeta español Federico García Lorca y su posible amante uruguayo Enrique Amorín. En casi cuatrocientas páginas, Roncagliolo construye un relato, con rasgos históricos, basado en uno de los hechos más insólitos y misteriosos de la literatura hispanoamericana: la supuesta relación íntima de Amorín con García Lorca y el robo por parte del uruguayo del cadáver del español. Sin duda, una historia que sorprende desde las primeras líneas.
En el 2013, aparece una novela con tintes de comedia y de tragedia: Óscar y las mujeres. El personaje central es un guionista de telenovelas que, luego de alcanzar cierta fama nacional, ha quedado en el olvido; por eso, está interesado en escribir un guion que le devuelva el reconocimiento de la crítica y del público. Sin embargo, tiene un problema para hacerlo: su novia lo ha abandonado, y Óscar únicamente es capaz de escribir célebres historias si cuenta con la compañía amorosa de una mujer. Desde este punto, la trama dirige al protagonista por un sinnúmero de infortunios que son al mismo tiempo risibles y funestos. El guionista descubre el amor, mientras la muerte lo asedia en un callejón sin salida.
Un año después publica una historia en la cual el fútbol y la violencia se muestran como dos caras de una misma moneda: La pena máxima. De nuevo, el lector se encuentra con el personaje de Abril Rojo: Félix Chacaltana Saldívar; aunque más joven y más ingenuo. Chacaltana aún no se ha convertido en fiscal, solo es el archivero de un juzgado de la ciudad de Lima. La historia transcurre en 1978, año en que la selección peruana participa en el Mundial de Fútbol en Argentina. En medio del fanatismo por este deporte, tanto en Perú como en Argentina se vive una época de trasgresión a los derechos humanos. Peruanos y argentinos que están en contra de sus gobiernos son secuestrados y torturados por las fuerzas militares. Mientras el fútbol distrae la atención, la violencia y el autoritarismo juegan a perdurar en el poder.
Con su siguiente obra, La noche de los alfileres, Roncagliolo continúa interesándose en la violencia; pero esta vez representada en cuatro jóvenes estudiantes que hacen del bullying una venganza mortal. La atmósfera de la historia parece determinar el actuar de los cuatro amigos que cursan cuarto grado y desean ajusticiar a la profesora que les hace la vida imposible en el colegio. Son cuatro personajes con características particulares: Manu es el provocador y agresivo; Moco, el loco y aficionado al cine; Beto, el tímido y homosexual; y Carlos, el más inteligente de todos. Esta no es la historia en que un grupo de adolescentes juega a transgredir la ley y la moral; es, en realidad, un relato que nos muestra que la violencia y la venganza no tienen edad.
Santiago cuelga el teléfono. La llamada lo deja satisfecho y atónito. Le han exigido que la noticia del premio permanezca en secreto. Sabe que debe seguir esta instrucción; pero, también, que no es nada fácil ocultar la alegría. Ahora la incertidumbre tiene otros rostros. Ahora piensa qué hará con el dinero del premio; se da cuenta que nunca ha tenido en sus manos esa cantidad. Ahora deberá viajar para promocionar su novela; conocerá a otros escritores y otros querrán conocerlo. Tendrá que dar charlas y firmar muchas páginas. Quizá, tenga menos tiempo para seguir escribiendo. Reflexiona. Extrañamente, parece, que ahora es más escritor que antes.
Por Julián Mauricio Pérez G.*
jperez135@unab.edu.co
* Docente de Expresión y Literatura.
Departamento de Estudios Sociohumanísticos y programa de Literatura Virtual, de la Unab.