“Sin mujeres no hay democracia”

Las elecciones están a la vuelta de la esquina y la vaina se pone caliente. Estos últimos días son de ausencias a los debates, alianzas cuestionables, acusaciones entre unos y otros, y muy poco de propuestas. El pasado 13 de octubre, los candidatos a la alcaldía de Bucaramanga debían responder: ¿Dónde nos encontramos nosotras en sus planes de gobierno? Esto fue lo que dijeron.

Por: Karol Guarín Núñez / kguarin501@unab.edu.co

En la UIS Bucarica, el pasado viernes, debían estar todos los aspirantes al principal cargo de elección popular de la ciudad. Organizaciones sociales de mujeres los esperaban con sus trapos extendidos y un pacto en favor de ellas que no todos firmaron.

La cachetada nos la dieron desde el primer momento. Al debate solo asistieron cuatro candidatos: Consuelo Ordóñez, Carlos Sotomonte, Ludwing Mantilla y Carlos Parra, de forma virtual.

El auditorio era, como en muy pocas ocasiones, protagonizado por mujeres rurales, urbanas y diversas. Un espacio en el que podíamos alzar la voz, cuestionar y reclamar nuestro lugar en esto que llamamos democracia. Pero conseguido, como casi todo lo de nosotras, con las uñas. Fue gracias a la resistencia y el trabajo conjunto de distintos grupos como el Colectivo Sin Permiso, Colectiva Zurronas, Red Rojo y Violeta Santander, y Red Trans Santander, que estábamos ahí reunidxs.

Desde el comienzo era palpable el desconocimiento y la ignorancia de los candidatos sobre los temas de mujer y género. Era evidente que estaban montados en ese bus por moda y votos, bueno, unos más que otros. ¿Por qué? Les desconcertaba, y casi que balbuceaban, cuando de la generalidad se les preguntaba por la realidad de las mujeres campesinas, la violencia hacia las mujeres trans o la educación sexual diversa.

Cuando las mujeres rurales cuestionaron qué apoyo iban a recibir sus organizaciones para la comercialización y producción de sus alimentos, Consuelo Ordóñez, la única mujer candidata en la contienda, alegó: “A mí me parece reiterativo el tema, porque ya hemos hablado de la importancia de la autonomía financiera y la existencia de la propuesta del fondo de apoyo a las mujeres, que no debe ser distinto de las mujeres urbanas y las mujeres rurales”. Pareció que Consuelo no escuchó o no entendió que cuatro de cada diez mujeres campesinas en Colombia se encuentran en la pobreza.

Cada tanto, el ambiente era pura gritería y confusión. Y particularmente lo fue en aquellas preguntas que debían responder con solo sí o no. Les fue muy fácil decir que sí titularían tierras a campesinas, pero no lo fue cuando la cuestión era de priorizar, en ese mismo tema, a las mujeres trans. “La pregunta está mal formulada”, dijo Ludwing Mantilla. Mal es que la expectativa de vida de estas mujeres sea de 35 años, en América Latina.

Cuando el tema pasó a la educación sexual con enfoque de género, Consuelo enfatizó, “educación sexual sí, pero no en niños”. Por esta razón, se negó a firmar el pacto “Sin mujeres no hay democracia”, pues uno de sus puntos hablaba de la creación de dichos espacios. Esto fue tan supremamente “grave” para la candidata, que prefirió darle la espalda a los demás compromisos relacionados con derechos humanos y vida digna para todas nosotras.

Ojo, hablar de educación sexual no es hablar solo de sexo. Andrea Pérez, integrante del colectivo Red Rojo y Violeta Santander, nos lo explicó muy bien: “La educación sexual parte de reconocer nuestro cuerpo, nuestra identidad y nuestra orientación. Nos permite evitar las violencias, les permite a los niñxs poder decir y entender cuándo están en situaciones de violencia física o psicológica. Hay educación sexual desde la niñez hasta la adultez”.

La sensación que quedó en las asistentes y organizadoras fue de asombro. “Es triste tener que sentarse uno a explicarle a los candidatos a la alcaldía temas que deberían tener claros en el panorama de ciudad”, expresó María José Delgado, moderadora del evento y miembro del Colectivo Sin Permiso.

“Respeto, ante todo respeto” oí durante todo el debate. El respeto empieza, candidatos, por no escondérsenos, por estar al tanto de nuestras agendas y sobre todo porque el discurso de género no se quede solo en discurso de campaña.

Universidad Autónoma de Bucaramanga