Hace más de 40 años funcionaba el Refugio Social en una casa situada en la carrera 12 entre calles 37 y 41. Hoy este domicilio está vacío y se derrumba poco a poco. Las lluvias, el deterioro y la falta de mantenimiento son las principales causas de su afectación. Al ver el grave estado en el que se encontraba, la Policía Metropolitana de Bucaramanga tuvo que acordonar la morada para evitar accidentes a transeúntes o carros que transiten por el lugar.

Como esta casa existen más de 25 con similares afectaciones, la mayoría se encuentran situadas entre la calle 45, la avenida Quebradaseca, las carreras 11 y 17. Según la Unidad Municipal de Gestión del Riesgo, se han realiza- do los correspondientes llamados de atención a los dueños de estas viviendas, pero en muchos de los casos no responden o no tienen respuesta positiva.

Como lo comunicó Luis Ernesto Ortega Martínez, director de dicha entidad, “los propietarios quieren sacarle el cuerpo a la licencia de demolición y de construcción, porque son residencias que tienen más de 60 años, y esperan que se declaren en ruinas para poder construir en sus terrenos”.

Vivienda acordonada por las autoridades para evitar posibles accidentes a terceros./ FOTO MICHELL REYES
Vivienda acordonada por las autoridades para evitar posibles accidentes a terceros./ FOTO MICHELL REYES

Al igual menciona que “quienes dejan demoler o deteriorar estas casas están en la obligación de restaurar el patrimonio de la vivienda tal cual como estaba, pero la reparación les sale el doble o el triple de lo que cuesta una bien conservada”.

La Ley 388 de 1997 indica que ningún propietario, privado o público, puede dejar caer un bien de interés patrimonial. No obstante, la normativa no resulta ser tan estricta, ya que le da la posibilidad a estos propietarios de vender o hacer transferencia de la licencia de construcción a otra persona natural que esté próxima a construir en un sector de la ciudad.

Patrimonio en peligro

El problema no surge solamente por el colapso de estas estructuras, sino por el desinterés de conservar la historia viviente de la ciudad. “El patrimonio se ha perdido, prácticamente no hubo un control para la preservación del patrimonio en los últimos 30 años, nunca se tomó una medida conservacionista”, afirma Ortega.

De manera que la arquitectura que se considera patrimonio es la que refleja la historia donde sucedieron hechos trascendentales. El arquitecto y delegado en el Consejo Departamental de Patrimonio de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, Antonio José Díaz, afirma que “en Bucaramanga no tenemos un pasado colonial importante, se podría decir que las estructuras de los pueblos del departamento de Santander deben tener mejor conservación por su pasado histórico”.

Menciona que las únicas casas destacables son el Teatro Coliseo Peralta, el cual en las últimas décadas tuvo su decaimiento cultural y físico hasta ser adquirido por el ClubKiwanis,quien logró mantenerla en condiciones óptimas. En las que están aún vigentes se encuentra la Casa de Bolívar, que ahora es una biblioteca patrimonial o la casa Luis Perú de Lacroix, que es declarado como Bien de Interés Cultural de Carácter Municipal.

Díaz afirma que en la ciudad hubo una arquitectura interesante sobre la migración del siglo XIX. Estas casas que fueron habitadas por familias extranjeras hoy ya no existen. En excepción de muy pocas como lo es la casa Terpel que en la actualidad es “LaCasona Unab”, la cual será habilitada como un centro de atención al empresario, además de un espacio para realización de eventos y exposiciones artísticas que le darán un atractivo a la ciudad.

Bucaramanga no tiene una identidad arquitectónica, es la suma de muchas arquitecturas eclécticas, que corresponde a aquellas que tienen una combinación de objetos de diferentes épocas, otras son coloniales y republicanas, añade Díaz. La Unidad de Gestión de Riesgos insiste que han realizado programas de intervención con los dueños, pero aún así se han visto afectadas por la falta de interés y la inversión a la cual muchos propietarios prefieren evitar.

Consecuencia de ello es la reducción del patrimonio que se encuentra en deterioro acelerado, el cual perjudica el valor cultural de Bucaramanga. Conservar estas casonas es un elemento imprescindible en la identidad del departamento. El arquitecto insiste en que “nosotros los bumangueses no valoramos la arquitectura, consideramos que todo lo que se hace nuevo es mejor de lo que se hizo en el pasado”.

Por Michell Reyes
mreyes803@unab.edu.co

Universidad Autónoma de Bucaramanga

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