A los gobernadores de Santander y Norte, Horacio Serpa Uribe y William Villamizar Laguado, respectivamente, no les dio miedo hacer el recorrido por la carretera escabrosa, tampoco los reclamos airados de los campesinos, y menos el poder y la presión de multinacionales como la minera canadiense Greystar.

Por esa razón fue que en lugar de reunirse en la terraza de un lujoso hotel en Bucaramanga o Cúcuta, decidieron verse el pasado domingo 5 de junio en Berlín (municipio de Tona), a 3.300 metros sobre el nivel del mar, con el riesgo de sufrir soroche o estallar una llanta por el pésimo estado de la vía.

El pretexto era la celebración del Día Mundial del Medio Ambiente, pero en realidad iban a recalcarle a los habitantes de los dos departamentos y al resto del país, que el frágil ecosistema del Páramo de Santurbán es intocable, que el agua vale más que el oro y que se requiere cuanto antes que la Corporación Autónoma para la Defensa de la Meseta de Bucaramanga (Cdmb) haga su trabajo y en consecuencia declare la zona como Parque Natural.

De ahí que después de la parafernalia de los himnos, los saludos interminables y las intervenciones de algunos exacerbados pobladores que reclamaban su derecho a cultivar cebolla y criar ovejas, el gobernador Villamizar Laguado esbozó la causa común y explicó que en su departamento no tuvieron temor de decirle a las compañías extranjeras que el Páramo de Santurbán, como el de Almorzadero, en la parte que a ellos les corresponde es un santuario en el que no tienen cabida retroexcavadoras, explosivos y cianuro sódico.

Afirmó Villamizar: “Hemos protocolizado un documento en favor del medio ambiente y en contra de la explotación de minerales como el oro y la plata por parte de las multinacionales. En favor de nuestros hijos, en favor del agua para las generaciones que van a habitar a Bucaramanga y a todos los municipios cercanos, y a Cúcuta y a los municipios aledaños. Hoy estamos haciendo un llamado de atención a todo el país y a todo el mundo, porque sí se puede institucionalmente unirnos en favor de una causa tan común como es la defensa de la vida y como es el trabajo en favor de la naturaleza”.

Luego Serpa Uribe, haciendo gala de sus dotes de orador de plaza pública y con su peculiar vibrato manifestó que “todos estamos luchando por lo mismo… debemos tomarnos todas y todos de la mano para sacar conclusiones que a todos nos interesan y nos sirven… Todos tenemos el deber de proteger la naturaleza… Nadie ha hablado de perjudicar a ninguna comunidad… ¿Quién está en contra de la naturaleza o del agua? ¿Quién está en contra de perseguir a los agricultores? (sic) ¿Quién está porque se acabe el cultivo de la cebolla en Berlín? ¡Nadie! ¡De ninguna manera! Para hablar de los dichos populares, no nos arrechemos, ¡conciliemos! Veamos la manera de encontrar un camino que no nos vuelva a colocar en esa situación de enfrentamiento que en otras oportunidades nos ha dejado tantas tristezas y nos ha provocado tantas desgracias. Alrededor del desarrollo sostenible, de la defensa de los agricultores y de la defensa del páramo, tenemos muchas instancias para trabajar conjuntamente”.

Y aclaró: “Ustedes creen que el gobernador de Norte de Santander, los diputados y yo hubiéramos sido tan caídos del zarzo de fijar una reunión en este lugar si no supiéramos que ustedes iban a venir a plantear sus inquietudes. Lo que estamos es buscando oportunidades para que todos puedan pronunciarse, con argumentos. No se dejen meter muchas cucarachas en la cabeza, y de esa manera vamos a poder salir adelante”.

Reconoció que en la agricultura y la minería, la región tiene una tradición, pero que sus habitantes deben abrirse al turismo, para lo cual es indispensable construir carreteras, y en ese sentido anunció una inversión en curso de 50 mil millones de pesos en la región, así como proyectos de alcantarillado (una licitación por $1.780 millones que debió ser convocada durante la segunda semana de junio), agua potable y puesto de salud para los berlineros.

Así que después de una ronda de aplausos por el medio ambiente, por el agua y por la vida -propuesta por el presidente de la Asamblea de Santander, Roberto Schmalbach-, pero también sonoros abucheos y descalificaciones por parte de algunos lugareños, los dos mandatarios, los ecologistas, los directores de las corporaciones autónomas Corponor, Cdmb y CAS, así como sus numerosas comitivas de funcionarios, una nube de periodistas y escoltas, entre las que se coló uno que otro parlamentario con repentino asomo ambientalista, emprendieron la ruta hacia El Picacho, desviándose hasta una laguna no muy distante a la que ellos pretendían llegar a bordo de sus camionetas blindadas pero tuvieron que conformarse con dejarlas en un punto intermedio y el resto del trecho realizarlo a pie, sorteando la cuesta y los nacimientos de agua que podían estropear sus zapatos de marca, pero como compensación respirando aire puro.

