Hace tres años, un estudiante quien ya era padre de una niña, le planteó al director de la Escuela de Física de la Universidad Industrial de Santander (UIS), Luis Alberto Núñez Martínez, un proyecto que consistía en enseñar a los niños astronomía de manera didáctica. Tras hacer un estudio de la idea, aquel estudiante llamado Rolando Calderón Ardila, quien en la actualidad es físico egresado de la institución, dio inicio a lo que hoy se conoce como el semillero de astronomía infantil guiado por el Grupo Halley al cual todos los infantes podrán tener acceso por el costo de 217 mil pesos.
El 21 de abril, la primera versión anual de este curso comenzó con siete alumnos entre los 6 y 12 años, con ilusión de aprender sobre el universo. Para Calderón Ardila, el aporte que como profesionales y científicos pueden hacer a la educación infantil con estos proyectos, va más allá del contexto académico: “se busca contribuir en la parte social y cultural, por ejemplo el tema de la igualdad e inclusión de mujeres en la ciencia y la sociedad, el trabajo en equipo y el respeto mutuo como ciudadanos del mismo planeta, todo esto por medio de la enseñanza”.
El hecho de ser padre le permitió a este físico tener tacto a la hora de orientar el curso desde un punto de vista práctico, lo que dio paso a crear diferentes enfoques del semillero, tales como la importancia de cuidar el medio ambiente. “Un aspecto importante es crear en los niños la conciencia del cuidado con nuestro planeta, no hay otro como este en el sistema solar, y los datos muestran que poco a poco colaboramos en su contaminación.
La nueva era
Con la graduación del precursor de este proyecto, una de las colaboradoras de Calderón heredó el semillero. Jennifer Grisales Casadiegos, estudiante de pregrado noveno nivel de Física de la UIS, que es el que dirige el curso, que tiene una duración aproximada de dos meses. Las clases se realizan los sábados de 2 a 6 de la tarde en las instalaciones de la Escuela de Física de dicha universidad.

Esta estudiante, quien apoya la inclusión de la mujer y hace parte del proceso, cuenta con formación y experiencia previa en educación infantil y en formación complementaria en enseñanza de la astronomía para niveles de primaria y secundaria, certificado por un curso de la Red para la Educación Escolar de Astronomía (NASE por sus siglas en inglés), asegura que durante todo el proceso de aprendizaje se centran en que los niños no solo se enamoren de la astronomía sino de la ciencia. “Queremos que vean la matemática, la física, la química y la biología desde tempranas edades de una forma más divertida y no solo como algo que tiene que estudiar por obligación”.
Para Grisales, además de entender el semillero como una necesidad que tiene la institución para retribuirle a la población los impuestos que paga y con los cuales se sostiene la UIS, el impacto más importante que este ha tenido es que influye en el desarrollo cognitivo y personal de los niños: “La formación en esta edad es crucial, porque en este momento es donde ellos adquieren inclinación por ciertas cosas. Si enamoras a un niño de seis u ocho años de la ciencia, jamás va a dejar de amarla, de ahí en adelante le va a gustar, siempre va a tener esa semilla que sembrar en la población”.
Ciencia inclusiva
El docente que está a la cabeza de este proyecto es el director del Grupo Halley, Luis Alberto Núñez, quien desde hace diez años trabaja en la universidad enfocado en la investigación. Para Núñez, además de despertar y estimular la curiosidad por la astronomía y ciencias en niños, otro de los aspectos importantes de este semillero es que ayuda a eliminar estigmas de la sociedad. “Se quiere que se deje de pensar que la ciencia es solo para los hombres, por eso impulsamos estos espacios académicos para que las mujeres también se sientan incluidas. Eso de que el género masculino tiene un saber especial y por eso estudia ciencia, es mentira, las mujeres también tienen capacidades científicas y de investigación”.
Promover el estudio del cielo desde edad temprana y aprovechar eficientemente los recursos técnicos, científicos y el talento humano de la Escuela de Física de la UIS son también algunos objetivos de este semillero. Adicionalmente, el curso de astronomía no solo busca llegar a los niños sino también a sus padres, brinda un espacio para acercar a la comunidad a la belleza de la astronomía y las disciplinas afines, es una oportunidad para educar y compartir desde la ciencia.

Uno de los acudientes es Melissa Tarazona Aceros, mamá de María José Angarita Tarazona de nueve años, la cual hace parte del grupo de alumnos del curso. Ella cuenta cómo y porqué su hija hace parte de este grupo: “Me enteré por la página de internet del semillero, se hizo la inscripción y acá está. La educo en casa y estamos estudiando el universo, el origen, los planetas así que me pareció oportuno. La niña se emocionó mucho porque acá hay un planetario y les dan la oportunidad de ver el universo desde una perspectiva más real, ella decidió estar en esto porque siente atracción por lo desconocido”.
Otra de las experiencias contadas por un padre es la de Rodrigo Araque Torres, ingeniero electromecánico, quien dice que su hija Sara Sofía Araque se animó a hacer el curso ya que ambos suelen ver programas relacionados con la ciencia: “siempre compartimos programas de ciencia, vemos Discovery Channel o National Geographic. Todo lo que ella me pida en educación yo se lo doy, nosotros como padres debemos motivar a nuestros hijos a que estudien y exploren espacios como estos, hay que incentivar el don o la facultad de investigar”.
Por Geraldine León Hernández
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