Considerada como la segunda enfermedad más degenerativa, después del Alzheimer, el párkinson se caracteriza por afectar la motricidad del cuerpo, generando temblores en manos, cabeza y voz; lentitud en movimientos; rigidez muscular; inestabilidad corporal, y añade otras sintomatologías que desestabilizan el sistema nervioso de cada paciente. No obstante, especialistas aclaran que el párkinson no sólo se trata del temblor, sino que conlleva otros síntomas severos como la dermatitis, exceso de sudoración, déficit cognitivo, fatiga e incluso depresión.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 6,3 millones de personas en el mundo la padecen. La mayoría de los pacientes son hombres, y calculan que dentro de doce años se duplicarán las cifras de afectados por este mal, a causa de su diagnóstico que suele tardarse entre uno a tres años.
Cerca del 70% de pacientes diagnosticados superan los 65 años de edad. Aun así, existe un porcentaje del 30% de los casos en el que los jóvenes son protagonistas en las cifras de las asociaciones tratantes de este trastorno corporal.
El trabajo artístico para la recuperación
Hace 32 años, a Asención Durán le diagnosticaron párkinson, y desde ese instante no ha dejado de tener temblores en su cuerpo. Con la guía de terapias y rehabilitación que ha recibido de Fampas, ha avanzado en su salud física y emocional.
“Por medio del neurólogo que me atendía, llegué a la fundación. Él me trajo, y desde esa vez sigo aquí, mejorando, porque yo antes ni podía caminar bien”, comenta Durán, quien es una de las pacientes que mejor se expresa al momento de hablar.
La fundación ayuda a más de 11 pacientes, quienes van de lunes a viernes con la expectativa de mejorar varios aspectos en su salud. Gracias a sus trabajadoras sociales, enfermeras, fonoaudióloga y maestra de teatro, la rehabilitación de cada día se vuelve una experiencia para ellos.
“A mí me gusta el trabajo que cada una de ellas hace porque nos tratan bien y lo hacen de la mejor forma. Todo lo que se hace acá me gusta; la fisioterapia, las manualidades, el trabajo social, las salidas a conocer otros lugares, y mi favorito, el teatro”, añade Durán.
Según Leonor Arias, directora de la Fundación Adulto Mayor y Parkinson Santander, cada uno de los talleres se lleva a cabo de la mano con personal experto. “Somos la única fundación en Bucaramanga que hace terapia integral para el paciente. Nos guiamos de la Fundación de Parkinson de Colombia en Cali. Tratamos de que todo lo que realizamos les sirva a los pacientes”, explica Arias.
Una de las terapias más divertidas para los adultos mayores de Fampas, se trata de la clase de teatro. Patricia Leal Villamizar, la maestra en artes escénicas, dice que esta expresión artística puede animar a cada paciente.
“El teatro ayuda a todos los seres humanos, y en especial, a las personas que presentan enfermedades. Mejora la autoestima, toda esa parte sicológica, y también en la parte de movilidad y de expresión corporal”, afirma la también directora del grupo teatral ‘El bufón del tiempo’.
El juego es el elemento creador de las clases de teatro que dirige Leal Villamizar. Apenas ella alza su voz diciendo “luces, cámaras y acción”, ya se entiende que es la hora de participar.
“Empezamos a recordar cosas de cuando éramos pequeños, volvemos a ser niños, jugamos a conocer el cuerpo, sus limitaciones; también a explotar lo que cada uno tiene, porque muchos son muy buenos hablando, expresándose, contando historias, representando personajes y cantando. Todas esas cosas son valiosas, porque es importante que sepan realmente cuál es su potencial”, añade Leal Villamizar.
De la misma manera, existen otras clases importantes para el fortalecimiento de las habilidades físicas de los pacientes. Xilena Casadiegos, fonoaudióloga de Fampas, es la encargada de los ejercicios que trabajan la parte del lenguaje con actividades que se asemejan a lo cotidiano de una persona sin Parkinson. También se trabaja todos los procesos orales, de alimentación y de movimientos de extremidades como colorear o unir figuras semejantes.
“A pesar de que el paciente es adulto mayor, lo que se busca es mantener su funcionalidad. Es decir, el paciente no va volver a la normalidad, pero se mantienen esas funciones que ya tienen como la de memoria, atención, planeación, y a nivel de alimentación, los procesos de masticaciones, de una buena deglución, y los procesos de producción, de manejo de voz, espiración y articulación”, explica Casadiegos.
Con cada taller que se da en la Fundación Adulto Mayor y Parkinson Santander, se ha evidenciado la mejoría en la vida de los pacientes. Así como Asención Durán logró caminar y hablar de una forma más fluida, otros han obtenido más fuerza en sus movimientos y en sus expresiones.
Esto mismo lo confirma la trabajadora social, Inmaculada Isabel Díaz, quien dice que “esas actividades lúdicas, los ayuda a ellos a sentirse alegres, que son útiles, porque contribuyen a la creatividad y a que se despejen de las preocupaciones que experimentan con la enfermedad, y ahí se ve la muestra con los movimientos de baile, o las obras de teatro. Siempre se nota su mejoría”.
A pesar que el Parkinson se cataloga como una enfermedad incapacitante, muchas personas que la padecen no se detienen, y gracias a fundaciones y al apoyo de sus familiares, logran salir adelante enfrentando retos en su cuerpo. Cálculos de la Asociación Colombiana de Neurología, muestran que en el país hay unas 220.000 personas diagnosticadas con esta afección.
Hoy en día, científicos y especialistas en neurología se han encargado de encontrar tratamientos como: mejorar la alimentación con ingesta de frutas y verduras, mantener una constante actividad física y, además, la cirugía que muchas veces es exclusiva por su riesgo; siendo éstos algunos de los procedimientos que permiten optimizar la calidad de vida de estos pacientes, la cual a veces los hace vulnerables.
Por Silvia Natalia León Sisa
sleon530@unab.edu.co