Una vez en la montaña, Serpa y Villamizar procedieron a sembrar frailejones y pinos romerones, seguidos por  el diputado Schmalbach y su colega nortesantandereano Jorge Villamizar, y también los comandantes de la Policía.

Luego vino la infaltable sesión fotográfica en la que todos sacaron pecho, sonrieron y se mostraron como los más firmes defensores de Santurbán y Almorzadero.

Por último el azaroso retorno hasta la carretera ‘pavimentada’, en el que el gobernador Villamizar le pidió a su conductor que lo dejara conducir para poder dialogar con su colega Serpa, pero a los pocos metros la camioneta se enterró en el lodo, teniendo que ser halada por otra de los guardaespaldas que pusieron a salvo a sus intrépidos jefes, ante la mirada de don Simón, un campesino que recogía un lote de papa y sólo atinó a decir: “Eso les pasa por tenernos tan abandonados”.

El ‘Acuerdo regional del Gran Santander por la Conservación y la Vida; Páramos de Santurbán y Almorzadero, Territorios de Vida’, suscrito por los gobernadores Horacio Serpa y William Villamizar, enfatiza que los páramos a pesar de cubrir apenas el 2 por ciento del territorio colombiano, producen  el 90% del agua que surte a las principales poblaciones y constituyen los ecosistemas más estratégicos debido a su gran potencial de almacenamiento y regulación de agua  para recargar acuíferos y nacimientos de los principales ríos del país.

“En el páramo, el agua se produce con dos formas de lluvia: la precipitación normal y la lluvia horizontal, ésta última, producto de la permanente nubosidad cargada de una alta humedad, que en asocio con una vegetación especializada de matorrales, pajonales, frailejones y prados de estrato rasante, generan gota a gota un 40 por ciento más de la lluvia que allí se precipita y que una vez cae, casi no se ve escurrir el agua sobre el suelo, sino que es perfectamente infiltrada, luego almacenada, retenida y ofrecida a lo largo de todo el año, con un perfecto y regularizado ciclo hidrológico, para alimentar permanentemente lagunas, turberas, nacimientos y acuíferos que garantizan la oferta de agua para abastecer acueductos, sistemas de riego y otras infraestructuras, asociados a la producción nacional, en  las áreas rurales y en los centros poblados del país”, acota el documento.

Parte de la consideración de que los departamentos de Santander y Norte de Santander, que suman el 4,6% (52.904 kilómetros cuadrados) de todo el territorio nacional y el 7,2% (3.308.246) de la población total del país, comparten los denominados complejos de Páramos de Santurbán y Almorzadero,  los cuales constituyen cerca de 290 mil hectáreas, que representan alrededor del 15% del total de páramos del país y menos del 6% del área total de los dos departamentos, localizados en 18 municipios de Santander y 12 de Norte de Santander y en las jurisdicciones de la Cdmb, Corponor y CAS.

Al contemplar el futuro, los gobernadores han tenido en cuenta que en los páramos de Santurbán y Almorzadero se sustenta la posibilidad de abastecimiento de agua para cerca de 5 millones 147 mil habitantes que se proyectan para el año 2050, en las áreas que hoy dependen de estos ecosistemas.

Territorios de vida

Allí nacen afluentes del río Magdalena, y sobrepasa las fronteras nacionales ya que también aporta a la cuenca del río Catatumbo, que desemboca en el Lago de Maracaibo, y del río Arauca, que desemboca en la Cuenca del Río Orinoco.

Reconocen los gobernadores que estos dos páramos tienen una enorme debilidad: su extrema vulnerabilidad a las alteraciones originadas por la intervención humana como la agricultura, principalmente el cultivo de la papa, la ganadería y las quemas asociadas a su intervención para ampliar la frontera agropecuaria y como práctica tradicional para adecuar las praderas destinadas al ganado. A ellas se agrega la minería interesada en grandes, medianos y pequeños proyectos para la explotación de oro, plata, carbón, caliza e incluso uranio.

Entre otros aspectos, los gobernadores se comprometen y esperan que sus sucesores dentro de seis meses también lo hagan, a “explorar la posibilidad” de convertir los Páramos de Santurbán y Almorzadero en Parques Nacionales Naturales; desarrollar acciones e inversiones dirigidas a proteger los páramos de  actividades agrícolas y pecuarias, utilizando otras tierras; declarar los Páramos del Gran Santander como un bien patrimonial ambiental de la región con finalidad social, esencialmente en lo relativo con los procesos de economía hídrica; restringir al máximo la explotación de recursos biológicos y gestionar la exclusión de la minería en los páramos; impulsar el uso del paisaje paramuno para el ecoturismo dirigido; promover la capacitación y participación, organización de las comunidades para garantizar de esta manera la sostenibilidad del páramo; y generar la puesta en marcha de un mecanismo de sostenibilidad financiera para garantizar los recursos que demanda la administración y manejo de los páramos y las demás zonas de conservación en la región del Gran Santander.

