Por María Paula Barreto Durán. 
mbarreto129@unab.edu.co

La pintura llegó a Fabián Camargo Pimiento en 1990, cuando tenía 4 años. Comenzó a explorar el mundo artístico desde el dibujo, retratando personajes de caricaturas, como las Tortugas Ninjas, Dragón Ball y Los Caballeros del Zodiaco. Después, a los 7 años, comenzó a venderles a sus compañeros dibujos de animales, como ballenas que veía en sus libros, o personajes icónicos, como el Rey León. “Mi mamá me llevaba a fotocopiar mis dibujos y los vendía a 100 o 200 pesos”, recuerda.

Este artista, nacido en Barranquilla, pero criado en Bucaramanga, se inclinó hacia la pintura desde el colegio. Inspirado por docentes de arte como Elena Macías y Clara Ordóñez, quienes le orientaron en el manejo de la iluminación y los colores, comenzó a entender que esta actividad no solo requería talento, sino disciplina y estudio constante. También encontró inspiración e influencia en su círculo familiar. Sin embargo, “siempre lo había considerado como un pasatiempo, ni siquiera había posibilidad de que lo viera como una alternativa de vida, no lo veía viable por la cultura de acá, que considera las artes como una carrera de fracaso”, comenta.

Por eso entró a estudiar Administración de Empresas en la Universidad Autónoma de Bucaramanga. Mientras cursaba su carrera, seguía explorando en la pintura y descubriendo su estilo personal. “Durante todo ese tiempo vendía mis cuadros para tener dinero extra, todavía tenía dudas y sentía que podía desempeñarme en el mundo financiero, pero era una resistencia que oponía porque creía que el arte no era para mí y sabía que en ese momento no podía vivir de eso”. En el 2013, después de terminar sus prácticas profesionales en Bancolombia, decidió dejar las dudas a un lado y dedicarse a su arte. 

En ese año me quedé sin los ingresos de Bancolombia y me dije: ‘vamos a darle tiempo completo a la pintura’; también porque en ese año se murió mi abuelo, quien se hizo cargo de mí tras la muerte de mis dos padres cuando tenía 17 años, entonces ya debía independizarme”, relata.

Desde el 2010 el pintor comenzó a subir a sus redes sociales fotografías de sus obras y videos de su realización, lo que atrajo nuevos seguidores y llevó su arte alrededor del mundo. Esta exposición y reconocimiento, que fue adquiriendo con el tiempo a través de las redes, también valorizó sus pinturas, ya que al comienzo sus primeros cuadros fueron vendidos por ochenta mil pesos, “pero llegó un punto en el que me di cuenta que le metía mucho trabajo y no se justificaba porque no ganaba tanto a pesar de todo el esfuerzo. Luego ya los vendía a un millón doscientos y de ahí en adelante lo que hubo fue trabajo”. 

El 2014 representó un nuevo comienzo para el artista, pues tan solo tres meses después de dedicarse de lleno a su arte, ya estaba viviendo de este, e incluso, mucho mejor que cuando ejercía su profesión. De hecho, ese mismo año, sus cuadros fueron reconocidos a nivel internacional gracias a Candice Swanepoel, una modelo sudafricana conocida por ser uno de los ángeles de Victoria Secret, ya que Fabián plasmó su rostro en una obra que, posteriormente, terminó en manos de su musa. 

“A raíz de la pintura, Candice Swanepoel me escribió y estuvimos en contacto durante varios años hablando sobre el cuadro y mirando el tema del envío, porque primero la obra estuvo expuesta en varios lugares de la ciudad”, recuerda el artista. / FOTO SUMINISTRADA FABIÁN CAMARGO

“La pinté, subí el trabajo a Instagram y me fui a almorzar. Después me di cuenta de que mis redes se estaban volviendo locas y me llamó mi hermana y me dijo: ‘¿viste que te publicó Candice?’ Eso fue una alegría muy grande, porque llegué a muchísima gente de otros países. Eso también me abrió las puertas a otras personalidades influyentes, por ejemplo, en este momento estoy realizando un trabajo para Michael Bublé (cantante canadiense) y Luisana Lopilato (actriz argentina)”, cuenta Camargo.

Características de su obra

El estilo y la técnica son dos factores diferenciales de la obra de Fabián. Desde sus inicios, sus cuadros se han caracterizado por el manejo del color y las formas. “No lo encasillo en una categoría, es un arte moderno que tiene muchas mezclas de distintas corrientes, por ejemplo, podría decir que un poco del realismo y del pop art. Yo he trabajado mucho para que mi estilo sea único, sobre todo por los colores y sus combinaciones, cada tono es pensado, al igual que las formas. Siempre intento que la simetría quede perfecta”.

Uno de sus mayores referentes es Françoise Nielly, una artista plástica francesa caracterizada por sus retratos coloridos y desafiantes ante la mirada de los observadores. En esa misma línea se mueve Fabián; mediante el uso de pinceles, espátulas, cinta de enmascarar, pintura, agua y thinner, da vida a rostros, animales y diversos personajes que, gracias a la combinación de colores vibrantes, exhiben fuerza, energía y creatividad. Cada obra tiene su tiempo y hasta no quedar terminada, no inicia la siguiente.

“Mi proceso creativo tiene una pequeña secuencia que parte de observar qué voy a trabajar, si es con base en una foto, pienso cómo la voy a transformar, cuáles colores voy a utilizar y cuál tonalidad le voy a dar. Entrego de dos a cuatro obras mensuales”, asegura. 

Fabián se demora de una a dos semanas pintando cada obra, depende del tamaño de cada cuadro. / FOTO SUMINISTRADA FABIÁN CAMARGO

En el ámbito local, Camargo ha sido criticado por su manera de trabajar en el universo artístico, pues se salió del esquema convencional. “Lo típico es ir a los museos, hablar con los curadores, pero quise ser un artista más moderno en ese sentido y lo veía desde otro punto de vista; por eso para mí las redes sociales han sido fundamentales, porque fueron mi manera de llegar y conectar de manera directa con las personas”.

La clave para el éxito es atreverse, ser constante y disciplinado en lo que se ama, así lo considera Camargo Pimiento. “Al comienzo siempre hay dudas acerca de si se puede vivir o no del arte, y si justifica solamente que sea tu pasión para hacerlo toda la vida, pero es cuestión de tomar el riesgo y romper esas barreras que establece la sociedad, sobretodo en ciudades como Bucaramanga”.

Universidad Autónoma de Bucaramanga