Ser narco para Dummies

Ole, ¿por qué ahora ser narco es lo #top? Los influencers, l@s de la farandula, l@s deportistas, l@s politic@s, tú y yo, y muchísimos más alguna vez hemos sido narcos, o bueno hemos querido intentar serlo. ¿Qué? Esta chinita se enloqueció, dirán en sus cabezas. Pero créanme que no es así, hoy les explicaré por qué todos somos Narcolombianos de corazón y con orgullo. Bienvenidos a esto que es, ser Narco para Dummies.

Por: María Camila Monsalve Martínez/mmonsalve131@unab.edu.co

Paso 1: Pensar como narco

Empecemos dejando las cosas claras y es que pa’ que no se me confundan vamos a cambiar lo que siempre hemos pensado de los narcos, y es que todos son Pablo Escobar. No es necesario secuestrar, matar y ser el segundo hombre más rico del mundo para ser narco ¿entonces?

Bueno, partiendo desde lo básico la mentalidad narca se basa en que toda ley se puede comprar, todo es válido para escalar socialmente, la felicidad es ahora, el éxito hay que mostrarlo en lo que tengo, la ley es buena si me sirve, el consumo es el motivador de poder, y la religión es buena en cuanto protege.

Y es que como no me van a decir que todos no disfrutamos ser narcos, cuando es algo tan “auténticamente” colombiano el sentirnos realizados el fin de semana en la finca, porque nuestro mayor placer está en dar órdenes y tener quien nos obedezca. Cosas y argumentos que no solo pienso yo, el parcero y escritor Héctor Abad Faciolince dice que ser narco es tener gusto por los carros, las fincas, el cemento, los caballos, los edificios estridentes, la música ruidosa, la moda exótica y la tecnología ostentosa.

Paso 2: Tener la pinta y la playlist

Toda persona que exhiba joyas exuberantes o como diría yo super “lamparosas”, marcas de ropa reconocidas (si, esas gorras de Gallo o bolsos Luis Vuitton entran en esa clasificación) o combinaciones extremas (como el parcero con plata que se cree el Ferxxo o Peso Pluma), es llamado narco.

Pero parce, ¿y si no tengo la plata pa’ eso? Ay papá, por qué creen que nacieron en Colombia las réplicas AAA y las camisetas Abidas. El que no tiene, la imita. Desde los zapatos hasta las tangas Victoria’s Zecret. Porque es uno de los principios narco fundamentales: mentir. Las apariencias son la manera más barata para alcanzar lo que sea y manipular al que sea.

Y eso que no hemos hablado de la musica, como los temazos a los que llamamos “corridos prohibidos” y el nombre no es porque sean el poema más romántico como los de Andrés Cepeda o el “Tutu” de Camilo Echeverry. Son corridos prohibidos precisamente porque celebran y magnifican las actividades ilegales y las formas de vida de los narcotraficantes.

Pero la musica la hay para todos, no solo para lo que van a una cantina o bar en Cuadra Play. Porque si hablamos de conciertos, pa’ eso sí se tiene plata. Según datos oficiales de Páramo (una empresa promotora de festivales, conciertos y eventos) en el 2022 hubo más de 100 eventos de música en vivo (sin contar toques o eventos más pequeños, para que dimensionen).

Y traducidos en gastos un poco más de la mitad de los conciertos estuvieron, en promedio, por debajo de $500.000 y el 37.5% por debajo de $200.000 (la boleta más económica). Sin embargo (por pequeño que sea el porcentaje) hubo varios eventos cuya media superó los $800.000. Ah, pero decían que no tenían plata era por culpa de Petro, en fin. #PetroBastaYa.

Paso 3: Orarle a los santos

Y fue con esa mentalidad y la “pinta” que los más grandes del negocio se convirtieron en su época en los mayores capos a nivel mundial. Pero incluso siéndolo, nunca dejaron de ser nuestros héroes asi como el señor y amo Pablo Escobar.

Se convirtió en un auténtico héroe ya que reafirmó que en Colombia los narcos son los buenos “Robin Hoods” y los políticos los malos: a los narcos se le justifica, al político no. Él realizó nuestro sueño nacional: billete, familia, bellas a disposición y moral de lealtad. Se hizo santo de tanta maldad: oda a quien más resistió y más quebró la ley.

Y como todo héroe, hoy Pablo Escobar es recordado como leyenda. Porque sin importar cuantas personas murieron por órdenes suyas o cuantas familias fueron destruidas, más de uno ha comprado una camisa con su cara. Hoy nosotros amamos ir a conocer la Hacienda Nápoles donde construyó un zoológico a campo abierto con animales africanos, algo super tranqui y de todos los dias. Y no solo eso, en cualquier rincón de Antioquia vecinos se ofrecen gustosos a hacer narco tours para conocer más acerca de la vida de un capo que se ha convertido en un icono pop.

Y con tremendo ejemplazo de hombre no se nos haga raro que hoy todos creamos que para salir de pobre y tener poder todo vale: subir a las que sea y como sea, sin respetar leyes, reglas, instituciones, valores, cuerpos, éticas, vidas. Es todo un modo de pensar que nos dice que “no vale la pena” el esfuerzo, ni el camino largo, ni la legalidad, ni la democracia, ni los derechos humanos.

Paso 4: Omitir todo lo anterior si eres hembra

Nosotras las nenas la tenemos mucho más “fácil”. Porque para ser exitosas en Colombia las mujeres deben ser hembras y mamacitas, usar la silicona y no tenerle miedo a la cama. Porque seamos sinceras, sin tetas no hay paraíso.

O es que las mujeres no nos sentimos tentadas por una vida de lujo en la que tener un par de piernas y usar maquillaje es la puerta para el éxito. ¿Luchar en un mundo lleno de inequidades y brechas de género? Qué mamera, estamos hechas para ser lindas, aprovechémonos de eso ¿no? Y tampoco es que seamos las más tristes, porque la mujer colombiana lleva en sus venas el amor por la plata y la silicona. Y es que como dice nuestra reina, nosotras ya no lloramos, facturamos.

Todas crecimos viendo como la más culona triunfaba en los realitys y novelas, en las que la fea y gorda siempre era la mala. Hoy vemos a nuestras chicas de farándula que sin mover el culo no habrían llegado a donde están y por eso las imitamos en TikTok, un saludo para Lina Tejeiro. Ahora la que menos ropa lleva, y mas cosas falsas gana (porque desde las uñas, hasta las pestañas, pelo, cejas, cuerpo y labios son falsos).

Así es como nos damos cuenta, todos en alguno momento han tenido ese anhelo de vivir en aquellas novelas de narcos parchados y llenos de billete. Y con mucho orgullo no importa el costo, unas tetas, un arma, ser político corrupto, traficar coca, ser guerrillero, hacerse paraco o estar en el gobierno. Según estas historias, todos somos narcolombianos de corazón. ¿Y seguiremos así o le metemos un cambio agreste para un futuro menos narco?

Universidad Autónoma de Bucaramanga