Cuatro mil 900 hectáreas de la zona norte del Parque Nacional Natural Serranía de ‘los’ Yariguíes fueron restauradas como parte de la compensación ambiental que debía cumplir Isagén, producto de la construcción de la central hidroeléctrica Sogamoso. El desarrollo de la iniciativa contó con la participación de oenegés, campesinos del sector, empresa privada y sector público.

La ejecución de este proyecto estuvo a cargo de la Unión Temporal Corredor Jaguar Norandino, a este grupo pertenecen las fundaciones Natura y Guayacanal y el Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio. Esta unión suscribió el acuerdo con la alianza entre Isagén, Parques Nacionales Naturales de Colombia y Fondo Patrimonio Natural, en el marco del programa de compensación forestal con el que debía cumplir la empresa privada. Dicha compañía firmó un convenio interinstitucional para la restauración ecológica de los Yariguíes.

El costo de la compensación ambiental fue de 17.000 millones de pesos, de los cuales, para este parque fueron destinados 11.275 millones, la otra parte del dinero fue empleada para la compra y restauración de predios ubicados en cercanía a la hidroeléctrica. Durante este proceso, Parque Nacionales Naturales de Colombia estuvo al tanto de la gestión y ejecución de los contratos. Dicho ente intervino en 2012 para la selección de los expertos encargados de la restauración.

Quince años atrás, las tierras hoy restauradas hacían parte de los cultivos de lulo y cacao de los campesinos. Otra de las actividades que se impuso fue la ganadería que trajo consigo el ‘despeje’ de muchas fincas. Gracias a la alianza entre privados y fundaciones, se logró la restauración efectiva de estas zonas con miras a la conservación y protección de la naturaleza. La inversión de la empresa privada permitió adquirir esas parcelas que estaban en zona de parque y logró añadirlas a la zona de influencia y protección del mismo.

El pasado 13 de septiembre en el Hotel Dann Carlton de Bucaramanga se entregaron los resultados de la restauración ecológica en la zona norte del Parque Nacional de los Yariguíes. /FOTO SUMINISTRADA

Plan de acción

Seis etapas dividieron el desarrollo. En la primera se realizó un diagnóstico detallado sobre las condiciones del territorio, en este paso hubo varios descubrimientos para el equipo técnico, “encontramos especies muy diversas en un parque que parecía homogéneo”, manifestó Germán Camargo Ponce de León, director técnico de la Fundación Guayacanal. Luego de esto, se hizo efectiva la propagación de material vegetal. El tercer paso fue la priorización y definición de las zonas a intervenir, hecho por el cual, se diseñó la restauración, para posteriormente ser implementada. Allí se destacó el uso exclusivo de especies nativas del sector, cuyas semillas fueron recogidas en las etapas iniciales. En total se emplearon 83 especies de plantas nativas. Tres de estas variedades están en riesgo de extinción: Panela quemada, Chaparro y Camino crespo.

La última fase es la de monitoreo de los sectores intervenidos. En este sentido, se destinaron 234 parcelas para el plan de seguimiento detallado del proceso. Hasta el momento, los porcentajes de supervivencia de las especies plantadas oscila entre 74 y 84 por ciento. En búsqueda de un equilibrio ambiental para el sector se dio un manejo adaptativo de 196 especies de aves y 35 mamíferos, lo anterior, como muestra de una recuperación no solo de flora, sino también de fauna.

Según Camargo Ponce de León hay dos formas de restauración: activa y pasiva. En el caso de Yariguíes, mil hectáreas fueron intervenidas de manera activa con la siembra de 183.073 plantas que germinaron e inician su proceso de maduración.

Miembros del proceso

Comúnmente la restauración suele ser confundida con la reforestación. No obstante, para Camargo Ponce de León “la restauración es crear las condiciones, es incitar a la naturaleza a que se reactive”, diferente a la plantación masiva de árboles.

Además, mencionó que el trabajo con campesinos de la región -como Joaquín Blanco Calderón-permitieron un alcance más efectivo. “Sin ese conocimiento profundo no hubiese sido posible construir ese modelo de restauración”.

Esta ave Tangara arthus es una de las 196 especies que conforman el ecosistema de la zona norte del Parque Nacional Natural Serranía de los Yariguíes. /FOTO SUMINISTRADA

Precisamente, uno de los ejes centrales para el desarrollo de esta alianza fue el trabajo con los campesinos del sector. Muestra de ello es Blanco Calderón, agricultor de la zona, quien orientó con sus saberes previos del sector a los investigadores y expertos, para llevar a cabo la consolidación del proyecto. Blanco Calderón, habitó durante treinta años en la zona del parque natural, reconoce que, al inicio, la comunidad se mostró incrédula por la dimensión y el alcance de la iniciativa, “no pensábamos que se pudiera llevar a cabo la siembra de tantos árboles en la zona de San Vicente de Chucurí, porque conocíamos la zona, la topografía es totalmente difícil, pero cuando iniciaron a trabajar los expertos, era impactante”, aseguró.

Los procesos de socialización con los campesinos fortalecieron los vínculos y ahuyentaron los miedos del pasado. “Éramos críticos porque ya habíamos visto fracasar procesos de reforestación, creíamos que iba a ser lo mismo, pero no”, señaló Blanco Calderón.

Para Parques Naturales de Colombia, esta iniciativa de restauración es un aprendizaje significativo que esperan poner en práctica en otros sectores del departamento y el país. Así lo manifiesta Fabio Villamizar Durán, director la zona territorial Andes nororiental de Parque Nacionales Naturales de Colombia, quien sostiene que el balance del proyecto ha sido “positivo para los santandereanos y el país. Le entregamos a Colombia un parque nacional natural restaurado”, afirmó.

Villamizar Durán agregó que el desarrollo de la restauración dejó enseñanzas para la aplicación futura de iniciativas similares, “con este proyecto hemos aprendido cuándo la restauración debe ser activa o pasiva, entendimos la dinámica de las áreas”, agregó.

Por Luis Álvaro Rodríguez B.

lrodriguez669@unab.edu.co

Universidad Autónoma de Bucaramanga