Por: Sofía Téllez – stellez302@unab.edu.co
El jueves 2 de septiembre a las 10:00 de la mañana se realizó, en Ulibro 2021, el encuentro con la autora caleña Melba Escobar, quien presentó su libro, “Cuando éramos felices pero no lo sabíamos”.
El evento fue moderado por Luis Fernando Rueda, director de Comunicación Organizacional de la Universidad Autónoma de Bucaramanga (Unab). La charla abordó diferentes aproximaciones a la temática central que tiene este libro: la realidad social, económica y política que vive Venezuela. Para escribir el texto la autora viajó a conversar con venezolanos y así pudo comprender y narrar sus experiencias.
Esta obra no se hizo con un conocimiento previo, lo que quería Escobar era contar a través de sus viajes diversas situaciones del vive en el país vecino. Una vez hecho el ejercicio, se dedicó a contrastar la información que se recibe a través de medios de comunicación en Colombia y el mundo. “Me interesaba mucho más el relato personal, el relato humano de los venezolanos. Estamos acostumbrados a escuchar el relato oficial y el que maneja el poder, pero este muchas veces carece de humanidad. Por eso salí a la calle a preguntarle a la gente como vivía en este país”, expresó la autora.
En medio del conversatorio la escritora y periodista caleña rescató la resiliencia y la capacidad que ha tenido el pueblo venezolano para sobrellevar la situación política, económica y social que atraviesa. Además, enfatizó en los diferentes procesos políticos que ha tenido cada país a pesar de tener culturas similares, como el caso colombiano y ecuatoriano por señalar las naciones que alguna vez pertenecieron a La Gran Colombia.

La finalidad de la autora fue dar a conocer cómo vive un venezolano su día a día, sin darle cabida a la estigmatización e imaginarios que se han adoptado por la información consumida a través de las redes sociales y los medios. Por ello, la importancia de no tener una línea editorial previa para contar sus experiencias.
“El principal objetivo de cada viaje era sentir en carne propia toda la situación y no mediante la mediación de los medios. Me nació, me interesó y sentí que debía hacer este viaje. No fue que me pagaran”, señaló la escritora.
De igual modo, Escobar busca resaltar la importancia de la humanidad tanto para la literatura, como para el desarrollo laboral del periodismo. Remarcó que es fundamental que los periodistas no pierdan su empatía hacía los demás y tengan un oficio social: “La función del periodismo debería ser para que nos escucháramos más. Que quienes no tienen ese espacio lo encuentren para comunicar lo que debe saber el mundo”.
La autora también se refirió a la motivación especial que tuvo para escribir el libro con un matiz más sentimental. Desde el inicio de esta aventura, atravesó una situación familiar compleja, pues su mamá padecía cáncer. Este quebranto de salud influyó en la forma de entender el contexto social en el que se encontraba.
En medio de su tercer viaje, su madre falleció y ella se vio obligada a afrontar el duelo. Es por esto que “el libro está dedicado a ella por distintas razones. Porque cuando uno está en duelo hay una sintonía emocional entre quienes están en un mismo estado. Yo estaba en esa onda de la melancolía y la perdida y escribí ese libro con emocionalidad”, acotó. Asimismo, expresó que pudo tener mayor empatía con las personas que compartió durante el viaje, pues, al igual que ella, también se encontraban en una situación difícil que revuelve muchas emociones.
Melba Escobar hizo una crítica a la reacción y el comportamiento que tienen los colombianos frente a los migrantes venezolanos. Enfatizó en la falta de empatía que tienen con esta población y que Colombia olvida que ha pasado por esta situación en reiteradas ocasiones. “Como colombianos entendemos muy bien que es estar sentenciado por tener una nacionalidad. Por eso deberíamos tener una mirada compasiva respecto a esta situación y no actuar como lo hacemos la mayoría de las veces”, comentó la también columnista del diario El Tiempo.
Para concluir, Escobar añadió que Venezuela sigue siendo un país donde la alegría esta en todas partes y donde la resiliencia es admirable: «Son un ejemplo de solidaridad que Colombia debería aprender”.