Frailejones y pinos romerones, fueron las especies sembradas en el Páramo de Santurbán, por los gobernadores de Santander y Norte, Horacio Serpa y William Villamizar, respectivamente. /FOTO PASTOR VIRVIESCAS GÓMEZ
Frailejones y pinos romerones, fueron las especies sembradas en el Páramo de Santurbán, por los gobernadores de Santander y Norte, Horacio Serpa y William Villamizar, respectivamente. /FOTO PASTOR VIRVIESCAS GÓMEZ

Negada la licencia a Greystar 

Resuelve: “Negar la licencia ambiental global solicitada por la empresa Greystar Resources Ltd., para el proyecto de explotación de minerales auroargentíferos denominado ‘Angostura’ correspondiente al contrato de concesión minera No. 3452, localizado en jurisdicción de los municipios de California y Vetas, departamento de Santander, de conformidad con las consideraciones expuestas en la parte motiva del presente acto administrativo”.

De esta manera, el Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial se pronunció mediante la Resolución 1015 con respecto a la solicitud del 23 de diciembre de 2009 de la multinacional canadiense, que además el 23 de marzo quiso desistir del trámite de licenciamiento ambiental -días después de la audiencia pública en Cenfer y de la marcha de más de 30.000 ciudadanos-, pero MinAmbiente también le dijo que no, y en consecuencia y por considerarla de interés público continuará oficiosamente con la actuación administrativa.

El documento expedido el 31 de mayo pasado y firmado por la directora de Licencias, Permisos y Trámites Ambientales, Luz Helena Sarmiento Villamizar, establece además que Greystar deberá remitir copia de la Resolución 1015 a las Alcaldía y Personerías de los municipios de Vetas, California y Bucaramanga, y disponer de una copia para consulta de los interesados en las citadas personerías.

MinAmbiente notificó también a los terceros intervinientes Orlando Beltrán, Jorge William Sánchez, Dominique López, Alix Mancilla, Mauricio Meza, Corporación Colectivo de Abogados ‘Luis Carlos Pérez’ y Joaquín Moya,   quienes junto al renunciado director de Fenalco Santander, Erwing Rodríguez, han encabezado el reclamo por la protección de esta fuente de vida y agua llamada el Páramo de Santurbán, que alimenta a Cúcuta, Bucaramanga y otros 20 municipios.

En las 127 páginas, MinAmbiente pone por encima de todo principios constitucionales tales como que la biodiversidad del país, por ser patrimonio nacional y de interés de la humanidad, deberá ser protegida prioritariamente; que las zonas de páramos, subpáramos, nacimientos de agua y zonas de recarga de acuíferos serán objeto de protección especial, y que en la utilización de los recursos hídricos el consumo humano tendrá prioridad sobre cualquier otro uso, subrayando que dentro de las 1.086 hectáreas del Proyecto Angostura se verían “fuertemente afectadas” fuentes de agua y zonas con presencia de densos bosques de robledales (quebrada Móngora) o colchones de agua con presencia de frailejón (quebrada Páez), localizadas por encima de los 3.600 metros sobre el nivel del mar.

Greystar pretendía extraer durante los próximos 15 años un volumen de 330,6 millones de toneladas de mineral (7,7 millones de onzas troy de oro y 34,5 millones de onzas troy de plata) y a cambio dejar una montaña (botadero Móngora) de 744,8 millones de toneladas de estéril y dos pilas de lixiviación: Angostura y Páez ubicadas en la parte alta de cada una de las cuencas que llevan el mismo nombre, con 148 y 108 hectáreas de superficie, respectivamente, en las proximidades del Nido de Bucaramanga, considerado el epicentro de mayor actividad sísmica de todo Colombia.

El pronunciamiento de Minambiente va en la misma línea de la Ley 1382 de 2010 que fija como zona excluible de minería el ecosistema de páramo, y de organismos de control como la Procuraduría General, la Contraloría General y la Defensoría del Pueblo, así como autoridades ambientales de la talla del Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt y el ex ministro Manuel Rodríguez Becerra, además de dirigentes como el senador Jorge Robledo y el diputado Roberto Schmalbach, y hasta la Cdmb, quienes en su momento se expresaron en contra de permitir la explotación de oro y plata a cielo abierto en el frágil sistema del páramo, empleando toneladas de explosivos y 1.200 toneladas de cianuro sódico por mes.

Norte de Santander y Corponor ya hicieron la tarea hace dos años al crear el Parque Natural Regional de Sisavita que posee 12.000 hectáreas; falta que la Cdmb haga lo propio con la ampliación a 70 mil hectáreas del denominado Complejo Lagunar Sisavita-Santurbán, propósito que debe ser concretado cuanto antes para que los santandereanos no tengan que jugarse la lotería de esperar con las elecciones de octubre unos nuevos gobernantes que continúen haciendo respetar el medio ambiente.

Por Pastor Virviescas Gómez
pavirgom@unab.edu.co

Universidad Autónoma de Bucaramanga

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