Economía Campesina es un proyecto el cual propone un nuevo modelo económico para las personas del campo, nació en el año 2016 gracias a la Corporación Compromiso que es la encargada de llevarlo a cabo.
Con este se busca que los agricultores mejoren su economía a partir de la creación de huertas caseras obteniendo la mayoría de los alimentos en casa sin la necesidad de ir a comprarlos a la ciudad.
Las capacitaciones se realizan cada quince días por medio de mingas en una casa de las personas vinculadas, en las cuales ellos aprenden a cómo hacer el cultivo de los distintos alimentos sin utilizar químicos, a hacer fertilizantes y abonos orgánicos, también a cómo utilizar esos productos que cultivan para tener una buena alimentación, el trabajo en equipo y la comercialización.
Tatiana Medina Lizcano, técnica agrícola que trabaja capacitando a las personas de las veredas, dice: “este modelo que estamos trabajando tiene tres componentes: el técnico donde se refuerzan y complementan los conocimientos que ellos ya tienen, el económico donde ellos pueden empezar a comercializar los productos que les sobran y el organizativo en el cual aprenden a compartir con los otros para fortalecer lazos de solidaridad entre las mismas comunidades, ya que los campesinos están muy aislados”.
La comercialización la realizan los agricultores que producen más de lo que consumen, entonces los productos que les sobran los venden en un puesto de La placita campesina en Piedecuesta, o también cada tres meces en algunas veredas se hace un mercado donde los miembros de la comunidad rural y urbana suben a adquirir los productos que se ofrecen mientras disfrutan de actividades culturales que sean representativas con su identidad campesina.
Esta propuesta les permite mejorar a las personas del campo su estilo de vida, su condición, su productividad, es un modelo construido de forma participativa con sus integrantes, “Lo más importante que queremos con este modelo económico es no les prohíba, ni les cohíba de ser campesinos, para que no pierdan su identidad, que sigan en su territorio, que sigan produciendo pero que lo que siembren les genere ganancias” afirma Medina Lizcano.
Los campesinos
Fanny Pedraza Flórez, una líder comunitaria perteneciente a la vereda El Canelo de Piedecuesta, lleva vinculada con la corporación Compromiso desde hace cuatro años y un año en el proyecto de Economía campesina. Antes de hacer parte de esta iniciativa era una enamorada de cultivar sus alimentos en la casa, pero no lo hacía con regularidad porque no estaba capacitada ni tenía todos los recursos para hacerlo.
Con la llegada del proyecto ahora siembra sus propios alimentos, gracias a la asistencia técnica y los recursos para poder llevar a cabo su huerta. “Nosotros cuidamos mucho la salud, hacemos nuestros caldos microbianos, las fumigaciones con las plantas que saca la tierra, para cuidar la salud de nosotros y de los niños. En aspectos económicos es bastante favorable ya que se ahorra mucho dinero, porque al cultivar en la casa no tengo que bajar hasta la ciudad para conseguir los alimentos, sino que ya los tengo en mi casa y así con esa plata puedo comprar otras cosas que necesito, además de comer saludable porque todo es orgánico y no importado”.
También se encuentra Nubia Briceño Romero, de la vereda Caneyes, está trabajando desde hace un año en el proyecto, desde ahí empezó a agrandar su huerta, aprender a sembrar y manejar un cultivo para consumir en su casa “antes lo que yo y mis hijos consumíamos en una ensalada tenía que bajar a la ciudad y comprarlo, ahora puedo decir que voy a mi huerta y tengo los productos frescos, además que estoy empezando mi negocio de helados de yuca, de papa, de mazorca y de plátano, entonces estoy sembrando poco a poco para sacar los productos de mi casa y mi negocio sin necesidad de ir a buscarlos”.
Agrega que su vida ha cambiado en la parte de la alimentación, ya que le enseñan a comer limpio y balanceado, además que es gratificante saber que los productos los cosecha ella misma y no tienen ningún tipo de químicos, también como esta experiencia le ha servido para hacer relaciones con sus vecinos con los cuales hacen intercambio de productos.
De la vereda Chorreros está Fabio Enrique Moreno Daza, quien afirma que ha sido importante el acompañamiento de los miembros de la organización porque antes andaban dispersos y casi nadie se relacionaba con nadie, entonces ese es un aspecto a favor que se ha logrado con esta iniciativa. También en la parte económica se ha visto beneficiado “en lo inicial ellos me colaboraron con un reservorio, con el cual puedo regar las matas y cultivar más, porque hay más agua, entonces ahora puedo comercializar más productos”.
Este proyecto está previsto para tres años, pero dependiendo de los resultados y el impacto que este genere, se podría extender y llegar a más veredas tanto de Piedecuesta como de otros municipios.
Por Laura Natalia Molina Vasquez
lmolina310@unab.edu.co